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Desmientan a Sampaoli

Sevilla FC-Cádiz CF | La previa

El Sevilla recibe a un directísimo rival como el Cádiz en medio de una tormenta institucional que cobrará forma con la protesta del sevillismo y con los árbitros en la lupa de los amarillos

Ocampos, por el sancionado Acuña, en la convocatoria del Sevilla ante el Cádiz

Sampaoli ya espera poco del mercado: "Es lo más difícil que me tocó"

Lamela, en un rondo con En-Nesyri y Ocampos. / Juan Carlos Vázquez

Empieza a ser sospechosa la actitud de Jorge Sampaoli. Y no es que haya que verter una sospecha negativa sobre su actitud como profesional, sino que el técnico ya no sabe cómo refrenar su desencanto sin que le rezumen de su discurso palabras de resignación que solapan las de una cada vez más forzada ilusión. El técnico de Casilda puso patas arriba la planificación en su comparecencia previa del crucial Sevilla-Cádiz, dejó la larga sombra de la duda de que llegue algún futbolista más; dejó sentencias como que lo que imagina que sería ideal "no pasará"; se desengañó públicamente con la frustrada salida de Januzaj... Pero sobre todo dudó de que la afición del Sevilla sepa distinguir entre una protesta social y el aliento al equipo.

Ahí sonó reverberante a eco dolido la voz de Sampaoli, cuando abordó el asunto de la manifestación que el sevillismo de base ha convocado para las 19:30 de este sábado, hora y media antes del partido, en la idea de no "contaminar" la final ante un directísimo rival con el pernicioso ambiente previo. José Castro –acusado y abogado a un tiempo– lo desmintió después y aseguró que el sevillismo, soberano y viejo, sabrá distinguir una cosa de la otra. Pero lo de Sampaoli sonó a resignación profunda, a desencanto general con lo que él llama el "exitismo" de una sociedad que sólo valora el resultado más allá del esfuerzo.

La pizarra / Infografía / E.F.

El hecho de que el entrenador del Sevilla hablase más de la planificación o del contexto social ante lo que debería ser un encuentro en el que, todos a una, como en Fuenteovejuna, se unieran las fuerzas para empezar a espantar el fantasma del descenso, ya es un síntoma negativo. Que el sevillismo se tenga que manifestar para dejar a las claras su absoluta disconformidad con la gestión del actual consejo de administración y, sobre todo, su comité de dirección –Castro, Monchi y José María del Nido Carrasco como cabezas visibles del desaguisado–, es otro síntoma poco halagüeño.

Y luego está el equipo, el escaso grupo de futbolistas, 17 de la primera plantilla, que convocó ayer Sampaoli junto con cinco jugadores del filial para sacar adelante una finalísima en este extraño y temprano momento del calendario liguero. Y justo cuando, pasado el paréntesis –molesto o refrescante, allá cada cual– de la Copa del Rey, pase también por Nervión otro rival directísimo, el Elche, el único equipo que antes de esta jornada decimoséptima está por debajo del Sevilla en la clasificación. Así es la triste realidad del club de Nervión actualmente.

Llega el Cádiz con un punto más y un puesto por delante después de que precisamente el Elche le hiciera un favor al Sevilla sacando un punto del Nuevo Mirandilla. Un punto que llegó con una tremenda polémica por la posición de fuera de juego previo que no vieron ni el árbitro Iglesias Villanueva, que incluso ha pedido disculpas en una carta pública a la afición del Cádiz, ni desde el VAR. El revuelo ha sido tal que Manuel Vizcaíno, tan dado a hacer ruido cuando ve la ocasión, ha pedido impugnar el partido desde el minuto 81.

Es decir, que Hernández Hernández y Cuadra Fernández, árbitro de campo y de VAR respectivamente, estarán mirados con lupa desde el lado amarillo. El partido llega, por tanto, condicionado de múltiples formas y con 600 aficionados cadistas en las gradas como notarios de lo que ocurra a partir de las 21:00.

Será el partido en el que podría volver a vestir la camiseta del Sevilla Lucas Ocampos, después de que el club de Nervión forzara su vuelta peleando con el Ajax el pago íntegro de la prima de cesión de 4 millones de euros. Sin fichajes que llevarse a la boca, salvo el hasta ahora dignísimo y muy aseado Loïc Badé, el comité ejecutivo prefirió arañar dos millones de euros que tener a Ocampos con Sampaoli desde hace dos meses... Esta es la triste realidad del actual Sevilla y contra ella deben luchar dirigentes, futbolistas... y aficionados. Desmientan todos a Sampaoli. Que Nervión sea por un día Fuenteovejuna...

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