Alas en pro de la ilusión de la Liga
Osasuna - Sevilla | La previa
El Sevilla, fortalecido por Martial, el regreso de los marroquíes y la recuperación de varios lesionados, reinicia en Pamplona su lucha por la Liga
Lopetegui: "Jesús Navas no tiene el alta aún, Martial viajará a Pamplona"
¡Albricias!, sólo tres o cuatro bajas e incertidumbre con Diego Carlos
Con la resonancia del bronce de las campanas y los cañones, el destino llama a las puertas del Sevilla. Son aldabonazos claros y sonoros que dejan su eco en todo el panorama nacional. Ya nadie, salvo un Julen Lopetegui siempre cauto, puede negar que es el principal competidor con el Real Madrid su Sevilla, ese sólido bloque que ha resistido ocho partidos invicto en la Liga pese a la tremenda racha de los dos últimos meses de lesiones e incidencias como el Covid, con hasta 11 bajas en el partido de Mestalla, por ejemplo. En Valencia ni pudo estar presente el entrenador, que también se ausentó ante el Celta por su positivo. Hoy sí estará en el banquillo de El Sadar, primera parada de esta nueva fase de un equipo claramente revitalizado, oxigenado y refrescado.
Porque de golpe y porrazo, el entrenador sevillista no tiene que hacer tanto recuento de bajas para completar una convocatoria con futbolistas del filial como encaje de piezas para saber qué engranaje le puede ir mejor según los efectivos que tiene y las características del rival. ¿Jugará Martial en la izquierda junto a En-Nesyrio seguirá apostando por Rafa Mir? ¿Estará en plenas condiciones Ocampos para partir desde la derecha o le dejará su sitio a Tecatito Corona pese a que el mexicano se bajó de un avión para subirse a otro? ¿Le vendrá mejor el trabajo y el empaque de Rakitic como centrocampista más adelantado o confiará en la visión de juego de Papu Gómez u Óliver Torres? ¿Estará en plenas condiciones Diego Carlos, ya convencido de que su pelea no está en la Premier, o tendrá que tirar de Rekik para no forzar al brasileño?
Incluso cabría preguntarse si Jesús Navas estará ya apto para la competición, una vez que se regreso, después de tres meses, casi llena el vaso de la energía recuperada, aunque una cosa es estar disponible para entrenar y otra competir después de tal receso.
De pronto, a Lopetegui se le ha abierto el abanico de extensa panoplia que es la envidia de muchos equipos de España. Esa es la nueva realidad del Sevilla y con ella debe capear el temporal de ese estatus a veces incómodo, el de la presión del grande, un factor con el que hay que saber vivir. Y eso es lo primero que ha de hacer el grupo que adiestra el guipuzcoano, asumir el reto desde la ilusión, sin la presión natural de un grande, pero con realismo.
Lopetegui, ajeno al ruido mediático que incluso parece molestarle pero que es inherente al fútbol como fenómeno de masas, centró el foco en el siguiente partido, el Osasuna de Pamplona en su pequeño y ruidoso feudo de El Sadar. Un rival que históricamente le ha dado problemas al Sevilla, que últimamente sí ha podido plasmar sobre el césped la diferencia de calidad y de presupuesto entre ambos equipos. Jagoba Arrasate tiene sus armas, como advirtió el guipuzcoano del vizcaíno, pero ahora mismo incluso tiene más bajas que el Sevilla, lo cual es una buena noticia para los intereses de éste. El contraste entre el recuento de bajas previo al parón y el cúmulo de efectivos actual es enorme. Y ahora toca plasmar esa ilusión, con intensidad y fútbol, sobre el césped. Porque más que el ruido de El Sadar lo que vibra en el aire es el eco de esos aldabonazos del destino en las puertas del Sevilla.
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