Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
El partido del Sevilla | Análisis
Los dos pequenitos, los tarros mini de talento... fueron los que lograron sacar al Sevilla del guión anodino en el que había entrado en la siempre difícil plaza de El Sadar. Tecatito Corona y Papu Gómez tiraron con su forma de interpretar el fútbol de la cuerda para tratar de acercar al equipo de Lopetegui al carril del triunfo, y cerca estuvo de conseguirlo en un duelo en el que fue de menos a más, pero la falta de acierto de Rakitic privó a los nervionenses de dos puntos que lo alejan de ese sueño que pulula a su alrededor
Le costó al equipo del guipuzcoano encauzar la noche por donde más le convenía, pero es que las dificultades siguen apareciendo. Si Julen empezaba a respirar –o creía que podía hacerlo– con la suma de efectivos más que con la resta de los mismos después de mucho tiempo, en el calentamiento se le caía Ocampos y a los dos minutos Montiel, teniendo además que gastar un cambio sin romper a sudar.
Pero más allá de eso, el partido Sevilla discurrió entre el tono monocorde de muchas tardes, que prevaleció sobre todo en la primera parte, y la chispa que lograron meter el Tecatito y el Papu, futbolistas que entran en ese perfil de cucos y cancheros a los que se les bautiza con apodos de personajes casi de dibujos animados que destacan por su astucia y vivacidad. El mexicano, que entró primero como lateral derecho, dinamizó el ataque cuando Koundé entró para cubrirle las espaldas. Y el argentino, desde dentro, logró que el juego tuviera más ritmo.
Con la vuelta de En-Nesyri, el inicio defensivo fue distinto al habitual, más dinámico en los desplazamientos, pero con menos presencia. Óliver Torres y Martial en la segunda línea tampoco se acoplaron bien en la presión con el de Fez, y al Sevilla le costó trabajo recuperar el balón donde le gusta, cerca de la portería rival.
En la línea de atrás hubo que reestructurar cosas, con Gudelj al principio (después ya no) entrando y saliendo de la línea de centrales según el equipo estuviera en fase defensiva u ofensiva. Sin embargo, ese fútbol de disputa y duelo constante que propone siempre el Osasuna iba minando las intenciones de los blancos en ataque, aunque, a diferencia de otras veces, no causaba inquietud en ese juego aéreo, caída y segunda jugada. En la segunda parte, además, apenas llegó el rival al área de Bono.
La circulación de posiciones entre En-Nesyri, Martial y Óliver Torres no era suficiente para que apareciera la deseada profundidad, ese concepto que se le atraganta al modelo de Lopetegui o que, simplemente, no es compatible si juega a hundir a los contrarios. También la baja de Ocampos se sintió. Y fue el Tecatito el que logró sacar petróleo de situaciones con poco espacio. Si Martial necesita metros para explotar su potencia, Corona se crece en el espacio corto y con el rival parado. Un arma efectiva en ataques de posición.
También el Papu dinamizó la circulación y aceleró las basculaciones para que surgieran espacio.
La convicción de la segunda parte.
Poca coordinación en un frente de ataque totalmente novedoso.
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