Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Sevilla FC
Llegó el momento para Óliver Torres.Como Lamela la semana pasada, al extremeño, ese niño prodigio que fue y que se hizo mayor en el Sevilla, abandona el nido en busca de otros horizontes tras no tener sobre su mesa una oferta de renovación. Un chico normal, un buen futbolista que deja 201 partidos oficiales con la camiseta nervionense y dos Europa League en cinco años en los que ha pasado de todo: Momentos de vacas gordas, una pandemia, ser arrinconado sin estar en la lista de Champions tras ganarse el derecho de disputarla, y dos temporadas de crisis gorda.
Una pena. Un jugador de club de los que no se deben dejar escapar. Y menos con su edad. 29 años. Honestidad con talento, una mezcla que es difícil, casi imposible, encontrarla. Pero... el que la lleva la entiende.
El de Navalmoral de la Mata, que abandonó su pueblo con 14 ó 15 años en busca de un sueño en el Atlético de Madrid, conectó como pocos con el club y con la ciudad. No fue el jugador preferido de algunos, pero siempre estuvo ahí. Ofrecía una visión diferente, desatascó con su ingenio muchos partidos y corrió una barbaridad, pero una barbaridad, siempre a costa de lo suyo, su lucimiento técnico. No era un jugador rápido, no tenía esa chispa de otros. Si hubiera sido así, entonces, con sus cualidades, el Sevilla no podría haber accedido a tenerlo en sus filas.
Arropado por su familia, de la que se alejó siendo un niño, Óliver Torres recibió el cariño del club.
“Pensaba que estaba duro, que no me iba a emocionar. Es un día triste por lo que dejo atrás. Haber vestido esta camiseta durante cinco años, estar aquí, haber conocido a mucha gente. No son esas Copas (señaló a los títulos de Europa League), son mis compañeros, mis amigos, mi familia, que siempre estado ahí. He podido hacer más pero he dado todo lo que he tenido”, indicó sincero y se dirigió a los gestores, Del Nido Carrasco, Castro y Orta. “Vais a volver a llevar al Sevilla a lo más alto. Sois gente buena y profesional”, les dijo.
Óliver tuvo un gesto especial hacia sus compañeros. ”Todos con los que he coincidido aquí en estos cinco años, me habéis hecho mejor”, dijo y destacó a uno, presente en el acto: “Joan (Jordán) es una fiel representación de lo que es un compañero. Joan es lo que es la vida. Pasas por buenos momentos y por malos. Es el que más se cuida, el primero que llega a entrenar. Me llevo un amigo que en el mundo del fútbol no es fácil. Eres un ejemplo para mí. En caídas que he tenido has sido mi referente”.
El centrocampista también agradeció a los entrenadores que ha tenido todo lo que aprendió de ellos, pero destacó a dos de ellos. “Julen, que junto a Monchi hicieron posible que viniera aquí. He aprendido mucho de todos y de todos me llevo algo. Con Mendilibar, al principio nos costó, pero luego tuvimos conexión. Con él me sentí como un niño. Tenía esa ilusión. Todos los entrenadores me han dejado algo. Desde pequeño, siempre he sido muy criticado por el estilo de juego, pero he sabido adaptarme a todos los entrenadores”, explicó
“Y no me puedo ir de aquí sin acordarme de la afición, me he sentido un privilegiado de cantar a capella el himno con ellos, he disfrutado con ellos y hemos celebrado las Copas. Sevilla me recibió muy bien y me despide muy bien. Cuando te dan la posibilidad de representar a un club como el Sevilla hay que aprovecharlo. No se puede pasar por los sitios sin dejar huella. Es un orgullo haber pasado por un club como el Sevilla y que se lo pueda contar a mis hijos”, recalcó.
Y la persona acaba calando. “Sevilla es familia. Según llegas te acoge. Ya no es sólo el club... la gente te hace sentir uno de los suyos. La ciudad da vida. He sido un afortunado. Ojalá todo el que llegue se quede con los recuerdos que yo me llevo”.
¿Posibilidad de renovar?. “Este año ha sido muy complicado para todos. Había muchos problemas como para estar pensando qué hacemos con Óliver. El Sevilla está por encima de eso. Llegué en un proyecto nuevo y estoy convencido que son profesionales que van a hacerlo lo mejor posible. La no propuesta de renovar no va a cambiar nada entre nosotros”.
“Estar en el Sevilla es un privilegio y una fortuna. Ha sido un año malo, pero estoy seguro de que va a reconstruirse y va a volver a conectar con la afición Los jugadores que van a venir van a llegar con ilusión como llegué yo”, agregó.
Su peor momento en el Sevilla. Cuando lo dejaron fuera de la lista de la Champions. “Fue el 31 de agosto. Me cogió Lopetegui, que era mi padre futbolístico, me dijo que me había elegido para quedarme fuera. Elegí no caerme, no rendirme. Tuve una videollamada con mi familia y decidí seguir luchando. Luego llegó la recompensa. La mejor que es después me dijo que se había equivocado conmigo ese día, que se había equivocado. Levantar la Copa en Budapest fue el premio. Fue mi mejor momento. Significó mucho a nivel vital”.
Y un consejo para el futuro. “Los que están aquí son muy criticados. Pero trabajan para hacerlo lo mejor posible. Es momento del sevillismo unirse. El Sevilla es más grande que todo lo que hay aquí”.
Volver? “Sé que en algún momento trabajaré para el club. No sé de qué. Creo que puedo ser muy válido, quizá no para el primer equipo, pero a niver de los chavales sí. Me encantan los niños”.
Óliver no desveló sus planes. Tiene ofertas, pero no ha decidido. “Llegué aquí con 24 años con muchos sueños y eso sigue intacto. Siempre busco dosis de ilusión. El futuro es incierto. Estoy agradecido por toda la gente que se ha interesado por mí. No tengo miedo a los cambios, buscar otras culturas, intentar hablar ese inglés que nunca he perfeccionado... Estoy abierto a todo. Pero aún no lo sé”.
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