Ocampos llegó con la varita del picante

Sevilla FC-Cádiz CF | Informe técnico

El Sevilla se topó con el infortunio o la ansiedad después de madurar el partido por todas las vías hasta que el argentino zamarreó lo justo para decantar la balanza yendo con fe al remate

Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Cádiz

Ocampos: "Trabajo todos los días un poco más que mis compañeros"

Minuto 74: sale Ocampos, decisivo en 20 minutos, por Lamela, que lo intentó todo y hasta marcó un golazo que fue anulado. / José Ángel García

Echaba en falta el Sevilla ese fútbol que no está en los manuales pero que decide. Ese picante con el que Ocampos irrumpió en un partido bien madurado por un Sevilla que estaba haciéndolo todo para marcar pero que se topaba ora con el infortunio ora con la ansiedad. La exasperación por el irregular criterio de Hernández Hernández también contribuyó a que se sumaran pesas en la balanza de la frustración. Pero hasta en reclamar con fe la mano de Alejo en el penalti fue clave Ocampos. A veces el fiel de la balanza se decanta por detalles pequeños, y esa forma en la que primero fue al remate y luego reclamó el penalti tras un venenoso centro de Suso fue clave.

El Sevilla, serio en lo defensivo, buscó de muy distintas formas la manera de doblegar a un Cádiz con el plan bien aprendido. Concentrado, no se dejó sorprender a la contra un Sevilla bien plantado con el habitual 3-4-3 pese a que andaba cojo en la izquierda por la sanción de Acuña. Jorge Sampaoli lo solventó con soluciones híbridas. Fernando se adelantaba desde su puesto de central. Rakitic se iba a iniciar al hueco de la izquierda, Rekik apoyaba por dentro a Lamela, el ala en la siniestra...

Defensa

Con Jesús Navas casi de extremo, Loïc Badé, Gudelj, Fernando y Rekik formaron casi una línea de cuatro. Y cumplieron la misión de no permitir el primer control, la peligrosa vuelta, en el inicio de los contraataques amarillos. Sólo a partir del minuto 21, tras una rápida contra que sí montó el Cádiz por la izquierda con tiro final de Lozano y paradón de Bono, se descompuso un poco el Sevilla ante el paso adelante amarillo. Apenas fueron unos minutos y el partido volvió a su ser: se jugó más en campo contrario y la zaga siempre tuvo sitio y anticipación.

Además, hubo energía y rapidez de reacción en los robos adelantados, lo que de paso propició algunas de las más claras llegadas del ataque sevillista. Ahí, en los tres cuartos de campo, en territorio enemigo, también anduvo firme el Sevilla con Joan Jordán, Rakitic, Óliver Torres y Lamela, junto a la siempre encomiable labor sorda de En-Nesyri, obstaculizando la salida amarilla.

Ataque

Desde un posicionamiento asimétrico, en el lado derecho percutía Jesús Navas y el flanco izquierdo quedaba en la banda para que fuesen apareciendo por allí Lamela, la mayor parte de las veces, Rakitic, Rekik... Pero esa asimetría volcaba casi naturalmente los ataques hacia la cal donde bullía Jesús Navas apoyándose en Óliver Torres.

De las botas de éste salieron las ocasiones del Sevilla hasta el descanso, inluido el gol anulado por su posición de fuera de juego:el balón interior a Lamela para el mano a mano con Ledesma (30’) y la volea desviada tras una falta que estrelló Lamela en la barrera (35’). No fue raro que ambos, las dos alas, fueran los protagonistas del anulado 1-0. Entretanto, En-Nesyri se hartaba de correr tirando desmarques sin éxito, porque nadie lo lanzaba por dentro.

En la segunda mitad, Joan Jordán sí ocupó esa mediapunta y lanzó por el medio balones peligrosos. No todo fue de banda a banda y se fueron sumando las ocasiones y las paradas de Ledesma. La mejor, una de Óliver Torres a pase de En-Nesyri, habilitado por Lamela en una jugada rápida y de intuición que sacó Iza (68’) justo antes del tirazo de Rakitic (69’). Con la salida de Ocampos, el Sevilla aceleró el ritmo y cantó bingo.

Virtudes

Seguridad atrás, con sobriedad y sin manoseo del balón, y variedad y perseverancia en la búsqueda del gol.

Talón de Aquiles

Los máximos responsables, Monchi y Sampaoli, se mostraron demasiado alterados. Y eso no ayuda.

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