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Los Remedios estalla de ilusión con su Heraldo

Ocampos, contrarreloj contra el dolor y por la Copa

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La prueba del argentino el viernes abrió un hilo de esperanza en su deseo de jugar la decisiva vuelta de la semifinal con el Barcelona

Suso se entrena y Ocampos se prueba y ya pisa el césped

Ocampos dialoga en el Sánchez-Pizjuán con Lopetegui. / Antonio Pizarro

El viernes, en vísperas del Sevilla-Barcelona de la Liga, Lucas Ocampos sorprendió al sevillismo en general cuando apareció sobre el césped de la ciudad deportiva calzado con las botas. Parecía precipitada esa aparición con ropa deportiva y dispuesto a pisar fuerte sobre el terreno de juego apenas días después de haber aparecido con muletas en el Ramón Sánchez-Pizjuán para apoyar a sus compañeros el día del Sevilla-Barcelona de Copa. En su mente estaba llegar a la vuelta de la semifinal y ahora disputa una contrarreloj contra el dolor.

Hoy se cumplen 23 días desde el 6 de febrero, cuando Djené le hizo la durísima entrada que le provocó la lesión en su tobillo. El diagnóstico, tras realizarse un TAC, el lunes 9 de febrero, era complicado: "Esguince grado II de la sindesmosis anterior y del ligamento peróneo calcáneo del tobillo izquierdo".

En aquel momento parecía imposible que Ocampos pudiera estar en la vuelta de la semifinal e incluso en la de los octavos de final de la Champions. En circunstancias normales, desde luego, no forzaría la articulación con apenas 25 días entre la lesión y el primer partido de competición, desde aquel sábado 6 de febrero a este miércoles 3 de marzo. Pero las circunstancias no son normales: está en juego una final de la Copa del Rey y Ocampos quiere ayudar a conseguirla.

La lógica indicaría que está descartado para jugar el partido, pero el hecho de que el viernes se probara para jugar el sábado, aunque no tuviera "buenas sensaciones", como reconoció Julen Lopetegui en la previa de la cita liguera, abre un hilo de esperanza sobre su evolución. "Cada vez falta menos", escribió el viernes en Twitter el jugador, con una foto suya con las botas. Ayer, desde luego, no fue visto sobre el césped de la ciudad deportiva, donde se ejercitaron sus compañeros para iniciar la preparación específica del partido decisivo en el Camp Nou en busca de la final de la Copa del Rey.

Ocampos, por su carácter, su potencia para dar salida y mantener el balón, por su confianza desde el punto de penalti –un factor a tener en cuenta en una eliminatoria– sería un plus para la batalla del Camp Nou. Pero manda la estabilidad del tobillo, no ya el dolor que pueda soportar.

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