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Muere Rosendo Cabezas, un hombre muy querido dentro del Sevilla

Sevilla FC | Obituario

Fue mánager general del club desde 1987 hasta 1998 y de su mano llegaron futbolistas como Zamorano, Suker, Simeone, Polster o Tsartas

Rosendo Cabezas, en una fotografía de archivo de 2004.

Las redes sociales dejaban este miércoles, a través de una de sus hijas, una triste noticia para el sevillismo. Rosendo Cabezas (15-8-1945, Barcelona), mánager general deportivo del Sevilla desde 1987 hasta 1998, fallecía en Salamanca, donde residía con su familia, a la edad de 77 años.

Rosendo Cabezas estuvo en el Sevilla durante 26 años, desglosados en dos etapas y con un paréntesis desde 1998 hasta 2003, cuando se tuvo que trasladar definitivamente a su Salamanca querida debido a diferentes problemas personales. Después volvería al equipo ya encabezado por Monchi hasta 2013, cuando en septiembre de ese año abandonaba definitivamente la entidad nervionense.

Desde que llegara en 1987 de la mano del entonces presidente, Luis Cuervas, este singular conversador, buen amigo de todos sus amigos, fue capaz de descubrir a futbolistas de la talla del uruguayo Bengoechea, el chileno Zamorano, entonces en el Saint Gallen, un club de la primera división suiza y del que comentaba con sus allegados que era el mejor delantero del fútbol europeo antes de ficharlo prácticamente al mismo tiempo que pregonaba que el entonces absolutamente desconocido Prosinecki era el mejor centrocampista, el austriaco Toni Polster, el croata Davor Suker, al que lo contrató procedente del Dinamo de Zagreb junto a su inseparable ZeljkoPetrovic, el argentino Diego Pablo Simeone o incluso el griego Vasilis Tsartas, una de sus últimas grandes apuestas como director deportivo del Sevilla.

Ros Cabezas era un tipo singular que trataba de instruir a los periodistas deportivos de la época, de unos años en los que no existía la ayuda de internet y él les aportaba un vademécum procedente de Italia en el que se registraban los datos de todos los futbolistas de absolutamente todos los equipos europeos. Era un transfermarkt en los tiempos del papel y no de la era digital.

Nacido en Barcelona, Ros Cabezas siempre presumió de haber estudiado la carrera de Medicina, aunque no llegó a ejercerla al decantarse por el fútbol y por descubrir talentos, sobre todo para su Sevilla, en el que recaló y se enamoró profundamente de la entidad. Después de Cuervas trabajaría también a las órdenes de José María del Nido ya con Monchi en la dirección deportiva del club.

Antes de abandonar definitivamente el Sevilla, en septiembre de 2013, Rosendo Cabezas tenía especiales recuerdos para sus grandes amigos, con los que conversaba debajo de la famosa parra de la ciudad deportiva. Concretamente para aquel maravilloso club de los cafés en la ciudad deportiva integrado por Manolo Ruiz Sosa, su ayudante en la secretaría técnica, Antonio Leal Graciani, el médico de la entidad, Pepe Alfaro, uno de los mejores cazatalentos de la cantera sevillista de todos los tiempos, y Florencio, el hombre que cuidaba la instalación, en el que fueron instruidos sobre el interior del fútbol tantos y tantos jóvenes periodistas de la época. Y también para el entonces gerente del club, Manolo Vizcaíno, otra de las personas que siempre estuvieron a su lado.

También caben ser recordadas aquellas partidas de dominó durante la concentración veraniega sevillista en la localidad italiana de Magnano in Riviera con Vicente Cantatore, donde la sabiduría y las anécdotas sobre el fútbol fluían sin cesar.

Buenas anécdotas deparaba el viaje de Rosendo Cabezas, junto al entonces vicepresidente Pepe Álvarez, para terminar de gestionar el fichaje de Diego Armando Maradona en Nápoles junto al entonces presidente del club italiano, Corrado Ferlaino. También deparó muchas situaciones pintorescas la llegada de Rinat Dassaev, cuando la Unión Soviética comenzaba con su apertura y era complicado sacar a un futbolista de allí.

En su periplo futbolístico, Rosendo Cabezas, entre otros clubes, también trabajó para su querido Salamanca y para el Sporting de Gijón tras su periplo como sevillista. Comenzó en la UD Salamanca entre 1978 y1983 como secretario técnico. Posteriormente, abandonó tierras salmantinas para ejercer el mismo cargo en el Real Zaragoza entre 1983 y 1987.

Descanse en paz, Rosendo, un buen hombre.

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