La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Y después del sanchismo, la necesaria regeneración
Sevilla FC - FC Barcelona | Nombres propios
El Sevilla se vio engullido por su propia incapacidad para afrontar la cita contra el Barcelona como un partido de tú a tú. Los sevillistas salieron encogidos y eso los condujo a la frustración y a actuaciones individuales francamente decepcionantes en la mayoría de los casos. Eso sí, hubo excepciones, como Joan Jordán o Koundé, a la hora de querer rebelarse contra las circunstancias dentro de la escuadra de Lopetegui.
No fue un partido brillante del medio centro catalán, como de ninguno de sus compañeros, pero él, al menos, sí fue capaz de aguantar el balón y no soltarlo a la primera sin sentido. Regateó cuando lo necesitó y, sobre todo, transmitió su frustración por haber perdido, incluido un pique con Messi bastante llamativo.
Lopetegui le dio confianza tras su buena actuación contra el Osasuna y la verdad es que el rendimiento contra su antiguo equipo no pudo ser más pobre. Fue sustituido en el descanso y en este caso con toda la razón del mundo, ya que era una máquina de perder balones, incluido uno fácil que dio lugar a la contra del 0-1 tras el esfuerzo de Fernando.
Es verdad que Messi ha aprendido a buscarle las cosquillas exagerando las entradas para provocar la tarjeta fácil y limitar su ventaja física, pero de no haberse producido algún problema físico es complicado entender que fuera sustituido en el descanso. Su rendimiento no era el peor, ni muchísimo menos, entre los futbolistas del equipo inicial.
Peleó con Piqué por las pedradas que le llegaban desde las zonas más atrasadas cuando sus compañeros trataban de esquivar la presión azulgrana de esa manera. Alguna pelota ganó, la mayoría las perdió, pero el problema no es suyo, sino de una idea futbolística errada en un equipo que suele asumir riesgos.
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