El Sevilla de Lopetegui se lo toma muy en serio en Lucena
Ciudad de Lucena - Sevilla | La crónica
El Sevilla sale con la intensidad adecuada y resuelve en la primera parte su pase a la siguiente ronda de Copa con los goles de Óscar Rodríguez, De Jong y Jordán, éste de penalti
En la salida de tacos del Sevilla de ese largo camino hacia la final de Copa, todo salió como Julen Lopetegui deseaba. La eliminatoria ante el Ciudad de Lucena, un equipo que es segundo en su subgrupo de Tercera División, quedó resuelta muy pronto, el desgaste de la formación, ya de por sí trufada de suplentes, fue discreto, y además no hubo lesiones, un factor siempre a tener en cuenta en choque de este pelaje. A los dos minutos ya ganaba el Sevilla gracias a Óscar Rodríguez, al cuarto de hora amplió la ventaja De Jong y al filo del intermedio abrochó la goleada Joan Jordán de penalti cometido sobre Óscar.
El segundo tiempo fue un dulce trámite que sirvió para que Gnagnon debutara esta temporada como central y Zarzana también se estrenara, en su caso como extremo derecho.
Hasta siete cambios introdujo Julen Lopetegui con respecto al equipo que sacó adelante el feo partido en Getafe. Bajo su habitual esquema 4-3-3, mantuvo a Aleix Vidal en la derecha, rescató a Rekik para la izquierda y ese comodín que atiende por Gudelj actuó esta vez como central del perfil siniestro, el que detenta casi siempre Diego Carlos, que descansó por fin. A la derecha del serbio, Sergi Gómez.
Se especuló en la previa con la posibilidad de que Javi Díaz actuara en la portería, pero Lopetegui no quiso experimentar en tan delicado puesto y mantuvo a Bono. En la medular, la novedad era ver a Joan Jordán como pivote, como vértice más retrasado del triángulo que dibujó con Óliver Torres y Franco Vázquez. Y arriba, Óscar Rodríguez maniobró por la derecha, Idrissi en el costado contrario y De Jong ofició de punta de lanza.
Ese trío de la vanguardia tardó muy poco en sofocar los ánimos lucentinos. Resultaba extraño, y hasta reconfortante, escuchar los ánimos de los 400 espectadores locales que poblaron, según las medidas restrictivas, las gradas del Municipal Ciudad de Lucena. Después de tantos sonidos enlatados en los partidos televisivos, se agradece la naturalidad.
Pero los moderados decibelios de los contados hinchas cordobeses se fueron apagando a medida que el encuentro fue soltando amarras y quedó plasmada con rotundidad la diferencia de categoría y también de nivel entre un equipo de octavos de Champions y un equipo, bueno, eso sí, de Tercera.
Dimas Carrasco, el entrenador de los celestes, ordenó una temeraria defensa temeraria, muy adelantada, que fue un apetecible pastel para Óscar Rodríguez, Idrissi y De Jong. El holandés se antoja un delantero un tanto lento cuando se faja ante zagueros de Primera División, pero ante los defensas del Ciudad de Lucena, su zancada y movimientos sí que salvaron obstáculos casi siempre. Y por fuera, Óscar e Idrissi hallaron abiertas dos autopistas en cuanto uno de rojo levantaba la cabeza y abría a un costado.
A los dos minutos, una penetración por la izquierda acabó ya en el 0-1 al aprovechar Óscar Rodríguez un pase de Óliver Torres para recortar con frialdad dentro del área, acomodarse el cuero para la zurda y fusilar desde cerca al guardameta Adri.
Ese tanto asentó a los sevillistas muy pronto, aunque el Ciudad de Lucena mantuvo su intrépido plan. Fue arriba a presionar, con su mejor hombre en ataque, el zurdo Víctor Morillo, pululando por la derecha para buscar su potente golpeo a portería. Lo ensayó una vez pasado el cuarto de hora y Gudelj, en cuya cabeza impactó con violencia la pelota, supo del cañón que atesora Morillo en su pierna izquierda.
Fue la segunda llegada de los celestes. La primera contuvo más veneno: un mal despeje de Aleix Vidal, que dejó el balón muerto en el área al delantero centro local, Maero, al que pronto se le echaron encima. Por entonces, el Sevilla aún ganaba 0-1 y esa acción, en el minuto 12, pudo obligarle a un sobreesfuerzo.
Pero poco después lo que sobrevino fue el 0-2 y con él, la definitiva serenidad del equipo rojo. Llegó por una acción similar a la primera, Idrissi entró como un puñal por el costado, agradeciendo que la línea de los lucentinos estaba a la altura del centro del campo, y sirvió al corazón del área un pase que De Jong, con la misma frialdad de Óscar en el 0-1, convirtió en gol tras dos recortes y un tiro seco.
Pudieron ampliar la ventaja Óscar en una falta que se le fue por poco e Idrissi en un derechazo cruzado al palo, pero fue Joan Jordán quien lo hizo en un penalti un tanto riguroso a Óscar. Era el minuto 45 y ese 0-3 invitó al equipo a atemperar la reanudación.
Entró Carlos Fernández por De Jong, pero pronto se percibió que el Sevilla bajó dos marchas su intensidad. Incluso los locales se fueron animando y llegaron un par de veces, la segunda por un fallo en el corte de Gnagnon. Lo mejor fueron las ganas y desparpajo de Zarzana por la derecha. Ocampos y Koundé, éste en la medular, salieron a soltar piernas. Lo dicho, todo según el plan de Lopetegui.
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