'Nikefobia', el síndrome del tenista
Sevilla FC
El Sevilla sufre el miedo a ganar, un bloqueo mental que tiene que ver con más aspectos mentales que físicos
No cerrar el objetivo y la presión externa generan un temor al fracaso
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Atenazados y con un bloqueo evidente que agiganta a los rivales, presionados por su propia afición y la opinión pública, por la ansiedad de su entrenador y por las exigencias de un club que se juega mucho económica y deportivamente, los jugadores del Sevilla, a un punto de certificar su objetivo y sellar matemáticamente su tercera clasificación consecutiva para la Champions, sufren lo que muchos psicólogos deportivos han llamado el síndrome del miedo a ganar de los tenistas.
También denominado síndrome del brazo que se encoge, ocurre cuando un jugador está a un solo paso de ganar un partido y surgen los miedos, la responsabilidad, los nervios, la ansiedad… Más extrapolado al deporte general, podemos habar de Nikefobia, literalmente el miedo a la victoria. El momento del cierre, de la definición, es el más difícil para el deportista, por el estrés y la presión. El nombre de Nike –siglos más tarde lo acogió la multinacional americana– proviene de la diosa griega de la victoria, quien era capaz de correr y volar a gran velocidad, y este proceso inconsciente que impide controlar el estrés tiene mucho que ver con lo que le está pasando a un equipo que cogió altura en la clasificación, escuchó incluso de sus propios dirigentes que podía ganar la Liga y tiene miedo ahora a cerrar el objetivo.
El Sevilla de Lopetegui ha dejado pasar ya dos match ball para cerrar su partido Champions, como un tenista incapaz de controlar su ansiedad y que falla en los momentos importantes de su juego, es decir, en los que intenta dar lo mejor de sí. No fallar las bolas fáciles, soltar el brazo, no perder la confianza… son reglas que conocen todos los tenistas, aunque en el caso de los profesionales que tiene a sus órdenes el técnico vasco detrás hay toda una temporada con infinidad de vicisitudes pasadas que hacen que la erosión mental sea, si cabe, mayor.
El equipo, en los meses más duros de lesiones, ha ido conjurándose y sacando los partidos difíciles con rabia y un esfuerzo extenuante. Ahora que queda rematar la faena, aparentemente lo más fácil la fortaleza mental flaquea. Pensamientos negativos, descontrol emocional, excesiva responsabilidad… se unen a la fatiga acumulada.
La diferencia entre el fútbol y el tenis es que en éste este factor tiene más incidencia al tratarse de un deporte individual, pero también se da en situaciones de grupo, como le está ocurriendo al Sevilla. En un equipo de once jugadores es fácil que unos tengan la autoestima más alta que otros, surgen líderes y los mensajes de motivación pueden interactuar entre los miembros del grupo.
También está el entrenador, que debe saber canalizar todas estas emociones. En el caso de Lopetegui, muchos son los que piensan que su manera de dirigir no ayuda a los jugadores a mantener la calma, pero también habría que decir que se comportaba igual en la banda cuando el equipo ganaba. Porque eso es lo que le ha faltado al Sevilla en la segunda vuelta, en la que sólo ha invocado cuatro a veces a la diosa Nike, que se representa con un imagen femenina alada. Fue ante Elche (2-0), Betis (2-1), Granada (4-2) y Levante (2-3). El resto han sido dos derrotas, ante Real Madrid (2-3) y Barcelona (1-0) y nueve empates (lleva 15 en total, el que más). Los dos últimos ante Villarreal (1-1) y Mallorca (0-0), además de Cádiz (1-1) y Real Sociedad (0-0) en casa y frente a Rayo Vallecano (1-1), Alavés (0-0), Espanyol (1-1), Osasuna (0-0) y Valencia (1-1) fuera.
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