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Munir, el arte de no ponerse nervioso (1-3)

El Sevilla le da la vuelta al marcador en la recta final con la habilidad del delantero madrileño como factor decisivo

Lopetegui supo ponerle remedio con los cambios a un fútbol pastoso que lo conducía a la derrota

Lopetegui: "Los cambios los hacen buenos los jugadores"

Los futbolistas del Sevilla felicitan a Munir tras el 1-2. / Román Ríos / Efe

Triunfo importante para el Sevilla en su visita al Ramón de Carranza. El cuadro de Julen Lopetegui, incluido el propio entrenador vasco, supo rectificar a tiempo para arrancar el torneo liguero como lo terminó, con tres puntos sumados a un casillero que deberá estar muy repleto en este curso para alcanzar las cotas que algunos se han marcado como objetivo. Los sevillistas reaccionaron con las cinco sustituciones ordenadas desde el banquillo y cuatro de esos futbolistas fueron parte trascendente en los tres goles acumulados.

Porque esas decisiones tomadas por el cuerpo técnico pueden cambiarlo todo en estos tiempos de cinco cambios, el 50 por ciento de los futbolistas de campo. Iba Ocampos ladeando la cabeza como si no entendiera nada cuando le ordenaron que saliera del campo por la parte contraria a los banquillos y cabe suponer que al argentino le llegaría una cura de humildad con el desenlace final.

Sin él en el campo, y eso cómo va a ser pensaría el siempre piropeado extremo, sus compañeros, los que visten la misma indumentaria que él y tienen el mismo derecho a actuar por su trabajo en los entrenamientos y en los partidos, fueron capaces de hacer lo que no habían podido ejecutar con Ocampos en el campo. Dos goles en el breve espacio de cuatro minutos y el Sevilla se iba del Ramón de Carranza con los tres puntos añadidos en su zurrón.

Menos quejas, por tanto, y más meter el hombro en pos del colectivo. Lopetegui, una vez más, imparte una lección magistral desde su banquillo, pues De Jong fue el ejecutor del 1-1; el 1-2 llegó con la participación estelar de Joan Jordán, con su fenomenal pase a Munir e incluso Bryan interviene en la acción que protestan todos los cadistas; y en el 1-3 es Óscar Rodríguez quien le pone la pelota por delante a Munir para que éste le regale el gol a Rakitic.

Es decir, De Jong, Munir, Joan Jordán, Óscar Rodríguez y Bryan, justo los cinco hombres que fueron entrando en el terreno de juego para cumplir con las sustituciones reglamentarias por parte de Lopetegui. Y llegados a este punto también cabe focalizarlo todo en la figura de Munir. El hispano-marroquí le dio una lección a toda la plantilla de cómo hay que definir delante del portero rival y no es la primera vez que lo hace, ni muchísimo menos.

El pase de Joan Jordán había sido espectacular, pero la serenidad de Munir para no ponerse nervioso a pesar de que el partido estaba ahí, como otros días estará una final o una eliminatoria, fue impresionante. Mirada al frente en la conducción, ver la posición del veterano Cifuentes y tan fácil como localizar el disparo. Interior del pie, duro y preciso y balón a la red para que el Sevilla pudiera celebrar la consecución de tres puntos de oro.

Después volvería a repetir con la misma serenidad para facilitarle a Rakitic el primer tanto de su retorno y para demostrar, de paso, que con dos puntas es una de las alternativas más valiosas que puede tener Lopetegui en su plantilla. A Munir le cuesta trabajo jugar en solitario teniendo que pelear con todos los defensas, incluso no está agraciado del todo, por su falta de velocidad en el desborde, para partir desde el extremo, pero como segundo delantero es un futbolista de muchísimo nivel, por su intuición y, sobre todo, por su finalización. Si alguien aún tenía dudas, que le pegue unos pocos de pase al vídeo de este Cádiz-Sevilla.

Lopetegui introdujo cinco cambios en la alineación inicial para refrescar el equipo, pero el fútbol fue demasiado previsible

Todo acontecía para finiquitar un litigio que había arrancado con Lopetegui metiendo muchos hombres de refresco en su equipo inicial. Cinco futbolistas entraban entre los once elegidos para que el Sevilla no acusara el esfuerzo de haber jugado 120 minutos en Budapest apenas tres días antes. Sergi Gómez, Acuña, Óliver Torres, Gudelj y En-Nesyri eran titulares y debían conseguir que el equipo no bajara ni una sola unidad el ritmo con el que se suele manejar tanto en la presión como en los desmarques y la circulación de la pelota para desarbolar a los rivales.

Sin embargo, a la hora de la verdad no iba a ser así. El Sevilla fue demasiado pastoso, excesivamente académico en esos desplazamientos del esférico, aunque debió anotar el cero a uno en el minuto 8. Un gol de Ocampos en un pase atrás de Suso era anulado porque el VAR se empeña en ser un problema matemático en algo que es difícil precisar sin ningún margen de error por los puntos de fuga y demás. Las dos rayas que mostraron parecían una casi encima de otra y el espíritu de la ley se incumple cuando siempre oyeron estos oídos que en caso de duda no era fuera de juego.

Pero el tanto no subió al marcador y todo siguió igual durante un primer periodo muy equilibrado y en el que En-Nesyri tuvo alguna opción para haber hecho algo más. No fue así y el veterano Negredo se iba a encargar de darle una lección al poco de reanudarse el juego. El ex sevillista le dejaba un balón claro a Salvi para que éste adelantara a los amarillos.

La reacción de Lopetegui no iba a tardar. Con cinco cambios, el vasco apeló a De Jong, Joan Jordán y Munir de golpe para que todo comenzara a cambiar. Primero, porque el holandés fue capaz de conectar un cabezazo en un maravilloso centro de Jesús Navas después de haber mareado a su marcador en la banda. El Sevilla había logrado el uno a uno y ya iba a intentar dar siempre un paso adelante para adicionar todo el premio en su casillero.

Lo pudo ejecutar Rakitic en un remate que le salió mordido y blandito en el minuto 89, pero Munir se iba a encargar de impartir una clase de cómo no ponerse nervioso delante del guardameta rival. Criado en la cantera del Barcelona, ahí salió su capacidad para el golpeo y para hacer daño de verdad. Pura técnica individual y el Sevilla lo agradecía cuando cruzaba el puente de Cádiz camino de la antigua autopista de peaje. Uno a tres, no hay mejor forma de arrancar la Liga para situar el listón muy alto y gracias a Munir y ese arte para no ponerse nervioso delante del gol.

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