Monchi paró su coche ante varios jóvenes que lo insultaban

Hay tensión en el sevillismo. El peor arranque liguero en casa de la historia del Sevilla, superando ya el de la nefasta 96-97, en la que ganó en su sexto partido mientras que en la actual lo ha perdido, tiene consecuencias, máxime cuando ya está eliminado de la Champions y acudirá sin esperanzas al Etihad Stadium antes de un derbi que el sevillismo ve con poco optimismo.

Una de las imágenes de esa tensión se vio en la explanada ante el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, cuando Monchi abandonaba el recinto en su vehículo y varios jóvenes aficionados lo asaltaron. El director general deportivo se paró y habló con uno de los aficionados, al que incluso le da la mano y le toca la cara cariñosamente.

De fondo se escuchan gritos de "perro" mientras otro dice "este año se ha equivocado" y otro espeta: "Se ha equivocao y bien, en los billetes no". Tras hablar con uno de los hinchas, reanuda la marcha en su vehículo, mientras siguen los gritos irónicos: "Canta el himno".

La imagen habla por sí mismo porque se trata de un ataque directo al hasta ahora intocable Monchi, un ídolo de la afición sevillista que está pasando por su momento más bajo desde que se hiciera con el mando de la secretaría técnica al principio de este siglo de la mano de Roberto Alés, con el equipo en Segunda División, en la primavera de 2000. Desde entonces, en su haber hay diez títulos en las vitrinas del Sevilla y 18 clasificaciones europeas en 19 años, la mitad en Champions. Como para discutirlo.

Monchi ya ha protagonizado más de un episodio con la afición, como cuando hizo saltar al equipo del vestuario al césped tras la derrota en Almería. "Esto lo sacamos entre todos", les dijo a los aficionados desplazados, a los que solicitó cantar el Himno del Centenario.

No es la primera vez que se produce un cruce dialéctico entre profesionales y aficionados, como ya sucedió en el Estadio Jesús Navas en un partido del Sevilla Atlético. Es la consecuencia de una situación de inestabilidad del equipo, que ya mira claramente hacia los puestos de descenso.