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Mendilibar aterriza y firma como entrenador del Sevilla: un giro táctico radical

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El primer entrenamiento de Mendilibar como entrenador. / Antonio Pizarro

Ya está en Sevilla José Luis Mendilibar, que ha aterrizado a las 12:45 en un vuelo procedente de Madrid, para firmar su contrato hasta junio y entrenar al Sevilla esta tarde (18:00). El empecinamiento táctico de Jorge Sampaoli, sin piezas para ello, se ha llevado por delante la religión del amateurismo. La falta de ductilidad del argentino, su dogmatismo futbolístico, no casaba ya con la situación de emergencia del Sevilla, que ha reaccionado con celeridad ante el evidente cortocircuito entre los mensajes del técnico y la respuesta de los futbolistas. Mendilibar ya dirige su primera sesión hoy mismo, para imbuir en el parón a su nuevo equipo de un ideario radicalmente opuesto.

Las palabras del siempre mesurado Bono tras la derrota en Getafe, lamentando la "anarquía" del equipo, colmaron el vaso de la paciencia tanto como la imagen de la nueva derrota, una redundancia dolorosa tras las conversaciones internas entre Monchi, el técnico y la plantilla. Eso sucedió tras la dura derrota ante el Osasuna, momento en el que Acuña tiró el papel con instrucciones. Luego, las declaraciones del propio Acuña y las últimas de un hombre mesurado como Bono escenificaron la ruptura y lo estéril de aquella charla.

De momento, el 4-4-2

Desde esta tarde, José Luis Mendilibar (Zaldívar, Vizcaya, 14-03-1961) comenzará a realizar ese giro táctico tan radical. El técnico vizcaíno, de entrada, es muy partidario del 4-4-2 clásico. Es decir, en principio, prescindirá de ese dogma de fe de Sampaoli de los tres centrales, aunque éste al llegar siguió apostando por el 4-3-3 de Julen Lopetegui. El argentino puso hasta a Joan Jordán en esa posición, después de probar con Alex Telles, Acuña y, de manera más continuada, por Gudelj -ya un central del Sevilla- y Fernando.

Precisamente una de las cosas que intentó la cúpula del club en sus charlas internas fue hacer cambiar de idea a Sampaoli para que prescindiera de ese dogma, ante la obvia falta de piezas para el puesto de central. Pero eso será sólo un matiz. La sustancia será la idea de juego, más vertical y desechando la salida del balón tan retrasada, y tan letal en las últimas derrotas a domicilio (Girona, Atlético, Getafe...).

Avanzar con el balón, siempre

Eso de defender con el balón es otra de las cosas que desechará Mendilibar. "No todos podemos defender con el balón, para eso se necesita mucha calidad", ha dicho alguna vez el vizcaíno, uno de cuyos principios es saltar líneas rápidamente para que el balón se aleje del área propia y se dispute en el campo contrario.

En alguna rueda de prensa, Mendilibar torció el gesto cuando un periodista le sugirió que abusaba del pelotazo. "¿Pelotazos? Me da rabia que un despeje orientado se considere un pelotazo", vino a decir el técnico vasco, que acaba de cumplir 62 años.

"Al fútbol se puede jugar de muchas formas bien. Jugar directo, bien jugado, es bonito. Jugar en corto saliendo desde atrás, pero sobrepasando líneas, también es bonito", dijo en una charla televisiva cuando dirigía al Eibar, su equipo totémico. "Parece que sólo juega al fútbol el equipo que hace cuatro pases, aunque no avances, aunque estés en el mismo sitio", continuó.

¿Interiores? Girarse y encarar

En una reciente entrevista a Relevo, Mendilibar habló del giro generalizado hacia el 4-3-3 con preeminencia de interiores. El fútbol que ha reinado en España desde la eclosión del Barça de Guardiola y de la España de Luis o Del Bosque.

Pero su respuesta no puede ser más ilustrativa sobre su ideario futbolístico: "Ahora la zona del mediapunta se pide ocupar por dos interiores en un 4-3-3. A la España de Del Bosque y Luis Aragonés y al Barça de Guardiola les fue bien, y de repente parecía que todos teníamos que cambiar a eso. Yo creo que un interior tiene que poder jugar de mediapunta, porque es recibir para girarse y encarar. A mi eso de volver a tocar hacia atrás una vez has superado una línea rival… me chirría. Quiero jugadores que puedan encarar".

"A mí es que los interiores no me interesan. Tener a dos jugadores que no meten muchos goles, que no defienden demasiado y que parece que están pero aparecen para cosas bonitas no me interesa", añadió.

Jugadores a pierna natural

En ese 4-4-2, para Mendilibar es clave llevar el balón lo más rápido posible al área rival, aprovechando el desborde por fuera con balones largos y los centros por parte de los extremos a pierna natural. Un fútbol que vuelve a sus orígenes, pero con adelantamiento general de líneas, para intentar sorprender al contrario cuando aún no esté totalmente replegado. Es decir, verticalidad para coger al contrario en transiciones defensivas, cuando aún no está bien organizado defensivamente.

Para ello, en el Sevilla puede contar con futbolistas que sí tienen desborde por fuera actuando a pierna natural, con los ejemplos de Jesús Navas u Ocampos por la derecha, y de Bryan Gil, Alex Telles o Acuña por la izquierda. Futbolistas que no necesiten tocar la pelota y acomodársela, lo que permite la organización defensiva del rival, para sorprender con centros sobre la marcha. Y también tiene futbolistas que van bien al remate entrando desde atrás, como En-Nesyri y Rafa Mir, no tan cualificados para jugar de espaldas en un fútbol más reposado. Pero sí podrían participar en juego directo de segunda jugada, de caídas y peinadas a un segundo punta.

La clave del eje: la medular y los centrales

La duda en este giro tan radical que se intuye con Mendilibar es si tiene en el eje de la estructura del equipo futbolistas para un ritmo alto de juego con posiciones adelantadas. Para ello necesitaría centrales y medios centro rápidos y físicos. Y actualmente sólo tiene sano a Loïc Badé como central, que tampoco es un dechado de velocidad como para jugar con la línea defensiva adelantada, y aún no puede contar con Fernando, que cumplirá en Cádiz, tras el parón, su cuarto y último partido de sanción.

Es cierto que, además de hacer explotar en la élite a Dmitrovic y Bryan Gil, encumbró a Joan Jordán, fichado del Eibar por el Sevilla en 2019. El catalán ha quedado señalado en los últimos meses por su bajón de juego, fuera por forma física, por estado de ánimo, o por inadaptación a la nueva horma de Sampaoli, aunque con Lopetegui ya había mostrado su techo y el inicio de su declive.

El rol de Joan Jordán

Sobre Joan Jordán, dijo en la entrevista susodicha: "Él no estaba cómodo de mediapunta. Le costaba girarse y prefería ir más atrás. Tenía un gran golpeo que tratábamos de aprovechar, porque quiero que cuando hay un centro lateral, uno de mis dos mediocentros cargue el área y el otro se acerque para ganar la segunda jugada. Si no jugamos con doble punta, el mediapunta tiene que ir. No quiero que el rival gane el rechace".

Con Mendilibar jugaba de 8 o de 10, y tenía más llegada y aportaba disparos, goles, faltas... Como al principio de su irrupción en el Sevilla de Lopetegui. En esos puestos, futbolistas de ritmo más lento como Rakitic quizá tengan menos cabida en ese 4-4-2 que requiere dos mediocampistas con fibra y ritmo por dentro. ¿Y Óliver Torres? Mendilibar, conforme vaya viendo lo que tiene entre manos, tendrá que ser lo dúctil que no fue Sampaoli y acoplar su ideario también a las necesidades del Sevilla. El parón, clave en la decisión tan rauda del club, lo ayudará a ello.

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