Inquietante derrota de un Sevilla impotente en Magdeburgo (3-1)

Pésima e inquietante imagen del Sevilla para cerrar su pequeña gira por Alemania. El Magdeburgo, un equipo de la segunda división alemana muy lejos del que ganara la Copa de la UEFA en 1974, se agigantó ante el conjunto de Mendilibar, un grupo hecho todavía de retales, con demasiadas dudas sobre qué plantilla irá quedando en este paradísimo mercado de verano en el caso del club de Nervión.

La derrota es dura no tanto por el resultado ante un equipo a priori inferior, que a posteriori fue muy superior, sino por esa imagen de impotencia y descomposición, de falta de coordinación en todas las líneas, sin capacidad de presionar de verdad y con problemas en el repliegue; y también con un ataque romo, lento, sin ritmo, sin apenas remate... Un desastre.

A merced de un equipo de segunda alemana

El Sevilla, en esta ocasión, no mejoró ni con el paso de los minutos y los cambios. Encajó tres goles y pudo encajar más una defensa muy vulnerable en la que Pedro Ortiz tuvo que ejercer de central hasta que se lesionó para que terminara la línea con Juanlu, Montiel, de central, Nianzou y Acuña, desde que entró al final por el desdibujado Pedrosa.

El centro del campo ni tapó ni presionó, y permitió pases interiores que hicieron mucho daño, mientras que las bandas fueron coladeros, con dos laterales -Montiel y Pedrosa- retratados en dos de los tres goles, el primero y el tercero, un golazo de Atik al que el argentino permitió recibir, acomodarse y disparar y al que sólo le faltó grabar en vídeo el disparo.

El 1-0 ya dejó en evidencia a Pedrosa, que fue recortado por dos veces y que permitió el centro que Manu Bueno despejó hacia atrás, habilitando a Schuler ante Dmitrovic, que tampoco tapó bien el escoradísimo tiro del ariete alemán. El 1-1 llegó en una jugada fortuita en la que un buen centro de Ocampos se lo coló dentro el propio Schuler en su intento de despeje.

El 2-1 llegó cuando mejor estaba el Sevilla, en el minuto 40, cuando se lesionó Pedro Ortiz en su mal intento de cortar un ataque que también evidenció el lento repliegue y los despistes en las marcas. Y el 3-1 fue un puntillazo del que ya no se levantó el Sevilla, y eso que llegó antes del descanso.

Ni siquiera de penalti pudo marcar el equipo de Mendilibar, que sólo mostró buenas prestaciones ofensivas entre el minuto 35 y el 39, cuando se produjeron en cascada varias ocasiones: una gran acción de Pedrosa por la izquierda, un remate de Pedro Ortiz tras un córner, un centro peligroso de Joan Jordán, un cabezazo de Montiel escorado tras una buena combinación desde la derecha y una buen avance de Iván Romero que no remató en gol por poco.

Tímida rebeldía en la segunda parte

Poco más ofreció el Sevilla, un Sevilla que encara una semana decisiva en la que Mendilibar ya tiene que tomar decisiones serias después de lo visto en los tres primeros amistosos de cierto nivel.

En la segunda parte, hubo un amago de rebeldía al inicio del periodo que quedó en nada en cuanto el rival se pertrechó bien para dar varios sustos a la contra. Dmitrovic se tuvo que emplear más que Reimann, quien sí detuvo la única ocasión clara del Sevilla en todo el partido, un penalti que lanzó flojo Ocampos tras discutir con Rafa Mir -víctima del penalti en un buen balón interior (76'), casi la única acción de mérito del Sevilla en el segundo periodo- y Rakitic, que decidió que tirara el argentino. Todo lo demás fueron intentos vanos, jugadas sin terminar o sin rematador, descoordinación en las combinaciones, demasiado pase atrás y pocas rupturas. Casi nada.

La discusión para lanzar el penalti fue un fiel reflejo de este Sevilla sin ritmo, sin tino, al lento son de Joan Jordán, sin ninguna línea definida y demasiados futbolistas que no van a seguir en la plantilla. Llega la hora, justo antes de la decisiva gira norteamericana, de tomar decisiones, al margen de las leyes que dicte el mercado.