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Cádiz-Sevilla
La reacción sevillista le sirvió, al menos, para rescatar un punto en su visita al Cádiz, pero nadie quedó satisfecho en las filas nervionenses, seguramente ni el propio Diego Alonso, por la primera media hora protagonizada por su equipo, que regaló dos goles.
Fue el futbolista más piropeado, y con razón, cuando llegaron los dos únicos triunfos del Sevilla en el presente curso, ya que fue capaz de marcarles goles a Las Palmas y al Almería en esas dos citas venturosas para los suyos. Pero a raíz de ahí y de su viaje con su selección, donde también se lució, parece otro futbolista distinto. No se va de nadie y encima perdió un balón en una zona de máximo riesgo que originó el primer incendio para los suyos. Lógico que sea sustituido siempre.
Roger lo incomodó a la hora de sacar una falta rápido en el centro del campo y su reacción fue impropia de un futbolista de su veteranía. Le soltó un mamporro en la cabeza que originó el teatro posterior del cadista. A partir de ahí el ambiente fue hostil para los suyos y también el arbitraje. Falló en el dos a cero por su mal pase a Soumaré y le anularon un gol que deja muchas dudas.
Dentro de ese retorno al gilifútbol de sacar siempre la pelota jugada desde atrás para volver de nuevo al principio cuando ya han superado la presión de los rivales, el único futbolista que trata de romper ese catecismo es el argentino. Al menos, cuando sobrepasan una línea él sí demarra para tratar de dejar a los rivales atrás. Y encima fue capaz de marcar un excelente gol de cabeza.
El francés jugó esta vez acompañado por Rakitic por el ataque de amigdalitis de Sow que le impidió al suizo estar en Cádiz. Le faltó ese acompañante dinámico y que lo ayudara para no tener que ir a tantos fregados, porque con el capitán sevillista y Suso por delante es evidente que le falta una pieza ahí. Encima Sergio Ramos lo complicó en la jugada del dos a cero.
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