Lopetegui y la tortura de la gota china

Valencia - Sevilla | Informe técnico

Tan previsible es el Sevilla en su juego como en el habitual desenlace de sus partidos: ataques seguidos e inocuos como gotas de agua en la frente, que son letales a la larga

El joven central Gullem Molina se tira al suelo ante Ocampos.
El joven central Gullem Molina se tira al suelo ante Ocampos. / Kai Forsterling (Efe)

La tortura de la gota china, que muchos llaman de forma errónea “gota malaya”, consiste en ir desgastando al preso con una gota en la frente cada cinco segundos. Con el paso del tiempo, ni puede dormir ni puede beber y acaba muriendo de un paro cardíaco. Y algo similar interpreta el Sevilla de Julen Lopetegui en la mayoría de sus partidos: suele llevar la iniciativa, consigue aproximaciones al área que sólo insinúan el peligro pero no lo materializan (tan inocuos como gotas de agua), pero la insistencia acaba desgastando psicológica y físicamente al rival hasta que éste se rinde y cae. No, no es casualidad que suela ganar sus partidos en los diez últimos minutos. No podía serlo.

Departamento de Infografía
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El precio de esta propuesta es manifiesto: el principal, que a veces no llega ese gol postrero o que si cae pronto, puede llegar ese peligroso paso atrás como en el partido reciente ante el Valladolid; y otra factura añadida, y que tampoco es barata, es la tortura añadida a la que somete a la propia afición sevillista por tantos minutos de fútbol artificioso, hueco, aparente y con apenas unos gramos de pólvora. De hecho, el dominado y acosado Valencia llegó a disfrutar de cuatro remates a portaría por uno solo del equipo ayer de rojo antes de ese arreón final, ya con los suplentes Aleix Vidal, Rakitic y En-Nesyri como claros revulsivos.

Defensa

Pudo repetir Lopetegui la línea defensiva titular y de nuevo con su mejor pieza defensiva por delante de la zaga, Fernando Reges. Y la propia dinámica del duelo, con evidente iniciativa sevillista aceptada por elValencia, llevó a la línea defensiva a actual lejos de Bono. El problema estuvo en que Óscar Rodríguez, en teoría el tercer medio, se ubicó como mediapunta por detrás de De Jong (ambos inoperantes en la primera parte), Joan Jordán también dio el paso adelante por el manifiesto acoso rojo y tanto Guedes como Cheryshev estuvieron muy atentos a correr por los pasillos interiores, en los que Fernando estuvo un tanto desasistido. Hubo varias contras peligrosas de los levantinos, una volea de Guedes alta, y sobre todo dos tiros de Cheryshev a los que respondió Bono, al final de la primera parte y al principio de la segunda.

Con el 0-1, el Sevilla se cuidó esta vez de dar el paso atrás para evitar sustos a balón parado.

Ataque

En los numerosos ataques posicionales de la primera mitad, los balones fueron bien dirigidos a los costados, pero entre centros imprecisos, que De Jong nunca aparecía y que nadie lo secundaba, todos los intentos se iban por el sumidero. Por dentro, los tiros desde media distancia fueron muy desviados.

Los cambios volvieron a afilar el ataque, le dieron la pólvora que faltaba: el gran centro de Aleix a En-Nesyri, que sí estaba en el sitio, se topó con un paradón de Doménech. Y Rakitic al fin obró como ese nexo entre media y delantera, como ocurrió en la acción del gol de Suso.

Virtudes

Su estilo, al final, da más alegrías que disgustos.

Talón de Aquiles

La gota china de sus ataques huecos también tortura a su gente.

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