Lopetegui sabe que el fútbol es deporte de fondo
Huesca - Sevilla | Informe técnico
Otra vez aprovechó el vasco los cinco cambios para dar el necesario giro de tuerca en ataque con el rival más abierto
El dominio hueco de antes al menos sirvió para desgastar al Huesca
Lo dijo ese buen centrocampista que es Mikel Rico, aún con su respiración agitada, nada más concluir el partido de El Alcoraz: “Sabiamos que el Sevilla gana muchos partidos al final de los partidos, pero eso no es casualidad, desgastan a los equipos muchísimo”. Lopetegui se mueve por su área técnica como un tigre hambriento y enjaulado, pero su equipo no inspira esa necesidad en su juego. Aprieta arriba y es agresivo sin la pelota, pero con ella se serena tanto, que muchas veces se recrea en la suerte del toque.
Ocurre que suele tocar tanto a un lado y a otro, que obliga a los enemigos a correr mucho detrás de la pelota o a cerrar presuroso en sus basculaciones de una banda a otra. También le ocurrió al ordenado pero limitado Huesca, que, quizás impelido por sus cero victorias, dio el paso adelante en la segunda parte que agradeció el Sevilla para atacar de verdad, con peligro franco.
Todo pudo ser muy distinto si Sandro no golpea de forma involuntaria la pelota con su pie izquierdo cuando iba a engatillar a placer y con Vaclík superado, cuando aún iba empate a cero el partido.
Defensa
El sistema 4-4-2 del Huesca de Míchel optó por darle el balón al Sevilla y la salida rápida de Rafa Mir y Sandro a la contra. El primero de los delanteros altoaragoneses engaña, pues a pesar de su gran envergadura es potente cuando se abre a banda, como demostró en una gran acción individual ya en la segunda parte, y el canario también explota mejor sus cualidades al espacio, como demostró en la única llegada de los locales en la primera parte, cuando le ganó el pulso a Diego Carlos, que tuvo que desplazarse a su derecha a cerrar ya que Koundé a su vez también se había abierto a la banda. La jugada acabó con el lateral de la banda contraria, Rekik, anticipándose a su rematador.
Y lo mismo ocurrió en la tercera y última ocasión de los oscenses, ya tras el 0-1, en una buena combinación en corto por el extremo izquierdo que acabó en anticipación del lateral contrario que cerraba, esta vez Aleix Vidal, ante Okazaki. Entre ambas tuvo Sandro ese gol cantado (60’) al cortar desde la izquierda y aprovechar que Diego Carlos había salido de su zona por el movimiento de Mir.
Ataque
Esta vez actuaron de salida Ocampos por la derecha, Munir por la izquierda y De Jong de ariete. Fernando, Joan Jordán y Óliver Torres, los medios, supieron salvar con soltura la línea de presión de los azulgrana, pero en tres cuartos de campo todo eran malas decisiones: un toque de más, una apertura al sitio equivocado y muy pocas líneas de pase por dentro, con Munir demasiado abierto a la izquierda y Ocampos a la derecha. Eso hacía que casi todos los ataques desembocaran en las bandas y luego, todo acaba en centros inocuos. En el minuto 42, Óliver chutó desviado. Hasta entonces, nada.
El Huesca fue dando pasitos adelante y ahí aparecieron más Munir, Ocampos y también En-Nesyri, que ejecutó.
Virtudes
Con su dominio sostenido y su intensidad madura los partidos, por eso al final suele ejecutar.
Talón de Aquiles
Se recrea demasiado en el toque.
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