Lopetegui, sin piezas para imponer ese repliegue
Alavés - Sevilla | Informe técnico
Despoblar la zona ancha al entrar Gudelj expuso aún más la inferioridad de los centrales en los balones colgados y el poco manejo físico de los laterales
Suso, ese saludable verso suelto
Otra vez Bono ante una pena máxima sacó del apuro a Julen Lopetegui, como en el reciente derbi. Y esta vez, ese balón detenido por el portero tuvo aún más valor, al tratarse del minuto 90 y, sobre todo, por valer dos puntos en lugar de uno.
Y el guardameta sacó del apuro al entrenador vasco porque otra vez éste se empeñó en darle vida al rústico Alavés con sus decisiones tácticas en la segunda parte. La primera sobrevino por la entrada de De Jong por Ocampos, al que Edgar le había hecho una durísima entrada que Soto Grado, desde el VAR, no consideró roja directa. Ahí dio su primer pasito atrás el Sevilla. El segundo, y rotundo, fue el ingreso de Gudelj por Joan Jordán y la ya habitual ubicación del serbio entre los centrales para invitar a los babazorros a una última tentativa por las bravas. Insistió, Joselu tuvo dos, y con el balón parado llegó esa puerta abierta al azar que es el VAR y las manos de nuevo cuño que suponen penaltis.
Defensa
Abelardo metió a Édgar junto a Joselu arriba para pelear los balones largos, las disputas. Para que el físico de ambos, imponente, desgastara y buscara las vueltas a Koundé y Sergi Gómez. Y por ahí, el Sevilla empezó a sentirse molesto. Ese gol encajado al tragarse Sergi Gómez el bote del balón en un saque de banda desde el costado de Acuña y colarse Édgar entre él y Koundé también inyectó inseguridad atrás. Al primero, a Bono. El portero no domina las salidas al área en los balones altos, se suele quedar a medias cuando no saca el puño cuando debe blocar –otra historia es cuando sale a tapar un tiro, ahí es fabuloso– y los sevillistas tampoco son duchos en la anticipación en los balones que se quedan sueltos en el área, en los barullos, ni los laterales son especialistas defensivos. Y el Alavés atacó así, a empellones.
Con De Jong, el sufrimiento atrás creció por la falta de salida: el holandés no gano un balón, Rakitic ya estaba fundido y con Gudelj en la media luna, el Alavés lo tuvo fácil para colgar un balón tras otro y abrió la espita a la suerte: ese rebote en la mano de Koundé.
Ataque
Prosigue esa obsesión por conservar el balón y no cometer un error en el pase. En Nesyri, ya abierto en la banda, ve cómo Acuña se desdobla por una vez pero prefiere girarse y mirar atrás, retrasar la pelota y provocar que el Alavés salga a presionar (70’).
Ese fallo de Laguardia ante En-Nesyri en el primer balón que colgó Jesús Navas (0-1) debió animar al Sevilla a hurgar en las debilidades del Alavés, muy nervioso atrás, pero el equipo de Lopetegui es monocorde. Sólo Suso se sale de ese guion, irrumpe desde la derecha hacia dentro y crea peligro. Tener un jugador que tire desde media distancia es un tesoro en un equipo que apenas teje juego en los pasillos interiores hacia el área y que suele desembocarlo todo por fuera.
Virtudes
Suso es un verso suelto cada vez más provechoso.
Talón de Aquiles
La querencia a retroceder no se justifica con esas piezas nada idóneas para ese repliegue.
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