El brillo sin chispa no es posible (o es mucho más difícil)
El partido del Sevilla | Análisis
Sólo con la amplitud de los tres centrales y superioridad numérica por dentro el once sevillista encontró mejor los caminos ante un Osasuna intenso e incómodo
El cansancio pasa factura y se cobra las primeras víctimas
No es casualidad que al Sevilla le cueste sacar los partidos adelante. Sin chispa en las piernas, como demostraron con hechos Marcos Acuña y Jesús Navas cuando no había transcurrido ni la mitad del encuentro, no es posible superar con claridad a un equipo que ha tenido toda la semana para preparar el mismo duelo. El equipo de Lopetegui no tuvo profundidad y hasta llegó a protagonizar algún susto nacido de la cabeza de Budimir, pero es lo que hay. Cuesta cada vez más superar a un adversario agresivo, intenso y físico en los duelos como Osasuna, aunque el retoque táctico hacia un esquema de tres centrales en la segunda mitad hizo que el Sevilla mejorase.
El conjunto navarro, con dos puntas fijos y un centro del campo fuerte en la presión, ahogó pronto las ideas de los locales en la fase de creación. El Sevilla no estuvo cómodo en ningún momento y tampoco tenía en esta ocasión al poste alto que es De Jong en su función de pararrayos entre los centrales rivales.
Al Sevilla le costó muchísimo generar situaciones de uno contra uno, aunque Jesús Navas sacó algún centro antes de marcharse y Acuña también hizo alguna incursión. Además, conforme pasaban los minutos las piernas pesaban más y la falta de descanso, aunque Lopetegui metió a cinco jugadores de campo de refresco, se hizo notar.
Defensa
La manera de presionar del rival incomodó al equipo. Óliver Torres tardó en encontrar el pase y no fue hasta la segunda mitad cuando el Sevilla empezó a ver líneas de pase.
Budimir incomodó mucho a Diego Carlos y la solución, precipitada también por la lesión de Navas, fue apelar a los tres centrales, con Fernando metido atrás y Ocampos y Escudero de carrileros. Ello hizo que hubiera más claridad, más amplitud en la salida de balón y una superioridad numérica por dentro hasta entonces imposible. Además, ese dibujo permite mejor la coexistencia de dos delanteros, pues antes uno de ellos, En-Nesyri, tenía que adaptarse a la banda.
Ataque
El atasco fue evidente y, salvo una combinación por dentro en el minuto 28 que culminó Óliver Torres, la capacidad de creación de jugadas de ataque era nula cuando en Champions el Sevilla ha sido elogiado por ello.
Carlos Fernández, con su movilidad, abrió espacios que no ocupó nadie, por lo que la primera mitad casi pasó con más pena que gloria. Luego Ocampos encontró más terreno y el centro del campo tuvo más claridad con la reestructuración y la asociación entre Rakitic y Óliver Torres con las espaldas cubiertas por el trío defensivo.
Virtudes
No perder la compostura. El equipo está pasando una fase complicada en la que acumula cansancio, físico y también mental. La claridad desde el banquillo también sirvió para buscar soluciones esta vez efectivas. Hay partidos en los que hay que ser pragmáticos y evitar que el rival haga daño.
Talón de Aquiles
Cuando no hay frescura de piernas (chispa) se necesitan otros recursos y herramientas.
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