La ventana
Luis Carlos Peris
El día que portamos a la Macarena
Leganés-Sevilla FC | La previa
Como decía mi abuela materna (q.s.g.h.) no hay mejor lotería que la del trabajo. Pablo Machín parece desde fuera, y también por gestos internos y por su discurso sencillo y sin dobleces, uno de esos hombres que cree más en el trabajo que en la lotería. Y con esa idea del sacrificio, y la del respeto al rival, por bandera acude su Sevilla a Butarque, en busca del segundo premio de la Liga: terminar el año como perseguidor inmediato del Barcelona suena bien. No lo tendrá sencillo el Sevilla, entre otras cosas porque el fondo de una plantilla corta se pondrá de nuevo a prueba. Hasta cinco bajas, algunas de bastante peso, acumula el equipo de Machín: los sancionados Banega y Sarabia, sobre todo, también Kjaer y los algo menos sustanciales Aleix Vidal y Gonalons.
Enfrente estará un Leganés que se está haciendo fuerte en Butarque. Como recordó Pablo Machín en su comparecencia previa para ilustrar sobre, una vez más, lo complicado que es el rival que tendrá enfrente recordó que el Leganés de Mauricio Pellegrino es de los pocos equipos que han sido capaces de vencer este año al líder de la competición, el Barcelona. Lo hizo en la sexta jornada, por 2-1, haciendo El Zhar y Óscar Rodríguez los goles de la remontada. Y también recalcó que el provisional segundo clasificado, el Atlético, no pasó del empate en Butarque.
En su feudo el Leganés sólo ha cedido una derrota, en la segunda jornada ante el Villarreal (0-1). Dos empates más, ante la Real Sociedad en la primera jornada y el Getafe en la última, y otros dos triunfos por la mínima ante Rayo Vallecano y Alavés completan el índice de partidos del equipo de Pellegrino en su feudo.
Precisamente recuperar el segundo puesto que le arrebató provisionalmente ayer el Atlético gracias a su trabajado triunfo sobre el Espanyol con un tonto penalti de Granero es lo que busca la escuadra de Pablo Machín en su comparecencia en Leganés. El técnico soriano es consciente de que el Sevilla tendrá que estar afinadísimo en las ocasiones que se le presenten, porque el Leganés es un equipo que concede pocas llegadas y, en cambio, optimiza muy bien las suyas, con juego de estrategia o aéreo. Ahí debe andar fino el Sevilla, en las dos áreas, ahí donde se define el pulgar hacia arriba o hacia abajo del juez supremo del fútbol, el gol.
Pero más allá de esa concentración y ese acierto en el área contraria y en la propia, más allá del reto de realizar el último esfuerzo del año antes de las vacaciones de Navidad con el aliciente de despedirse con un triunfo que asiente el segundo puesto, el Sevilla pone a prueba hoy su plantilla, de nuevo. Habrá que ver cuál es el rendimiento de los sustitutos de Kjaer, Banega y Sarabia.
Por pura lógica, y visto que el Sevilla ya encontró la fórmula para exhibir su mejor juego con ese parámetro del 3-5-2 siempre con un medio centro escoltado por dos interiores, los relevos están casi cantados: Mercado por Kjaer; Amadou por Banega; y Roque Mesa por Sarabia. El canario cambiará su perfil después de sustituir con éxito, en su mejor reivindicación desde que está a las órdenes del soriano, a Franco Vázquez, que vuelve después de un partido de sanción y también tendrá el peso de la responsabilidad de llevar la manija ante la baja de Banega. Y más incierta puede ser la respuesta de Amadou, a quien apenas se ha podido ver en su sitio en esta Liga, salvo a ratos.
El resto del equipo será el habitual. Y en el banquillo tendrá poco para elegir Pablo Machín, que se llevó a Leganés a todos los disponibles y entre éstos hay futbolistas que ya tuvieron demasiadas oportunidades, léase Gnagnon, Muriel o Nolito, y hasta el testimonial Borja Lasso, que viaja simplemente para completar la convocatoria. Apenas Quincy Promes se presentará como alternativa en caso de que el Sevilla necesite un revulsivo, un giro, un cambio radical en el partido. Y eso que el holandés tampoco ha roto del todo, al margen de que se mostró en Mestalla como una alternativa válida, sí, pero para el carril derecho.
En ataque no hay más cera que la que arde, aunque la que quema la mecha sí tiene la pólvora seca. Se trata de otro esfuerzo, el último del año. Es la premisa de la lotería del trabajo.
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