Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Sevilla FC
Tenía que ser Kike Salas. Discreto, trabajador, sevillista de cuna… Quique Sánchez Flores hace tiempo –prácticamente al poco de llegar- que lo señaló como el mejor central de la plantilla. No lo dijo con esas palabras, para no herir sensibilidades, entre otras cosas. Empleó el concepto de que “sus características especiales, que no las tiene nadie en la plantilla”. En otra ocasión, coincidiendo con una convocatoria de Luis de la Fuente y Santi Denia, se mostró muy sorprendido de que el de Morón de la Frontera no fuera ni siquiera con la sub 21 y dejó una sentencia: “es un jugador que estará ahí”.
Su tremendo testarazo tiene un valor increíble para el Sevilla. Primero porque evita la derrota en un derbi, que tiene su importancia, pero sobre todo porque acerca mucho más la tranquilidad matemática, el objetivo de la permanencia, que está ahora a tres puntos con quince por disputarse. El Cádiz no pasó del empate ante el Mallorca, por lo que se mantienen los doce puntos de distancia con una jornada menos. El Sevilla puede decirse que está salvado virtualmente y está a un paso de hacer de manera matemática. Un triunfo en el próximo encuentro ante el Granada dejará las cosas definitivamente en su sitio.
A Kike Salas nadie le pregunta por la renovación. Lo hizo antes de dar el salto al primer equipo, firmado hasta 2026. Nadie se escandaliza si no es titular en el once de Quique Flores. No hace aspavientos si lo sustituyen. Tiene el gen de la elegancia, el mismo de su tío Víctor. Canteranos que van con la ley del trabajo y la mirada al suelo. Sin haberlo visto en su infancia, lo visualizo con su mochila al hombro, pensativo, concentrado en cada uno de sus pasos, camino del campo de su pueblo.
En la semana del derbi cumplió 22 años. Casi nadie lo felicitó ni hicieron virales fotos de sus mensajes de felicitación. Trabajo, trabajo y silencio, mucho silencio. Siempre dispuesto, preparado para salir de zona en duelos en los que siempre da la cara y mete el pie. Es el central más dinámico que tiene el Sevilla y Quique lo sabe. El único que tiene capacidad de reacción para volver si pierde la zona. No se arruga en el duelo individual, va al choque, no vuelve la cara…
Por arriba es un F18. La foto de su salto entre Pezzella y Guido Rodríguez, con la cadera a la altura de los hombros de ambos, lo dice todo. Vino desde atrás, sabía que no tenía una marca fija, ni un bloqueo en la tibia defensa en zona de los béticos en la estrategia, fue a buscarla y la encontró.
Tres goles en 18 partidos de Liga. 22 años recién cumplidos, de la casa, con hambre, trabajador, cumplidor, respetuoso... Su valor de mercado, según Transfermarkt, es 8 millones de euros. Veremos a ver si tanto hablar de otros y no es por éste a por el que vienen. Sería una verdadera pena.
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