Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
Sevilla - Valencia
No era el mejor Valencia que podía tener enfrente, ni mucho menos, por el momento de crisis del equipo de Mestalla y por la elección del once de Javi Gracia. Pero el Sevilla sacó con nota un partido cuya incertidumbre estribaba en que no había margen de error. El equipo de Julen Lopetegui asumió ese riesgo desde el principio y superó la presión alta de su rival con un juego combinativo desde su misma área, con Bono incluso repartiendo juego y los medios bajando a distribuir y a construir desde dentro hacia afuera.
El 2-0, desde que salvó Acuña un fuera de banda con la cabeza, el apoyo de Joan Jordán a Sergi Gómez en el área, la salida de Jesús Navas hacia la banda de Acuña de nuevo, el gran pase de Munir, el excelso toque de Suso y el remate sobre la marcha de De Jong, fue un monumento a ese fútbol de ganar metros combinando desde atrás, participaron los 11 en 37 toques. También hubo cambios de orientación, diagonales largas. Ahí, De Jong fue otra vez un buen apoyo, además de que cumplió su rol de nueve con sus dos tantos. Y Suso se erigió en el organizador de la fase final del juego, mientras Joan Jordán y Rakitic se escalonaban en la salida desde el área propia.
Luego se relajó algo el equipo, también porque los cambios –el borrón fue no quitar antes a Jesús Navas– no le dieron tanta continuidad a esa opción de juego y porque el margen del marcador, con un rotundo 3-0 al descanso y una insultante superioridad en el césped, lo invitó a contemporizar y guardar fuerzas.
Salvo algunas dudas iniciales, ante la valiente salida a presionar arriba del Valencia, la zaga estuvo segura tanto en la apuesta de arriesgar el balón como en las vigilancias. Quizá algún centro lateral creó problemas, sin llegar a mayores. La implicación de los mediocampistas, también de los extremos, Suso y Munir, en los robos fue constante. Y los repliegues estuvieron bien coordinados, con buenas coberturas y continua concentración tras las pérdidas.
El momento de forma de Suso invita al equipo a depositar en él la mayor parte de la finalización del juego ofensivo, ya fuera en paredes y apoyos o ya fuera en recortes, pases interiores y centros. Los laterales se ofrecieron para los cambios de orientación, desarbolando la basculación del Valencia. Y fue ese riesgo asumido desde atrás, con Bono sin ponerse nervioso nunca, lo que terminó de romper al Valencia.
Rakitic y Joan Jordán encontraron las vías por dentro, ante un rival que se vencía una vez superada su primera línea de presión, por las constantes combinaciones en corto o esos cambios de orientación. El Sevilla marcó en tres facetas distintas: a balón parado, en la combinación más larga de esta temporada de todos los equipos españoles y con juego más directo en el exquisito gol de Rakitic.
Perseverar en el riesgo desde atrás, pese a las dudas iniciales.
Bajó el ritmo con los suplentes.
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