Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
Sevilla FC | Final de la Europa League
Sevilla/Mañana, en el Puskas Arena, a un lado, un equipo que ha ganado todas y cada una de las finales de la Europa League/Copa de la UEFA que ha disputado, el Sevilla. Enfrente, un entrenador que también ha salido victorioso en cada una de las finales continentales que ha dirigido con el Oporto, el Inter, el Manchester United y la Roma. Y en medio de semejantes gigantes de la historia que ha glosado la UEFA desde los años cincuenta, un entrenador que sólo ha dirigido seis partidos de este pelaje para plantarse en una final.
José Luis Mendilibar se subió en un tren en marcha que iba para el despeñadero y su cambio de agujas ha llevado al Sevilla a su séptima final del torneo donde es el emperador absoluto. En su séptimo partido europeo en un banquillo, el entrenador vasco tratará de elevar al Sevilla hasta su séptima corona. Apuesta al siete, numero cabalístico y siempre ligado a la suerte.
Pero a Mendilibar nadie le ha regalado nada. No va de prestado. Lo dice él y lo dicen los jugadores que ahora disfrutan de su brazo firme, su verbo directo y su fútbol transparente y vertical. “Es una persona sin filtro, va de frente y se merece todo lo que le está pasando”, reflexiona Papu Gómez en un reportaje que la UEFA ha colgado en sus redes. “Es humilde, noble y se merece un gran reconocimiento”, abunda Bono. Alex Telles resalta su “experiencia, liderazgo, inteligencia y que es una gran persona”. Óliver Torres es muy gráfico: “Nos ha puesto a todos en común, inspira tranquilidad y humildad”.
Esa tranquilidad, ese sosiego, es el que el propio Mendilibar pretende en su equipo para el partido de mañana en Budapest. Vio al grupo demasiado acelerado ante el Real Madrid, un pecado que puede ser mortal ante una Roma que se maneja bien con los miocardios desbocados, como todas las formaciones que ha manejado Mourinho. “Tanto en el campo como en el banquillo tenemos que estar más sosegados, a veces nos comportamos como macarras”, espetó tras la derrota ante el equipo de Ancelotti después de un partido más áspero de lo aconsejable visto lo que había en juego... y lo que hay en juego en Budapest, muchísimo más trascendente.
Esa falta de filtros a la que alude Papu ha podido provocar algún malestar en el propio vestuario por sus alusiones públicas que señalan directamente a un nombre y un apellido: Pape Gueye, Marcos Acuña, Joan Jordán.
Es quizás el único elemento disonante dentro de un trabajo admirable que sólo ha bajado el perfil en los últimos partidos por las lógicas rotaciones que aconsejaba el sugerente frente europeo abierto: empates ante Betis o Elche, la última derrota ante el Real Madrid.
Nada tendrá que ver el equipo inicial de Budapest al de estas últimas comparecencias de perfil muy circunstancial. Esta mañana, a las nueve, despega el avión con toda la plantilla a bordo, incluso el sancionado Acuña y dos jugadores no inscritos en el torneo, Pape Gueye y Tecatito Corona. Por supuesto que en el entrenamiento previo al viaje, ayer por la mañana, reapareció Fernando Reges, quien estuvo ausente los días pasados por simpre precaución y por descanso.
El once inicial que disponga Mendilibar ante la ruda Roma de Mourinho puede ser el mismo que tan buenos partidos realizó en Turín y Sevilla ante una formación de corte similar al de la Roma, la Juventus de Allegri, con la excepción del sancionado Acuña: Bono; Jesús Navas, Badé, Gudelj, Alex Telles; Fernando, Rakitic; Lucas Ocampos, Óliver Torres, Bryan Gil; y En-Nesyri.
Suso o Lamela pueden tener sus opciones de ser titulares, pero su capacidad para ser revulsivos y dar otra marcha con el partido ya en curso pueden convencer a Mendilibar de sentarlos inicialmente a su lado en el banquillo del Puskas Arena. El veterano preparador ha necesitado seis partidos para dirigir su primera final europea. Y sólo necesita uno más para batir un récord: si el Sevilla vuelve a ser campeón, Mendilibar se convertirá en el entrenador más veterano en conquistar este torneo. Lo haría con 62 años y 78 días. El italiano Maurizio Sarri, el que ostenta la plusmarca hoy, hizo campeón al Chesea en 2019 con 60 años y 139 días. Entraría en la historia de la UEFA con sólo siete pasitos. Y vestido con su chándal.
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