Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Sevilla FC
A falta de diez días para que se cierre la ventana estival de transferencias, el jueves 1 de septiembre, el Sevilla es un hervidero de gestiones para intentar perfilar una plantilla que ha continuado mostrando carencias arrastradas en las dos primeras jornadas ligueras. La doble frustración de la derrota en Pamplona y el empate en casa ante el Valladolid han acentuado esa sensación de incertidumbre que ya venía dejando la planificación en un mercado con muchos menos movimientos de los esperados. La realidad es la que es, el mercado ha dictado sus leyes y al Sevilla han llegado muchas menos ofertas de las esperadas para realizar la remodelación profunda que necesitaba la plantilla.
La jornada de ayer fue especialmente intensa en charlas, reuniones, con la mayor parte de la cúpula ejecutiva dejándose ver ante las cámaras tanto en el entrenamiento de la vuelta al trabajo del equipo como en la presentación de Nianzou, el cuarto fichaje de la actual temporada. Ahí estuvieron José Castro, los dos vicepresidentes, José María del Nido Carrasco y Gabriel Ramos, y Monchi con sus dos inmediatos subalternos, Fernando Navarro y Emilio de Dios. Había que analizar el mal inicio y las cuestiones de plantilla a resolver.
La apuesta en el joven central francés, que debutó nada más aterrizar evidenciando las urgencias de Julen Lopetegui en el eje de la zaga, ha sido una bocanada de aire fresco para Monchi en un mercado especialmente difícil en el que han confluido muchos condicionantes negativos.
De entrada, el Sevilla ya partía con el déficit que presentó en la última Junta de Accionistas de 41 millones de euros, después de dos temporadas sin grandes ventas en la apuesta continuista del proyecto de Lopetegui, manteniendo los pilares de una plantilla que, en el cuarto capítulo del técnico guipuzcoano, tiene ya demasiados elementos de edad, sobre todo en el centro del campo. De ahí las prisas en vender a Diego Carlos ante la realidad de un mercado varado.
Además, la fuerte apuesta del club poniendo el listón presupuestario muy alto, en los cuartos de final de la Champions, tuvo como premio la eliminación temprana de la máxima competición, con lo que el elevado coste de la plantilla no tuvo reflejo en el rendimiento ni en los ingresos por competiciones. En este periodo, asimismo, ha habido sonadas apuestas de la dirección deportiva que han sido un fracaso, pues futbolistas como Óscar, Idrissi o Rony Lopes han tenido que ser cedidos ante la falta de rendimiento deportivo o económico. Y al agujero de la última eliminación de Champions, cifrable en unos 15-20 millones de euros, hay que unir el fracaso en la cara apuesta invernal en Martial.
Precisamente una nueva cesión de Rony Lopes es la operación que está cerrando el Sevilla, en forma de cesión al Troyes, donde el portugués tendrá su particular reencuentro con la Ligue 1, su cuarta aventura, para intentar reverdecer sus mejores momentos después sus cesiones a Niza y Olympiacos.
Pero la cesión de uno de las grandes apuestas de Monchi cuando regresó de Roma, en 2019, no será bastante para acometer grandes operaciones de aquí al final del mercado. Y ahí es donde la cúpula ejecutiva está tratando de poner en común soluciones que darle a Lopetegui en forma de futbolistas.
Rony Lopes dejará hueco en la nómina de salarios, pero no en la de fichas, dado que hay 24 dorsales sin contar al ex internacional luso, aunque Tecatito puede dejar el suyo libre hasta enero. Tendría que salir otro jugador para seguir aliviando la nómina si no se produce un jugoso traspaso, algo que se antoja difícil ya. El Getafe se ha interesado en Munir, pero no quiere pagar un traspaso por un futbolista que cumple contrato en 2023. Y tanto de lo mismo le sucede a Gudelj, otro de los candidatos a dejar hueco y liberar masa salarial. Ahí anda la cúpula ejecutiva.
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