La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Sevilla FC
Hoy, día de San Clemente en el que Sevilla rememora la entrega de las llaves de la ciudad del rey Axafat al rey Fernando III, justo en su 775 aniversario, se cumplen 20 años del debut de Jesús Navas con el Sevilla. Fue ante el Espanyol en Montjuïc, cuando salió en la segunda parte por Gallardo, como recordó Joaquín Caparrós en su discurso tras recibir el Banquillo de Oro. El Sevilla perdió 1-0, pero vio por primera vez correr por la banda a aquel menudo chaval que estaba llamado a escribir en oro una historia que sigue abierta, sin que se atisbe aún su epílogo a sus 38 años recién cumplidos.
Jesús Navas debutó con el primer equipo casi como un regalo, pues acababa de cumplir dos días antes los 18 años, dado que nació en Los Palacios el 21 de noviembre de 1985, un año después de que España quedara subcampeona de la Eurocopa ante Francia en París. Como en el tango de Carlos Gardel, parece que 20 años no son nada –“que veinte años no es nada”, cantó el carismático cantante y compositor franco-argentino en su tango Volver–. Y la mejor prueba de ello es que Jesús Navas no sólo volvió al Sevilla en 2017 para seguir haciendo historia en Nervión, sino que también volvió a la selección, con la que el jueves pasado se convirtió en el primer sevillista en portar el brazalete del combinado español en un partido oficial.
Apenas existía el precedente de Marcelo Campanal, que lo hizo en algún amistoso entre 1955 y 1957. Además, ejerció de capitán, en Chipre, el día que alcanzó el quincuagésimo partido como internacional. Nada menos que 50 citas con la selección, una cifra inédita e inalcanzable para ningún otro sevillista –le va a la zaga Francisco, otro mito de la cantera, con 20–, que la Federación Española conmemoró a lo grande y que se suman a los 668 partidos en los que ha defendido la camiseta del club de sus amores.
Es más fácil leer la cifra que asimilarla, 668 partidos. Y eso que estuvo cuatro años jugando en la Premier League con el Manchester City, entre 2013 y 2017. Allí jugó 183 partidos oficiales como citizen y, tras tener de entrenador a Manuel Pellegrini, fue Pep Guardiola el que lo retrasó de su puesto de extremo y empezó a ponerlo de lateral, la demarcación en la que se asentó desde su regreso a Nervión orillando a todos los laterales específicos que han pasado por el equipo en los últimos seis años. El palaciego es pura historia viva del Sevilla. “Un pila humana de batería ilimitada”, según el símil que hizo el hombre que lo hizo debutar hace hoy 20 años, Joaquín Caparrós. Entre el Sevilla, el City y la selección, 901 partidos. Casi nada.
Ahora que Juanlu aparece como relevo para ir tomando el testigo en el intocable lateral derecho del Sevilla, Jesús Navas sigue ahí, “disfrutando al máximo” y batiendo récord tras récord, con la incógnita de qué pasará en un futuro cercano, pues en junio de 2024 cumple contrato y necesitaría una renovación para continuar dando lustre a su inconmensurable historia como el jugador de la cantera más influyente en la historia del club. Y sólo hay que mirar los datos: 8 títulos con el Sevilla, además de los tres que ganó con la selección y los cuatro que ganó con el City; 668 partidos, entre éstos, 46 de Champions, otro de los hitos inalcanzables para el común de los mortales en el Sevilla; y una cifra en caja de 20 millones de euros, por su traspaso al equipo inglés cuando fue necesario por la crisis en las arcas de Nervión de 2013.
Su último partido oficial fue de relumbrón por estrenar capitanía y por llegar a los 50 encuentros con la selección. Y en el penúltimo, el derbi en Nervión ante el Betis, logró otro de los hitos de su compilación de marcas inigualables: superó al bético Joaquín, ya retirado, como futbolista en la historia con más derbis disputados en Primera División, 24, de los que ganó 10, empató 8 y sólo perdió 6.
Contrasta esta realidad con la de un club en plena desazón institucional. ¿Quién será el presidente que firme la renovación de Jesús Navas, a sus 38 años? Porque, volviendo a Gardel, el joven palaciego aún no tiene la frente marchita, aunque parezca que las nieves del tiempo platearon su sien...
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