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Defender/atacar en superioridad numérica

El partido del Sevilla | Análisis

El Getafe planteó un partido feo limitando la profundidad de un Sevilla claramente dominador del balón que sólo se soltó cuando metió a Koundé de ‘comodín’

Óliver Torres dio la pausa necesaria para canalizar esa superioridad numérica

Informe táctico / Departamento Infografía
Jesús Alba

13 de diciembre 2020 - 08:03

Defender en superioridad y, sobre todo, atacar en superioridad... son conceptos que se trabajan durante la semana en las diferentes tareas de posesiones y cuyo valor lo van a dar los diferentes comodines (por dentro o por fuera) que el cuerpo técnico introduzca en el ejercicio. Llevarlo a un partido es otra cosa, aunque de lo que se trata es de tratar de reproducir de lunes a viernes en la ciudad deportiva lo que el sábado o el domingo se va a llevar a cabo con un rival enfrente.

En Getafe, el Sevilla tuvo que meter un comodín más en el espacio de juego, Koundé, para generar una superioridad numérica que acabara con el planteamiento de cierre de espacios al que apeló José Bordalás, que no tuvo reparos en esperar a su enemigo bien replegado en su propio campo dejando pasar los minutos juntando las líneas y limitando la profundidad de los de Lopetegui.

Al Sevilla le costó. Sin la referencia de Jesús Navas en la derecha, a la que el funcionamiento del equipo ya está acostumbrado, el control de pelota prácticamente no le valió de nada en una primera mitad en la que el Getafe le cerró todos los huecos con dos líneas de cuatro, un pivote entre ellas, Timor, y un punta móvil pero atornillado en el círculo central como Enes Ünal.

No obstante, el movimiento clave fue la salida de Óliver Torres, que entendió mejor que nadie qué hacer con esa superioridad numérica que Lopetegui había planteado por dentro para ganar el partido desde fuera, desde las alas.

Defensa

El rival apenas exigió al sistema defensivo. Apenas una contra en la segunda mitad en la que Fernando pudo hacer penalti a Arambarri y alguna falta concedida al borde del área. El Getafe renunció a la presión sobre los centrales y se dedicó a esperar. Tampoco los movimientos de los cambios que buscó Bordalás tuvieron efecto alguno, ya que fueron todos con el 0-1 ya y sin tiempo para reaccionar.

Ataque

Los índices de posesión fueron, evidentemente, muy altos: 75,1% en el total del partido, pero de nada servía sin profundidad y sin la aparición de espacios libres, tal y como quería Bordalás.

El paso adelante de Koundé fue clave para dividir en sus incorporaciones al ataque, atraer pares y para la aparición del hombre libre. Empezaron entonces a generarse desequilibrios, que fueron canalizándose mejor cuando Lopetegui puso en el campo a Óliver Torres, un jugador que entendió el partido mejor que Rakitic y que dio la pausa necesaria para, desde esa superioridad por dentro, buscar la finalización por fuera. Así, llegó el autogol de Etxeita tras un centro desde la derecha y hacia dentro (con su golpeo de zurda) de Suso.

Virtudes

Tener paciencia y saber entender el partido en cada momento. El Getafe planteó un partido muy feo, trabado y con poco ritmo y los jugadores del Sevilla supieron adaptarse.

Talón de Aquiles

No aparecieron las bandas o, mejor dicho, tardaron en aparecer. A Ocampos le costó y a Aleix Vidal, en su demarcación natural, se le vio cohibido. Sí dieron un paso adelante Acuña y Suso en el tramo final cuando el equipo logró acumular rivales por dentro.

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