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Los altos hornos de Lopetegui

El Derbi Sevillano | Informe del Sevilla

Con la vuelta de Fernando, el entrenador vasco puede retomar el esquema 4-3-3 en lugar del 3-4-3 que a veces ha dispuesto también

Los altos hornos de Lopetegui / Daniel Rosell

El Sevilla de Lopetegui es duro de pelar. Solidificó. Pero se ha sentido más seguro de sí mismo fuera de casa que al amparo de su público. Ha sacado 23 puntos de los 39 por los que ha litigado. Volaron más del 40% de los puntos del Ramón Sánchez-Pizjuán, uno de esos campos en los que los visitantes terrenales, si vencen, se hacen fotos en el vestuario para colgarla en las redes. Algo desafina en los conciertos de los anfitriones.

Sin balón

El armazón de Lopetegui fraguó con una insospechada celeridad cuando la temporada echó a andar. Tardó tres partidos en encajar un gol. Y fue en su primera cita en casa, ante el Celta (1-1). Ahí insinuó ya su tendencia posterior ante su gente. En esos primeros meses, el preparador vasco apostó por un sistema 4-3-3, cuya solidez reposaba en una pétrea columna vertebral, con piezas de corte muy físico como Diego Carlos y Carriço (luego Koundé) en el eje defensivo y Fernando por delante. Los brasileños elevaron la prestancia del equipo en zonas interiores durante las fases de repliegue. El caso del ex centrocampista del Galatasaray es especialmente llamativo por su gran peso específico. Tan pronto barre por delante de la zaga, como echa una mano en una cobertura en banda o dirige la presión más adelantada. Es prodigioso su sentido táctico. Y todo eso es lo que mantiene el Sevilla hoy con su recuperación tras la lesión.

Por fuera, el Sevilla destapó su talón de Aquiles. Sobre todo en el costado izquierdo, el de Reguilón, aún un tanto verde a la hora de elegir entre cerrar o anticipar, o muy blando en los forcejeos con sus pares.

El cambio al sistema 3-4-3 ha paliado esa endeblez por fuera al abrir a Koundé por la derecha y Diego Carlos por la siniestra. Pero este domingo faltará la pieza que Lopetegui se ha sacado de la manga para ese efectivo retoque, Gudelj. Y en cambio, vuelve el pegamento de este Sevilla, Fernando Reges, lo que puede convencer a Lopetegui de retornar a la zaga de cuatro para fortalecer la medular con el experto brasileño, Banega y Óliver Torres o Joan Jordán, para acumular piezas en esos tres cuartos donde Fekir, Canales y Joaquín conforman la mayor amenaza del Betis.

En la línea más adelantada, destaca el trabajo de De Jong en la lucha del balón largo o al cerrar las líneas de pase al rival en el juego en corto.

Con balón

Éver Banega apunta a ser protagonista más que nunca por la experiencia y tablas del argentino en partidos de este pelaje. Lopetegui buscará de nuevo volcar el juego hacia sus intereses mediante la intensidad, el toque y el manejo de los tiempos, como ocurrió en la primera parte del último encuentro en el Wanda. El trío Banega-Jordán-Suso, éste partiendo desde la derecha a zonas interiores, se impuso a Marcos Llorente, Koke y Saúl. Es probable que hoy salte a escena Óliver Torres, ausente en Madrid por sanción y en un buen momento de forma. Su entrada anclaría más a Fernando. La posibilidad del esquema 3-4-3 daría más carrete a Jesús Navas y Reguilón en ataque. Si no estuviera Ocampos al final, ¿quién se acercará más a De Jong? Es la incógnita.

Lo mejor

Dinámica positiva, triunfo en los dos últimos derbis y notables conceptos en el juego colectivo.

Lo peor

En casa duda más y donde el Betis es más fuerte no goza de demasiadas respuestas defensivas.

Banega: el penúltimo gran reto del metrónomo

Nació en Rosario el 29 de junio de 1988 y se enamoró de una pelota con los colores rojo y negro de Newell’s, los mismos que cautivaron a un tal Messi al salir del cascarón. Pero cuando se retire del fútbol con la cuenta corriente engordada por los petrodólares, la historia dirá que las añadas más selectas de este organizador gran reserva fueron las que brindó con la camiseta blanca del Sevilla. Nunca fue tan feliz ni repartió tanta felicidad Éver Banega, que como tantos de sus paisanos cruzó el Atlántico con el caparazón aún blando y quizás por ello recitó su papel de metrónomo sólo a ratos en el Valencia o el Atlético. Emery sabía que, potencialmente, uno de los diez mejores registas del fútbol europeo estaba orillado en los campos de entrenamiento de El Saler y la aguda vista de Monchi hizo el resto. Banega llegó a Nervión y el rojo de la grada le inspiró ese amor a primera vista hacia Newell’s. Quizás por ello su mejor partido fue vestido de grana en la final de Varsovia. Hoy, para él, los canallas de Rosario Central vestirán de verdiblanco.

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