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Hannibal y los condicionantes de Quique para elegir un once

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Con las bajas de Suso e Isaac, la dirección deportiva y la afición pondrán la lupa en las elecciones del madrileño, que se debate entre soltar el juego y dar cancha a los descartes

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Hannibal le hace una confidencia a un preparador físico entre un grupo de compañeros. / José Luis Montero

El Sevilla está salvado y lo más probable es que esta jornada consiga la permanencia de forma matemática. Si el Cádiz pierde el sábado en el Santiago Bernabéu, con el Madrid ansioso por cantar el alirón, al Sevilla le bastará con empatar el domingo para sellarla matemáticamente. Quedarían 12 puntos en juego, los mismos que hay ahora de distancia. Pero la intención del cuerpo técnico y del núcleo duro de la plantilla, el que ha tenido protagonismo en el proceso de urgencia que ha dirigido el madrileño, es subir puestos e intentar quedar el décimo o por encima del ecuador de la tabla. En ese contexto, aún tiene mucho que decir el Sevilla por su imagen y la de su técnico.

Las lupas de la dirección deportiva y de la afición sevillista se vuelven hacia las decisiones técnicas de un entrenador que ya no tendrá la excusa de la urgencia clasificatoria, de la perentoria necesidad de salvar al equipo. Con ese fundamento ha apartado a varios jugadores de la plantilla. Entrenan con el resto de sus compañeros, pero no han contado a la hora de las convocatorias o de los onces titulares y los cambios.

La casuística es amplia y va desde los más señalados, como Rafa Mir y Januzaj; hasta otros futbolistas caídos en desgracia como Joan Jordán; o jugadores que han estado asaeteados por las lesiones y apenas han aparecido media docena de veces esta Liga, como Marcao y Nianzou; o también los de los refuerzos invernales casi inéditos, es decír, Hannibal y Véliz. Éste y Mariano entraron en la última convocatoria, la del derbi. En el caso del hispano-dominicano de forma sorprendente tras mucho tiempo.

Lo lógico, en circunstancias normales, es que Quique les fuera dando cancha a aquellos futbolistas a los que ha visto entregarse en los entrenamientos pero con los que no ha podido arriesgar cuando el Sevilla corría peligro. Pero el concepto de normalidad no casa con la realidad de este club actualmente. Ahora se da otra circunstancia curiosa: el comité de dirección y la dirección deportiva andan buscando argumentos para valorar la continuidad de un entrenador que ha dado prioridad absoluta a la salvación del equipo sin tener condescendencia alguna con nadie. El caso de Hannibal, al que reconvino públicamente antes de aplaudir su evolución para luego dejar de contar con él, es sintomático de esa realidad tan peliaguda que atraviesa al Sevilla.

El partido frente al Granada, que si gana antes el Celta al Villarreal se verá obligado a puntuar para no ser ya equipo de Segunda División, es una oportunidad para varias cosas. Y Quique tiene que elegir con cuál de ellas se queda. Para defender su discurso de que el equipo ha parecido peor de lo que es por la tensión clasificatoria y que se liberará a partir de ahora debe escoger el mejor once posible: no habría lugar a concesiones a jugadores necesitados de minutos. En segundo lugar, para contrarrestar la acusación interesadamente filtrada del comité de dirección de que Quique no utiliza a todos los jugadores y desaprovecha los recursos de la plantilla tras el esfuerzo invernal, debería dar rienda suelta a los descartes habituales.

Entre esos dos frentes ha de medirse Quique, cuyo futuro en el Sevilla podría aclararse si hiciera un sprint final en las últimas cinco jornadas que cambiara la idea inicial de José María del Nido Carrasco y Víctor Orta de dotar al nuevo proyecto de un técnico más adaptable a su idea. Ahí está el quid.

De entrada, la principal incógnita del once del domingo atañe a quiénes suplirán las dos bajas respecto al derbi, en el que Quique sacó lo que mejor creía para ganar. Isaac se suma a las ausencias por lesión de Pedrosa, Sow, Gudelj y Óliver Torres. Y Suso debe cumplir sanción. Nyland; Jesús Navas, Badé, Sergio Ramos, Kike Salas, Acuña; Soumaré, Agoumé; Ocampos y En-Nesyri tienen sitio fijo. ¿Quién ocupará el que falta? Hannibal debería tener otra oportunidad. La anterior fue ante la Real Sociedad y no terminó de aprovecharla. Alinearlo también sería una forma de mostrar a Orta y a todo el que quiera verlo por qué no lo ha usado antes. Todo eso condicionará el once.

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