Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
El banquillo del Sevilla Fútbol Club, que es hoy lo más parecido a una silla eléctrica, quedará vacante el próximo lunes 27, el día después de que el equipo de Nervión y el Barcelona bajen el telón de la Liga. Quique Sánchez Flores le dijo a José María del Nido Carrasco que mejor tirar cada uno por su lado y el presidente sevillista le tendió un puente de plata, pues el consejo sevillista, como adelantó la pasada semana este periódico, ya había decidido antes que lo mejor era cambiar de técnico, aunque dejara todo supeditado a una reunión con el hombre que, no se olvide, evitó la hecatombe deportiva al amarrar la salvación.
Y como informó Diario de Sevilla, el mejor colocado ahora mismo para relevar a Quique es Francisco Javier García Pimienta, quien acaba su contrato con la UD Las Palmas y no tiene intención de atender la oferta de renovación del presidente del club, Miguel Ángel Ramírez. El entrenador piensa que ha tocado techo y le seduce el salto a un proyecto como el del Sevilla. Los medios canarios coinciden en que el corto pero feliz periplo de García Pimienta en la isla toca a su fin e incluso ha saltado el nombre de un posible sustituto: Luis Carrión, actual preparador del Oviedo.
El perfil de García Pimienta encaja en lo que hoy se puede permitir el Sevilla, cuyo radical recorte presupuestario para la próxima temporada forzará a bajar el caché tanto en el banquillo como en el vestuario. De hecho, la intención del club es acortar la plantilla a 18 o 19 jugadores con ficha del primer equipo y abrir la mano a un mayor protagonismo de la cantera, y de esa política de apoyo en los más jóvenes sabe bastante el preparador de Las Palmas, que se abrió paso hasta el fútbol profesional con su gran trabajo en los escalafones inferiores del Barcelona (cadetes, juveniles y el Barça B).
El ideario de fútbol del técnico barcelonés de 49 años, cimentado en el toque desde atrás y la posesión, es del gusto de Víctor Orta –ayer, el director deportivo sevillista viajó en AVE hasta Madrid con su presidente, José María del Nido Carrasco, según desveló Radio Sevilla, y todo lleva a pensar en que el casting para el banquillo avanza– y su perfil es coherente con las apreturas sevillistas: las miras no pueden ir más allá de un entrenador joven, que llegue desde abajo y con hambre de triunfar en un club mayor.
A García Pimienta, además, no se le va a poblar la cola de pretendientes después de la horrenda segunda vuelta que están cuajando los grancanarios, que no se han salvado hasta la penúltima jornada en Cádiz y que no ganan un partido de Liga desde el 10 de febrero, al Valencia.
Un entrenador de sólida experiencia internacional y que haya entrenado a equipos al más alto nivel (Unai Emery, Julen Lopetegui...) se escapa a las posibilidades de un club que va a recortar en torno a un 30-40% su presupuesto, según fuentes cercanas a la entidad. Y ese contrato a la baja también se adapta al escalón, más bajo, en el que se puede mover García Pimienta.
Como es normal, han salido a la luz otros nombres de técnicos: Jagoba Arrasate, quien, afirman medios baleares, ya se ha comprometido en firme con el Mallorca. O el italiano Maurizio Sarri, cuyó alto caché –ha entrenado a Juventus, Chelsea o Nápoles– sí que no encaja con el estrato en el que se va a ver forzado a moverse el Sevilla para la tortuosa planificación de la temporada 2024-25. Y menos si, como se asegura, el italiano exige un contrato de tres temporadas y la llegada de seis acompañantes para el cuerpo técnico...
Uno de los nombres en la lista de Orta es Raúl González Blanco, que acaba su periplo en el Castilla, pero el consejo sevillista no va en esa sintonía.
En las últimas dos temporadas, han sido cinco los entrenadores que han desfilado por el banquillo sevillista: Lopetegui, Sampaoli, Mendilibar, Diego Alonso y Quique. Quien esté dispuesto a sentarse en tan inestable puesto, debe ser alguien con más hambre que prestigio, que llegue desde abajo, joven. Como García Pimienta.
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