Fútbol al ataque... pero cómo
La tan cacareada apuesta ofensiva de Sampaoli suena bien, pero genera no pocas incógnitas. Presión muy alta arriba y defensa de tres, claves.
A Jorge Sampaoli y a los sampaolistas que se les suman de manera creciente entre la afición del Sevilla se les llena la boca al hablar de un "fútbol al ataque". El argentino prometió en su presentación un Sevilla que "mirará más el arco de enfrente que al propio". Eso es muy distinto a decir simplemente un Sevilla ofensivo o un Sevilla al ataque. La intención, grosso modo, está clara. Ahora falta ver de qué manera piensa llevar a la práctica esta idea en una Liga tan sumamente profesionalizada como la española, posiblemente la competición en la que el fútbol se juega a un ritmo más alto de toda Europa. Con ciertos matices, de corte físico similar a la Premier pero muy distinta en los tiempos, y sin nada que ver con la francesa (más potencia pero menos resistencia) o la alemana (muy desigual), muchas más diferencias pueden citarse con respecto a las competiciones en Sudamérica, ya sea Argentina o Chile, donde ha dirigido Sampaoli a sus equipos.
Más allá de que el nuevo líder del proyecto no permitirá intrusos en sus entrenamientos y que la pretemporada será difícilmente accesible a medios de comunicación externos al club por llevarse a cabo en EEUU, la metodología de trabajo será una incógnita hasta que lleguen los primeros amistosos. Se puede intuir cómo pretende estructurar el juego un Sampaoli que en su trayectoria profesional se ha caracterizado por tres o cuatro perfiles muy marcados y cómo eso puede afectar a una plantilla con los mecanismos tácticos aprendidos con Emery metidos en la piel.
Para empezar, el esquema de juego parte de una raíz distinta a lo que había: tres centrales en vez de una defensa de cuatro hombres, que además deberán ser rápidos. Aunque aquí hay que hacer una matización, pues con Emery el Sevilla se formaba con cuatro hombres atrás en fase defensiva, pero se transformaba en una zaga de tres centrales en fase de iniciación del juego con la apertura de los dos zagueros alineados por Emery y la entrada de un medio centro (generalmente Krychowiak, pero también N'Zonzi o Cristóforo) entre los mismos para recibir del portero. Ello convertía al Sevilla en un equipo con un 3-3-3-1 con los laterales convertidos en extremos y los extremos en interiores, generando la superioridad numérica en el centro del campo que esta disposición táctica ofrece como ventaja sobre los clásicos 4-4-2 ó 4-2-3-1.
Ahora bien, en el modelo de Sampaoli esto requiere no pocos ajustes y de ahí que Monchi haya repetido que los perfiles de los refuerzos que estaban en mente han cambiado. Si visualizamos un Sevilla muy ofensivo tenemos que pensar en un equipo muy adelantado, con la defensa muy cerca del centro del campo cuando tenga que recuperar el balón arriba, pero también que se vaya rápido a esa zona en la que se siente cómodo -según las intenciones- cuando saque el balón desde atrás. Ahí entra en juego una reflexión que seguro ha pesado en la vía libre a la venta de Krychowiak. Los medios centro tendrán que recibir el balón de los centrales (ya el juego no se sacará desde atrás como el curso pasado) y la diferencia estará en que tendrán que hacerlo de espaldas a la portería contraria y en una zona mucho más adelantada y, por ende, menos cómoda por la presión de los rivales (la temporada pasada algunos generaban muchos problemas presionando muy arriba cuando recibía Krychowiak en la media luna). Puede que ahí esté la clave en que el nuevo perfil solicitado sean pivotes menos físicos y más técnicos (Roque Mesa), más constructivos que destructivos para evitar pérdidas peligrosas y garantizar una buena distribución del juego. Con Emery, el siguiente enganche era Banega, detrás del punta. Si visualizamos una manguera desde una punta del campo a otra, hay que redistribuir los tramos, acortando unos y alargando otros, haciendo esos empalmes que serían los jugadores encargados de llevar el balón de la zona de iniciación a la de finalización. En Chile uno era Valdivia.
Y si los medios centro son más técnicos, la pregunta estaría en quién defiende. Ése es el gran misterio y donde puede estar la clave para que el modelo de Sampaoli, arriesgado, fracase o triunfe. De momento, lo que debe es de adaptarse al ritmo europeo. Este hipotético déficit defensivo siempre lo suplió Sampaoli con una presión altísima muy, muy arriba, casi a la salida del balón del portero como le hacían a Emery (el Athletic de Valverde, por ejemplo). Eso favorece la recuperación, con robos en zona muy adelantada además que no permite al rival reorganizarse, pero requiere jugadores muy sacrificados y quizá también defensas rivales más toscos que los que puede encontrar Sampaoli en España. Por un lado suena bien, pero el perfil de ese jugador que muerda no está llegando. Y los riesgos a la espalda de la defensa son muchos. La figura del jugador que frene los contraataques (en teoría era el polaco) tampoco está de momento...
Hay mucha ilusión, pero también mucha curiosidad y -por qué no decirlo- algunos miedos.
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