Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
Nadie en el mundo más afortunado que Víctor Orta
Sevilla FC | Dorsal de Leyenda
El centrocampista de Osuna Francisco López Alfaro ha recibido el XIII Dorsal de Leyenda, la máxima distinción que el Sevilla otorga a sus ex futbolistas y que le concedió en 2020. El acto no pudo organizarse en su momento por la pandemia de Covid-19. Recuperada la normalidad, el club decidió que corriera el turno y adelantar, por sus circunstancias especiales, el homenaje a Juan Carlos Unzué, que recibió hace escasos meses el XII Dorsal de Leyenda.
Ha sido en un mediodía de pañuelos para secar lágrimas de emoción. De pañuelos como los que flameaban en las gradas del Ramón Sánchez-Pizjuán cuando el ursaonense expresaba ese fútbol de genio. Eran tiempos en que el Sevilla, cuando jugaba como hay que jugar, bailaba al compás de las palmas por sevillanas que tocaba la afición. "Ha sido muy emotivo. Me he traído dos pañuelos, el primero se me iba a empapar. Uno de mis sueños de chaval era que fuere recordado por lo hecho en la vida. Hoy estamos en el antepalco 31 años después de mi último partido con el Sevilla. Siento un profundo orgullo, quiero hacer partícipes a todos los que me han ayudado a conseguirlo. A mis padres, a mi familia y amigos, a mis compañeros de barrio, entre ellos Moisés Rodríguez Carrión, uno de los mejores jugadores que he visto en mi vida. Eternamente agradecido a Pepe Alfaro, que se fijó en mi en 1976. Y dos personas que se quedaron en el camino por accidente de coche, Herrera y Carli. Y a Baby Acosta.
Punto aparte para Manolo Cardo: "Más que un entrenador. Ha sido un padre. Creíste en mí como nadie ha creído". También tuvo un recuerdo para Miguel Muñoz. "En el Espanyol me hicieron sentir como en casa y la puerta 18 tiene mi nombre".
En el remate de su alocución habló con su sentimiento a flor de piel: "Lo llevaré en el corazón. Para mí es un honor, un orgullo y una responsabilidad. Por muchos años que pueda vivir, no podré devolverle al club lo que yo he recibido de él. Muchas gracias al Sevilla Fútbol Club".
Justo antes, habló el presidente del Sevilla, José Castro. "He tenido la suerte de vivir toda la trayectoria de Francisco, esa calidad distinta, esos pases en largo a Lopecito... Es una de esas cosas que la pandemia nos arrebató, pero todo lo bueno acaba llegando, Fran. Hoy hace tres años que nos dejó Reyes y lo seguimos extrañando y sintiendo, lo seguiremos queriendo por siempre... El aroma de su fútbol de terciopelo y altos quilates sigue impregnando la memoria colectiva del sevillismo. "Cuántas veces hemos dicho u oído eso de ese chico tiene cosas de Francisco". Sí, todos al suelo con el fútbol de Francisco. Era puro talento y cuando tenía la pelota cualquier cosa podía ocurrir. Fue el orgullo de nuestra afición en la década de los ochenta. Nuestro sabio coriano Manolo Cardo no se equivocó. Se marchó defendiendo a sus compañeros por encima de sus propios intereses. Hoy el Sevilla hace justicia contigo y con el embrujo de tu fútbol".
Estuvieron en el homenaje muchos de los exponentes de aquel Sevilla de los ochenta que tanto sabía al fútbol de aquí. Al que, efectivamente, jugaba al compás de palmas por sevillanas y poblaba las gradas de Nervión de pañuelos. Algunos desglosaron la figura de Francisco en el vídeo que arrancó las lágrimas en el homenajeado. "Fue un futbolista de pocas palabras y muchos hechos. Y tenía algo muy particular, parecía un cabrero en el campo, porque no paraba de silbarnos", recordaba con gracia Antonio Álvarez.
Para Pablo Blanco, "era un jugador técnicamente superdotado, que formó una dupla espectacular con Pintinho. Nos aliviaba mucho a los demás. Manolo Cardo solía decir "gira tobillo" cuando se refería al cambio de orientación, que tan bien dominaba Francisco". "Con un simple desmarque nos ponía unos balones en ventaja increíbles. Fue compañero de sus compañeros y por eso salió del Sevilla", recuerda Manolo Jiménez. Curro Sanjosé resaltó que también tenía "un gran remate de cabeza y llegada al área".
Y por supuesto, no podía faltar el entrenador que lo subió al primer equipo en diciembre de 1981, el coriano Manolo Cardo, días después de la destitución de Miguel Muñoz tras una derrota sevillista ante el Hércules en el Ramón Sánchez-Pizjuán: "Técnicamente era fabuloso, lanzaba en corto o en largo con las dos piernas, siempre soltaba el balón hacia donde podía llegar el peligro".
José María Calzón, delegado del RCDE Espanyol tantos años, representó al otro club que Francisco guarda en su corazón: "Es para mí un gran honor representar al Espanyol en este merecidísimo homenaje a Curro, una persona discreta y muy buena. Jugó siete temporadas en nuestro club, un total de 207 partidos con 27 goles, algunos de una gran belleza. Le seguimos recordando con una puerta con su número, el 18. Fue el organizador perfecto. Fino golpeando el balón. El más en todo".
Antolín Ortega, que integró la representación del Betis junto con Joaquín Parra, García Soriano y Antonio Biosca, también tuvo una muy simpática intervención: "Para nosotros ha sido un orgullo haberte conocido. Los futbolistas pasamos y las personas nos quedamos. Como futbolista fuiste un monstruo y como persona más. He visto que estás sin espinilleras y este partido no lo vamos a poder jugar", bromeó el racial medio verdiblanco.
Hablaron en un vídeo compañeros suyos en la selección: Julio Alberto, Carlos Santillana, Víctor Muñoz, Ricardo Gallego, José Antonio Camacho, Luis Arconada (ahí se emocionó Francisco). Y sí que estuvo en el acto Míchel, quien fue compañero del ursaonense en la selección y también entrenador del Sevilla hace una década. "Nos conocemos hace 40 años, él aunque no lo parezca tiene cuatro meses más que yo y en nuestra edad, cuatro meses era mucho. Para nosotros era una inspiración y una guía. Jugábamos en juveniles y él era ya profesional. Conseguiste un estilo de juego excepcional y que todos jugasen alrededor de ti. Tu dorsal 10 en la selección era indiscutible, sabíamos en la selección que teníamos que jugar alrededor de ti. Eras un jugador atemporal, moderno y que podrías jugar en el Sevilla actual, no se le escaparía a Monchi. Y ni una mala palabra a un compañero. Con una sonrisa, con poca gtracia, eso sí (bromeó). El Sevilla pone en su sitio las leyendas. Gracias por ser mi amigo, Francisco".
Luis Medina Cantalejo, actual presidente del Comité Técnico de Árbitros, fue compañero de Francisco en el Colegio Altair. "Tú estabas en COU y yo en tercero de BUP. En Espanyol ya te pité y como técnico de la cantera fuiste un ejemplo de tecnificación para mi hijo Luis. Hemos conocido pocos medios con tu calidad y educación, no fuiste conflictivo jamás para los árbitros. Que los chavales de Sevilla sigan su estela en sus conocimientos".
Uno de sus hijos, Fernando, se sumó al homenaje y ahí Francisco no pudo contener ya la emoción. "Hoy entras en las páginas de la historia del club, lo que hace indescriptible nuestro orgullo. Nuestro padre lleva toda la vida entregado a este club. Es un ejemplo para muchos, y a pesar de todas las dificultades, llegó a lo más alto y es el segundo sevillista que más veces ha vestido la camiseta de la selección española. Has hecho lo imposible por el bienestar de la familia".
Pedro Ruiz Verdejo, de la Junta de Hermandad del Gran Poder, del que es ferviente hermano Francisco, estuvo presente y le regaló un presente. "Hoy es un día grande para Francisco y doy las gracias al Sevilla por invitar a nuestra hermandad. Gracias por actos como este que dignifican al club, al deporte y a la ciudad". Recordó unas palabras del Cardenal Spínola, Hermano Mayor Perpetuo de la señera cofradía: "Tenéis que aspirar a ser siempre buenos cristianos y honrados ciudadanos". "Creo que estás en camino de conseguir esa meta. Familia, Sevilla y Gran Poder, eres fiel a tus tres grandes pasiones", concluyó.
Con su fútbol de envenenadas filigranas y de sabor tan rabiosamente sevillano, Francisco se une así al selecto grupo que conforman Juan Arza, José María Busto, Marcelo Campanal, Ignacio Achucarro, Antonio Valero, Paco Gallego, Enrique Lora, Curro Sanjosé, Antonio Álvarez, Enrique Montero, Pablo Blanco y el citado Juan Carlos Unzué. Que flameen los pañuelos.
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