Fernando y su salida del Sevilla: "Se perdía y había risitas"
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Llegó del Galatasaray sin hacer ruido como una apuesta de Monchi por un futbolista que pese a su edad tenía todavía mucho que dar. Los que recordaban sus enormes prestaciones en el Oporto o el Manchester City se congratularon de aquel fichaje en la revolución de 2019 con la duda de si su rendimiento seguiría siendo válido para la alta competición... Y vaya si lo fue. Fernando Reges está en las páginas de oro del Sevilla como uno de los mejores centrocampistas que han pasado por Nervión. Hasta que en el pasado invierno se deshizo el vínculo antes de un merecidísimo homenaje y una enorme ovación en los prolegómenos del Sevilla-Athletic el pasado 4 de enero.
Fernando (Brasilia, 25-07-1987) llegó en julio de 2019 justo antes de cumplir los 32 años. Y enseguida se hizo un fijo en el esquema de Julen Lopetegui hasta conformar, poco a poco y ya a lo largo de su primera temporada, el mejor núcleo defensivo que ha tenido el Sevilla posiblemente en su historia junto con Bono, Koundé y Diego Carlos. Como medio centro fue un baluarte de inteligencia táctica y también aportó goles importantes. Hasta que una lesión de tobillo en enero de 2022 fue apagando su rendimiento y con él se fue desmoronando aquel gran Sevilla.
La crisis económica del club invitó a la dirección a consensuar una salida en diciembre de 2023 para aliviar la nómina económica y dejar espacio a los cambios en la plantilla. Él dio en El Pelotazo de Canal Sur Radio su visión de aquello, poniendo el acento en que el Sevilla había dejado de se competitivo como un factor importante. "Empecé a ver que no iban a salir las cosas bien, no existía la misma mentalidad, había muchos jugadores a los que les daba igual ganar o perder, yo estaba dentro de ese barco y había momentos en los que se perdía y había muchas risitas... no podía seguir así, individualmente no se podía hacer nada", afirmó.
El agarre con Mendilibar y el elogio de Lopetegui
También influyó, aunque en menor medida porque cuando se fue ya era Quique Sánchez Flores el que estaba al frente del equipo, su affaire con José Luis Mendilibar, cuando lo señaló en el primer tiempo del Sevilla-Rayo Vallecano (2-2) cuando el equipo iba perdiendo 0-2. Le negó el saludo al técnico vizcaíno, que ya no volvió a dirigir ningún partido del Sevilla al ser relevado por Diego Alonso. "Pasó lo que me pasó con Mendilibar y decidí cambiar. Había muchos jugadores pensando en otros equipos, no tenían ese amor por el Sevilla que era necesario. Empecé a sufrir mucho por no ganar, la familia también, y decidí irme".
Desde Brasil, donde tras su salida primero fichó por el Vila Nova, el equipo de su pequeña localidad de origen, y luego por su actual equipo, el Internacional de Porto Alegre, también habló de la actualidad. Y reconoce que luchar por no bajar fue un palo inesperado. "No esperaba pasar por pelear por el descenso, después de tres años espectaculares. Es un momento de cambiar jugadores y es necesario para volver a ser fuerte y competitivo. No es fácil tener una plantilla competitiva, un buen entrenador que enchufe a la gente, como Lopetegui, que estaba desde las ocho a las cinco de la tarde, había mucha gente con ganas de ganar. No es sólo buenos jugadores, se necesita gente que quiera competir".
Un futuro en el Sevilla y el "experto" Quique
Pese a que ahora habla de forma descarnada de su última etapa en el Sevilla, no descarta ni mucho menos volver. Hasta lo desea. En otro campo que el de futbolista, obviamente. "Por el Sevilla pasaré seguro en el futuro, no sé si desde el banquillo, el despacho... Mis hijos me dicen que volvamos a nuestra casa, mi hijo pequeño nació allí. Pasé 17 años en Europa, estoy disfrutando del fútbol en mi país. Me estoy adaptando a este juego, con más calor, césped más secos... después de tantos años fuera. No está siendo fácil la adaptación, echamos de menos Sevilla".
"No vi el derbi, tenía entrenamiento, pero estoy contento porque el Sevilla iba por detrás en el marcador y fuera de casa", reconoció debido a que ahora, a sus 36 años, está embebido en otra aventura profesional, seguramente la última de su muy prolífica carrera. Y también elogió a Quique, su último entrenador en el Sevilla antes de su salida forzada por muy distintas circunstancias, entre ellas que entre lesiones y erosión competitiva ya no tenía el nivel para jugar en Europa. "Quique es un entrenador experto, me acuerdo de enfrentarme a él y el Sevilla tiene que asegurar, no fallar, él tiene experiencia", aseguró.
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