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Sevilla FC
La cabeza de Jorge Sampaoli está a punto de rodar y por ello el consejo ejecutivo del Sevilla acelera en negociaciones varias. Sobre todo, con la posibilidad de rebajar el despido del argentino, que no será en ningún caso barato, después de convencer a un entrenador que quiera hacerse cargo de la plantilla y salvar la categoría. La opción elegida es José Luis Mendilibar, un técnico que tiene el aval de haber dirigido en el Eibar a tres integrantes del actual plantel, Dmitrovic, Joan Jordán y Bryan Gil, sacándole a los tres el máximo rendimiento posible, y que ya dio su visto bueno a la operación.
Sin tiempo que perder el primer contacto se produjo en Madrid, concretamente por la mañana en un hotel del Paseo de la Castellana, el Hyatt Regency Hesperia, donde el propio Mendilibar se vio con emisarios sevillistas. Horas después, ETB daba por cerrado el acuerdo, que aún no es oficial. Dirigirá al equipo las 12 jornadas restantes (más la Europa League) y si logra la salvación vincularía su futuro un año más.
José Castro y Del Nido Carrasco, presidente y vicepresidente primero, cancelaron un viaje a Estados Unidos para el plan estratégico de expansión de la marca, algo que siempre sonó a chino para el aficionado y que en la situación actual todavía resulta más absurdo. A ellos se les unió por la mañana Monchi, que regresó con el equipo tras el partido ante el Getafe. Y también Fernando Navarro estuvo en la capital de España en contacto directo y reunido en persona con Mendilibar.
El giro es radical, de 180 grados, pero la confianza en Sampaoli era nula ya. En enero, las cuatro victorias en casa habían sido las riendas que sujetaban al impetuoso corcel de las dudas, que eran muchas incluso en esa fase. Ahora, entre febrero y lo que se lleva de marzo, tras la debacle ante el Osasuna en Nervión y el ridículo del Metropolitano, a lo que siguió un cara o cruz con el Almería que salió bien y otra derrota que también era la moneda cayendo del lado bueno en Estambul, el de Casilda ya no convence ni a sus mentores, Castro y Del Nido Jr.
Las quejas de un jugador serio como Bono hacen pensar que el vestuario ha perdido la confianza en él
Castro y Del Nido Carrasco cancelaron un viaje a EEUU y Monchi y Fernando Navarro viajaron a Madrid
Pero ha sido la claridad con la que ha hablado Bono lo que ha obligado a los dirigentes del Sevilla a la destitución, la misma que abortó ese cabezazo de Lamela ante el Almería. Hay parón y ya son varios los futbolistas que han criticado los planteamientos del entrenador. Antes había sido Acuña, siempre temperamental y racial, también Rakitic alguna vez, pero quien ponía a pensar al personal en la planta noble es el mensaje del siempre comedido, equilibrado y prudente Bono, uno de los directos damnificados de esa “idea” o “religión” con la que el de Casilda pretende pasar a la historia no se sabe de qué: el sacar la pelota por abajo desafiando la presión de los rivales.
En el Sevilla había ya desde hace semanas reuniones, conversaciones, susurros y –también hay que decirlo– gestiones con otros entrenadores. Las hubo tras el 6-1 del Atlético, con llamadas a varios candidatos.
Uno de los problemas ahora es el dinero. Tras gastar en el finiquito de Lopetegui cerca de 10 millones (o más) entre la ficha de la temporada corriente completa y la mitad de la próxima, echar a Sampaoli podría suponer otros 12 millones, pues tiene hasta 2024. Es lo que negociaba anoche el comité directivo, que estudia una cláusula en su contrato por la que si el Sevilla, llegando mayo, no está en puestos europeos podría desligar del contrato la segunda temporada. Esto habría que ver si es incompatible con la presencia en cuartos de la Europa League.
Negociar el finiquito con Sampaoli es una de las cuestiones más duras y lo que retrasa la oficialidad
El modelo de Mendilibar es totalmente lo contrario al de Sampaoli: busca llegar cuanto antes al campo rival y que el balón pase lo menos posible por el centro del campo. Aperturas a las bandas y extremos a pierna natural (así brilló Bryan Gil en el Eibar) para no perder tiempo y buscar centros aprovechando la desorganización del rival.
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