Del absentismo sintomático de En-Nesyri a la reivindicación rabiosa de Rafa Mir

Alavés - Sevilla | Nombres propios

Kike Salas empezó a perder el pulso con Kike García con la mala entrega en el 1-0 y Joan Jordán volvió a demostrar que necesita un guardaespaldas

Un desastre entre mensajes fallidos de Mendilibar (4-3)

En-Nesyri saca el balón de la portería tras el 1-1 del Sevilla.
En-Nesyri saca el balón de la portería tras el 1-1 del Sevilla. / L. Rico / Efe

La preocupante imagen del Sevilla en Mendizorroza tuvo muchos padres, empezando por la elección del once de Mendilibar. Entre los nombres propios del Sevilla apenas destaca por haber participado en las tres llegadas importantes, los dos goles y el remate al poste, Lamela, pero su juego de conducción y gambetas también contribuyó a la vuelta a lo que el propio técnico advirtió en la pausa de hidratación: apoyos y juego horizontal sin rupturas ni verticalidad.

El desastre fue completo, pese a la momentánea remontada sobre "acciones individuales". Desde los desajustes defensivos y el enorme hueco entre centrales y mediocampistas hasta la vuelta al fútbol anodino de conducciones y escaso juego por fuera con centros y al espacio.

El fracaso de En-Nesyri es el fracaso del Sevilla

El concepto colectivo fracasó por completo y en esa vuelta al juego previsible fue sintomático el pésimo partido de En-Nesyri, que se pierde cuando debe jugar de espaldas. El delantero titularísimo del Sevilla, hasta el punto de desplazar a Rafa Mir a una encauzada cesión al Valencia, no tuvo ni una acción positiva. No ganó ni un balón, no se puso de remate, aunque tampoco le llegaron centros medio decentes y cuando hubo alguno no tuvo anticipación. Su fracaso es el del juego del equipo.

Dmitrovic: contra el sol y contra Bono

Que Bono iba a salir se sabía desde que Mendilibar le dio galones a Dmitrovic. El caché del marroquí era ya muy elevado para soportar el rol de suplente. Y resulta que en la primera cita sin él, le caen cuatro al serbio. El sol en plena cara lo molestó demasiado en la primera parte, pero en la segunda dejó dudas ya a la sombrita... Un veterano como Kike García lo puso en evidencia.

Kike Salas, expuesto y desquiciado desde el 1-0

Que Mendilibar opte por un central de 21 años con su destino por definir teniendo a otro central, que llegó como capitán del San Lorenzo de Almagro, es arriesgado. Y el fútbol castigó la elección, o el mensaje que quiso enviar el técnico. Empezó metido en su pelea con Kike García, pero la pérdida del 1-0 lo descentró. En el 3-2 y el 4-2 le pintó la cara el veterano ariete.

Lamela al menos participó en las tres escasas llegadas

Su forma de conducir el balón, ese gambeteo con la zurda que ralentiza los ataques, saca de quicio muchas veces y ayuda a que el rival se repliegue. Es todo lo contrario que quiere su entrenador. Pero es lógico que Mendilibar lo ponga incluso sacrificándolo en la banda izquierda, cuando lo suyo es la pierna cambiada. En el 1-1 tuvo la suerte que le faltó en su precioso tiro al palo y que le sonrió en el hábil 1-2.

Joan Jordán necesita un guardaespaldas, si no...

Cuando el Sevilla opta por tener el balón, y en Mendizorroza rozó el 70% de posesión, Joan Jordán se ve desbordado siempre en las transiciones rápidas. Es un interior y no un mediocampista de cierre. Si encima tiene al lado a Rakitic, pues el erial en la medular se agranda. Pero es que con el actual Fernando tampoco rinde, quiere estar en muchos sitios y no llega.

Rafa Mir, la reivindicación rabiosa del que se va

Está casi hecha su cesión al Valencia, con el que el Sevilla recorta distancias para que el club che se haga cargo de la mayor parte de la amortización anual de su coste de traspaso además de su ficha. No comprende que haya sido tan desplazado por En-Nesyri y quizá por eso dejó ese arranque de rabia con su golazo: la ruptura con el control, el recorte y el chutazo escorado que se postula a gol de la jornada.

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