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Sevilla-Real Sociedad | Nombres propios
Felicidad plena entre los sevillistas tras un nuevo triunfo y tras comprobar los buenos réditos que le está dando la pareja formada por En-Nesyri e Isaac a Quique Flores y todo su cuerpo técnico. Los dos fabricaron el rápido 2-0 inicial, pero incluso pudieron protagonizar algún gol más de no errar el lebrijano en una de las cualidades que se le dan mejor, la definición.
El marroquí es un futbolista que depende muchísimo de su estado de confianza, de sentirse capaz de comerse el mundo y está claro que si se atreve a centrar con una rabona, es que ha cogido la ola buena en las playas cercanas a Lisboa. Se atreve con todo y ésa es una señal magnífica para el Sevilla y más allá de la anécdota de ese extraordinario golpeo en un centro está la fuerza con la que le pegó en el 2-0. Se entiende con Isaac como si estuviera con Bono jugando de delantero.
Es curioso, la mejor cualidad de Isaac está en su capacidad para definir, para no desaprovechar casi nunca las oportunidades que se le presenten para marcar un gol. Sin embargo, esta vez tuvo tres clarísimas con el balón delante de Álex Remiro y no fue capaz de meterla dentro... Pero es que el lebrijano hizo tantísimas cosas bien en lo referente al juego que merece el sobresaliente.
Excelente partido del medio centro francés, acudiendo a todos los sitios para tratar de cerrar las vías que iba creando la Real Sociedad con su buen juego de toque. Quique Flores le ha dado la confianza definitiva que necesitaba y también ha sabido rodearlo de otras piezas, de tal manera que no se vea solo en esa zona tan complicada, que al menos tengo un par de compañeros a dos o tres metros.
Afortunadamente para los sevillistas, el gol de Brais Méndez no tuvo mayor trascendencia en el marcador final, ya que la Real tenía poco tiempo para buscar el empate, pero en ese lanzamiento de falta debió hacer mucho más. Primero, porque el disparo se produjo por el palo que él tenía que proteger y después porque parecía fácil de repeler. Sí le hizo otra buena parada a Brais.
El defensa central volvió a rendir a un nivel notable, aunque tuvo un error que le pudo costar caro a los suyos. En la mano del penalti es innecesario que corra tantos riesgos en el fútbol de la modernidad, pues se premia el tino del delantero al acertar con el brazo del defensa. Más lógica fue la mano que produjo la falta del 3-2 de Brais Méndez, pues es imposible saltar con los brazos pegados al cuerpo. Sin embargo, se desquitó con su segundo gol en la Liga en un excelente cabezazo tras un no menos buen centro de Óliver Torres.
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