Tempus fugit: dos años de la Europa League del Sevilla de Lopetegui

Sevilla FC

Aparece lejísimos, por la sensación de pesimismo imperante en el sevillismo, el gran triunfo del técnico guipuzcoano con un equipo muy parecido, ya sin algunos baluartes clave

Fotos del Sevilla-Inter de Milán en la final de la Europa League

De Jong cabecea a la red anticipándose a Godín un centro de Jesús Navas tras una gran jugada de Joan Jordán y Banega (1-1).
De Jong cabecea a la red anticipándose a Godín un centro de Jesús Navas tras una gran jugada de Joan Jordán y Banega (1-1). / Efe
E. Florido

21 de agosto 2022 - 13:56

Ya no está Luuk de Jong, el héroe de la final ante el Inter; ni Banega, el director de aquella orquesta tan bien afinada que hizo sonar su melodía por los campos de Alemania; ni Reguilón, hombre clave en la remontada ante el Manchester United; tampoco están los dos centrales formidables, Koundé y Diego Carlos. Tal día como hoy, hace dos años justamente, el Sevilla ganaba su sexta Europa League y Julen Lopetegui era ensalzado como un héroe, entre abrazos y lágrimas.

Fue en Colonia, ante un gigante europeo como el Football Club Internazionale Milano, que además se había puesto por delante en el marcador en otro de aquellos penaltis que cometía Diego Carlos como para darle más épica a la historia. Se jugó en el Rhein Energie de Colonia, vacío con el extraño eco de la pandemia resonando en su volumen hueco.

Allí resonaron fortísimos los dos testarazos inconmensurables de De Jong, como respuesta al gol de penalti de Lukaku, a la postre artífice pasivo del triunfo al desviar lo justo la chilena de Diego Carlos hacia la red para el definitivo 3-2, ya en la segunda mitad, después del empate de cabeza de Godín.

La jugada del 1-1 fue para enmarcar, iniciada con una gran apertura a la banda de Banega, continuada por Joan Jordán y concluida con un centro de Jesús Navas que remató anticipándose en plancha a Godín De Jong, autor de otro impresionante cabezazo que superó en vaselina a Handanovic al saque de una falta de Banega en el 2-2. Y el 3-2 fue la recordada chilena de Diego Carlos, tras una falta, desviada por Lukaku.

Era un Sevilla que formó con Bono; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Reguilón; Fernando, Joan Jordán, Banega; Suso, Ocampos y De Jong. Munir salió por Ocampos en el minuto 71; Franco Vázquez por Suso en el 76; En-Nesyri por el bigoleador De Jong Gudelj en el 85 y Gudelj por Diego Carlos en el 86.

El Inter de Antonio Conte formó con Handanovic; Godín, De Vrij, Bastoni; D'Ambrossio, Barella, Brozovic, Gagliardini, Young; Lautaro Martínez y Lukaku. El Sevilla se las avío para frenar el potentísimo ataque nerozurro, aunque Bono tuvo que intervenir en alguna ocasión, como un mano a mano salvador y trascendental ante Lukaku con 2-2 en el marcador, en la segunda mitad.

El Sevilla ganó su sexta Europa League, su séptimo título europeo, como colofón a un impresionante sprint que empezó tras el parón del confinamiento, durante el que se recuperó de una lesión muscular Fernando. En la reanudación de la competición, el 11 de junio, el Sevilla se impuso al Betis en un silente y vacío Sánchez-Pizjuán, en la primera ocasión en que se jugaba un partido de Liga sin público por culpa del Covid-19.

Desde ese momento, el Sevilla fue desbocado hacia sus objetivos: quedó cuarto en la Liga y ganó la Europa League en aquel mini torneo alemán que se jugó sin público en dos semanas de agosto, a partido único.

En la perspectiva anterior, se veía casi imposible que el equipo de Lopetegui levantara el trofeo o alcanzase las últimas instancias del torneo. De entrada, debía eliminar a la potentísima Roma. La competición había quedado suspendida justo antes de la ida de los octavos de final de la Europa League, en Nervión, y justo antes del derbi, con Fernando lesionado.

Pero todo sopló de cara hacia un Sevilla que, gracias al trabajo de su cuerpo técnico, fue el que mejor se adaptó a aquellas complicadísimas circunstancias, inéditas y desconocidas, de tener que parar la competición para reanudarla tres meses después y hacerlo además sin público y con un calendario muy apretado. Todo salió a pedir de boca.

El Sevilla eliminó a la Roma con un paseo militar y goles de Reguilón y En-Nesyri. Luego ganó en cuartos con perseverancia al Wolverhampton, con un gol de Ocampos a pase de Banega, tras un penalti detenido por Bona a Raúl Jiménez, cometido por Diego Carlos sobre Adama Traoré. Y superó en las semifinales al Manchester United, en noche memorable de Bono y remontada con goles de Suso y De Jong, tras el gol de penalti de Bruno Fernandes, también de Diego Carlos.

Dos años después, apenas dos años después, un suspiro en un siglo, el mismo Sevilla de Lopetegui es un mar de incertidumbre y el sevillismo que celebró en la intimidad de sus hogares aquel logró que trajo luz en medio de las crisis del Covid está imbuido de pesimismo. Tempus fugit.

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