Doce años del día más triste jamás vivido por el sevillismo

El 28 de agosto es una fecha que nunca olvida el sevillismo. Hoy, hace doce años, la entidad nervionense vivía posiblemente el día más triste de su existencia (al menos la reciente) con el fallecimiento de Antonio Puerta, tres días después de caer desplomado cerca de la grada de Gol Sur del Sánchez-Pizjuán durante un partido de Liga ante el Getafe, el primero de aquella campaña 07-08.

Un fallo cardiaco provocó el fatal desenlace, que pilló al Sevilla de Juande Ramos concentrado en Grecia, donde el equipo disputaba un encuentro de la previa de la Champions League ante el AEK de Atenas que fue lógicamente aplazado.

El hombre que cambió la historia del Sevilla con un espectacular zurdazo ante el Schalke 04 se convertía en una leyenda, provocando infinidad de reacciones en el mundo del fútbol. El Sánchez-Pizjuán se convirtió en un santuario en el que no sólo el sevillismo, sino toda la ciudad se volcó para honrar la memoria de un joven deportista llamado a ser alguien importante en el fútbol. Internacional con España, su proyección era grandísima, así como su humanidad y talante sencillo y alegre.

Antonio Puerta dejó una gran huella en el club y hoy, como en la temporada pasada, la plantilla tendrá un gesto con el canterano tristemente fallecido en la estatua que se levanta en su memoria en la ciudad deportiva. Un ramo de flores y una fotografía de grupo servirá para recordarlo un año más, en esta ocasión con otro gran recuerdo hacia José Antonio Reyes, trágicamente desaparecido también en un accidente de tráfico este mismo verano –el 1 de junio– cuando volvía a Utrera de entrenar con el Extremadura, un siniestro que se cobraba además la vida de uno de los dos primos que viajaban con él.

Será una jornada muy emotiva para todo el sevillismo y para la plantilla, en particular para compañeros, como Jesús Navas, que vivieron junto a Puerta y junto a Reyes momentos importantes. Simbolos de la cantera que hoy mira adelante –con el estadio de la ciudad deportiva al que da nombre el palaciego– sin olvidar a los que, como el eterno 16, cambiaron la historia del club.