Bono, guardián de la hegemonía
El derbi sevillano | Frente a frente
El Sevilla vuelve a ganar el derbi liguero, el quinto en la era de Lopetegui, con una buena actuación de su portero titular, que superó al desafortunado Bravo, la apuesta de Pellegrini
La hegemonía liguera sevillista sigue vigente (2-1)
Toni Polster presenció el derbi junto a Domingo Pérez
Julen Lopetegui le ganó el pulso a Manuel Pellegrini. El entrenador guipuzcoano disputó su séptimo derbi desde que está en Nervión, el primero con afición en el estadio del Ramón Sánchez-Pizjuán, y ganó su quinto partido de rivalidad, por un empate, la Liga pasada, y una derrota, la de la Copa. En este último partido, el Sevilla no tenía a ninguno de los porteros del primer equipo. En el duelo que debía zanjar la guerra abierta con el palito, los porteros fueron claves de nuevo.
Bono es el guardián de la hegemonía sevillista, la de la solidez, la competitividad extrema, la solidaridad. Su partido pudo pasar desapercibido, pero siempre transmitió seguridad, y no sólo cuando actuó con los pies en los momentos en los que el Sevilla trató de amainar el zafarrancho del Betis en la segunda parte manoseando el balón, con él como medio centro del área. Mediada la segunda parte sacó una increíble mano a un tiro combado de rosca de Tello, que además rozó en Jesús Navas, que llevaba marchamo de gol. Fue en el minuto 63 y quedaba mucho partido.
Con un Sevilla nuevamente roto por los problemas físicos, con el Papu como nuevo integrante de la enfermería y ya con Diego Carlos en la ducha tras aguantar sólo la primera mitad, esa mano que Bono le sacó a Tello fue trascendental. Pero hubo más. El córner que botó Joaquín, que salió por el lesionado Fekir –la tijera artera de Acuña le dejó la rodilla lastimada–; la salida segura ante Borja Iglesias nada más reanudarse el partido y que el delantero no llegó a rematar; cómo tapó ante un disparo peligroso de Aitor Rubial que se fue alto; alguna salida de puños para plantar sus reales en el corazón del área y decir quién mandaba allí...
Bono, segurísimo
Siempre transmitió seguridad, propició el 2-0 con su saque largo y sostuvo al Sevilla tras el descanso: paradón a Tello en el 63
En la primera parte sí que pareció más un figurante. Pero también resultó trascendental: de su saque de puerta surgió, como un conejo de la chistera, el 2-0 del Sevilla. Ni Bartra ni Víctor Ruiz, más pendientes de En-Nesyri, despejaron, y el balón le cayó franco a Munir, quien batió de tiro cruzado con la zurda a Claudio Bravo.
El chileno le hizo un flaco favor a su compatriota, quien apostó por él para un partido de tal trascendencia en detrimento de Rui Silva, que traía una trayectoria de regularidad encomiable. Pellegrini apostó por la veteranía y Bravo falló en los dos goles.
Bravo, vencido
La sorpresa en el once de Pellegrini, junto a Tello, no devolvió la confianza: se precipitó en el penalti y estuvo blando en el 2-0
Primero, fue cuestionable su salida precipitada y sin medir el arrastre ante el veloz En-Nesyri. El penalti fue incontestable. Ni revisión de VAR requirió. Y luego dobló las dos manoplas ante el tiro de Munir. Quizá porque el disparo le salió blando, aunque ajustado, al delantero del Sevilla –recién salido por el lesionado Papu Gómez–, pensó que podría atajar en lugar de despejar a una mano. El balón besó casi mansamente las mallas, junto al poste, y se fue al traste todo el plan de Pellegrini.
A Lopetegui le salió perfecto el suyo. Salida en tromba, intensa, con presión alta, hasta que aguantaran las escasas fuerzas. El acierto premió esa valentía y el Sevilla, tras la renta lograda y sabedor de que la gasolina estaba ya en la reserva, contemporizó. Y ahí surgió la figura de Bono, un guardián de un estilo, un garante de la hegemonía. La importancia de un enorme portero.
Línea de fondo
Bono frustró el córner directo de Joaquín: El derbi de la Copa tuvo un momento clave que desencadenó la bronca: el córner directo que Fekir le coló al novato Alfonso Pastor. Fue el 1-1 y en la celebración bética fue lanzado el famoso palito. En pleno acoso bético durante la segunda parte, Joaquín, que relevó al lesionado Fekir, intentó repetirlo. Pero esta vez respondió segurísimo Bono.
Plan perfecto de Lopetegui: El técnico del Sevilla conocía mejor que nadie el límite de las fuerzas de su equipo, con varios lesionados clave y varios pilares muy tocados. Por eso apostó por la intensidad y la valentía para cobrar ventaja mientras tuviera fuerzas. Bravo no pudo parar esa tromba.
El yerro de Álex Moreno y el beso de Bono: La gran ocasión del Betis, paradón de Bono a Tello al margen, fue la que tuvo en su bota izquierda Álex Moreno en el minuto 81, tras un balón interior de Joaquín que no despejó Munir ante Bellerín, cuyo centro llegó franco al lateral zurdo. Empaló fuera con Bono batido, y éste le besó la cabeza con alivio...
Fallida apuesta en la veteranía de Bravo: Venía jugando Rui Silva desde que Claudio Bravo, cuyo último partido de Liga fue en Cornellá (1-4), se lesionó con Chile. Pellegrini apostó por su veteranía para un partido como el derbi y cabe la duda de si el portugués habría estado más acertado.
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