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El partido del Sevilla | Análisis
¿De qué se sorprendía Julen Lopetegui? ¿Alguien dudaba de que los rivales van a incomodar cada vez más a este Sevilla que sin Banega tiene más problemas que la temporada pasada para sacar el balón? El Betis tiró de una presión fuerte e intensa, hasta cierto punto agresiva, para que su enemigo no estuviera cómodo y se le cayera el plan previsto.
De hecho, no sólo lo neutralizó sino que obligó a cambiarlo. Porque el guipuzcoano esperaba con De Jong un Sevilla más dominador y un Betis más metido en su área, pero la primera parte se desarrolló de una manera distinta. Esa inmensidad de metros que tenía el holandés hasta el área de Claudio Bravo era un escenario más apropiado para la potencia de En-Nesyri, pero no sólo eso, sino que el sistema defensivo se protegía cada vez más en bloque de repliegue, generándose además muchos fuegos y situaciaciones complicadas por el pasillo central.
En el descanso el ex seleccionador apostó por variar la ruta y los resultados aparecieron, aunque no hubo continuidad tras el 0-1 y el Betis volvió a empujar.
Aunque Fernando es un jugador que por oficio y colocación raya a un nivel altísimo en la labor de tercer central por delante de la defensa, en esta ocasión no era una cuestión de nombres. Gudelj recuperó muchos balones, más que nadie, pero en su zona aparecían pasillos en cada ataque bético, aunque todo tenía que ver con la rapidez con la que el Sevilla perdía el balón. Acuña sufría mucho con Lainez tirando hacia dentro y los centrales andaban despistadillos defendiendo tan atrás.
Tras una fase en el que el equipo respiró con la presión de En-Nesyri, que lo estiró más, acabó otra vez defendiendo atrás.
El Betis no dio opción a que el Sevilla ejecutara su mejor juego, el de su presión arriba, y le salió con la misma medicina, una intensidad que incomodó su circulación. Aunque los índices de posesión fueron superiores del Sevilla (con 53,4% en la primera parte y 54,6% en total), las sensaciones no eran ésas. De hecho, lo explica que el partido se jugara un 32% en el tercio bajo del campo del Sevilla y un 23% en el del Betis, algo a lo que no está acostumbrado.
Cambiar el plan y rectificar hasta ponerse por delante.
De los tres minipartidos que se jugaron sólo ganó uno.
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