A un perdedor le sale siempre cruz (4-3)
Slavia Praga-Sevilla FC | Crónica
El Sevilla se despide del torneo en el que fue cinco veces campeón en el último minuto de la forma más cruel posible.
Los hombres de Machín tuvieron el pase en la mano, pero se encerraron y fueron castigados
Despedida cruel del Sevilla de la competición en la que fue capaz de proclamarse cinco veces campeón. El adiós no pudo ser más triste para los hombres de Pablo Machín, que cayeron precisamente cuando más fácil llegaron a tenerlo para clasificarse, después de un gol de Franco Vázquez que parecía meterlos ya en la siguiente eliminatoria, pero que no fueron capaces de defenderlo como se exige en estos niveles. Al final, justo sobre la hora, un barullo dentro del área acabó con el balón dentro de la portería mientras Kjaer se hacía prácticamente un ovillo en su afán por despejarlo sin llegar a ser capaz de hacerlo por la propia impericia del danés.
Fue el digno colofón para una eliminatoria esperpéntica por parte de los sevillistas, que parecían empeñados en caer ante este Slavia de Praga tan voluntarioso como corto de capacidad futbolística. Pero el principal enemigo no era en este caso el líder de la Fortuna Liga checa, era el propio Sevilla y éste se hizo el harakiri en la vuelta, tal y como ya había hecho en la ida para caer de una manera bastante indigna.
Sí, no es un menosprecio ponerle ese calificativo a la manera en la que fue eliminada la escuadra sevillista. Por mucho que el árbitro, el caserísimo Kulbakov, también tuviera mucho ver en el desenlace final, incluida esa última falta de Rog que pareció inexistente, ésta no puede ser una excusa para no cargar con dureza contra la forma en la que los nervionenses se despidieron de la que muchos, con razón, califican como su competición. No es ni medio normal que un equipo teóricamente superior se ponga por delante en el tiempo extra y sea incapaz de protegerse para evitar que el Slavia le hiciera dos goles con un fútbol tan rudimentario.
Son los conceptos globales que se agolpan en la mente a la hora de desmenuzar este litigio en la fría noche de Praga, pero el contenido tuvo mucho más que criticar en lo referente a un Sevilla que ya avisó desde muy prontito de que aquella no era su noche y que todo se podía torcer aún más de lo que ya venía todo desde la cita una semana antes en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Para empezar, Machín apostó por consolidar al equipo que derrotara a la Real Sociedad el pasado domingo, sin tener en cuenta que tal vez serían necesarios algunos de refresco para el esfuerzo que iba a demandar una cita con 120 minutos, una posibilidad que no cabía descartar. La única variación era la entrada de Kjaer en el lugar de Mercado y también del recuperado Vaclik para que el resto de los protagonistas fueran absolutamente los mismos.
El tiempo se encargaría de llevarle la contraria en este sentido al técnico soriano, pues muchos de sus futbolistas acabaron tremendamente cansados, sin que la sangre les llegara lo suficiente a la cabeza para tener la clarividencia necesaria. Pero tampoco esto sería el aspecto fundamental, ya que el gol de Franco Vázquez llegó en el minuto 98 y eso quería decir que el Sevilla había llegado hasta ese instante con la capacidad física suficiente para estar dentro del juego.
Lo hizo, además, después de sufrir el primer golpe muy prontito. A los 14 minutos, un córner pésimamente defendido, por Banega en primera instancia, acababa con la pelota dentro de la portería de Vaclik con suma facilidad. Al Sevilla comenzaba a torcérsele la cosa, pero no se iba a dar por vencido y después de una primera mitad bastante pobre de fútbol se encontró con un penalti que fue transformado por Ben Yedder.
Segunda oportunidad, pues, al filo del descanso. Pero el arranque del segundo periodo no podía ser más lamentable. Jesús Navas cargó las pistolas del caserísimo Kubalkov, que señaló otro penalti. El Slavia estaba de nuevo por delante y a los hombres que vestían de negro les tocaba sobreponerse de nuevo al golpe. Afortunadamente para ellos, Munir respondía bien prontito con la mejor acción del litigio futbolísticamente hablando. Dos a dos y el pulso estaba en lo más alto, aunque debió desequilibrarse antes de la prórroga de haber acertado Ben Yedder con todo a su favor. Pero el cabezazo del francés no fue bueno y Kolar tuvo tiempo para llegar prácticamente sobre la raya de gol.
Antes de arrancar el tiempo extra ya había entrado al campo Franco Vázquez, Andre Silva y Gonalons para tratar de meter algo más de fuerza y fútbol en las salidas. Y, paradójicamente, al Sevilla se le pondría todo de cara en un centro de Promes cabeceado espectacularmente por el Mudo.
Cualquier equipo campeón, como el Sevilla de Donetsk, hubiera tenido suficiente con ese espaldarazo, pero este Sevilla nada tiene que ver con aquél y entonces le salió la vena de perdedor. Un par de barullos le bastaron al Slavia para darle la vuelta a la eliminatoria y, ya con Rog por Ben Yedder y ¡todo el equipo encerrado!, para mandar a la calle a un grupo de futbolistas que no se merecen llegar más lejos. Es así de cruel como de triste. The end.
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