Dejarse la vida tiene premio gordo para el Sevilla (1-0)
La crónica Sevilla - Villarreal
Un gol de Ocampos en el arranque le da tres puntos de tremendo valor a un Sevilla que supo defender y proteger a Bono ante el dominio del Villarreal
El cuadro de Emery, un rival directo, se queda ya a 15 puntos de los nervionenses
Triunfo de tremendo valor para el Sevilla en esta empinada cuesta de diciembre. El cuadro de Lopetegui sumó tres nuevos puntos ante un rival de su propia Liga, ante un Villarreal de Emery al que ahora ya distancia nada más y nada menos que en 15 puntos (31 a 16) en la clasificación liguera. Fue, además, el premio a dejarse hasta la última gota de sudor, a sufrir hasta el aliento final para hacer bueno ese gol tempranero de Ocampos justo antes de que todo el estadio comenzara a recordar a Antonio Puerta por el minuto en el que acaeció el testarazo del argentino a pase de su compatriota Acuña.
Restaba mucho por delante entonces y muchas pequeñas batallas por ganar en las diferentes zonas del campo. El Sevilla las conquistó en la mayoría de las fases salvo en una ocasión muy puntual. Minuto 79, Estupiñán se interna por la banda izquierda del Villarreal y le sale un disparo mordido que conduce la pelota hacia la llegada de Gerard Moreno. El internacional español remata a medio metro de la portería de Bono con su pierna derecha y aún debe estar preguntándose cómo no entró la pelota. Vaya, él y el resto de la humanidad, incluidos los más de 30.000 sevillistas que se encontraban en el Ramón Sánchez-Pizjuán a la hora del almuerzo con la única misión de conducir a los suyos hasta un éxito tan necesario en este tramo del curso.
Fue tal vez la única vez que el Villarreal de Emery pudo rematar sin que ningún sevillista dificultara su remate. El resto era voluntad pura para taponar cualquier intento de lanzamiento para que éste no llegara a inquietar a Bono. Particularmente llamativo fue el que le tapó Delaney a Dia ya en los estertores del litigio. El Sevilla había vuelto a salvarse, aunque ahí lo hacía por méritos propios y no por el error ajeno. Porque la manera casi fundamentalista de ir a tapar todos los disparos fue brillante, digna de un encendido elogio tanto por parte del entrenador como de todos los que sienten la fe balompédica radicada en el sevillanísimo de Nervión.
Puede criticarse el estilo futbolístico, la falta de valentía en determinadas ocasiones para preferir un pase atrás del propio Delaney que seguir con la contra que tan bien estaba planteando Ocampos en un momento determinado del segundo periodo… Cuestión de gustos, pero lo que nadie podrá negarle a la tropa de Julen Lopetegui es que se parte el alma para darle alegrías a quienes los apoyan desde la grada, para engrandecer aún más la trayectoria de un grupo de futbolistas que está dispuesto a llegar hasta el final a base de sudar sangre si hiciera falta.
Trabajo
La tropa de Lopetegui se partió el alma para defender el gol de Ocampos en los momentos del segundo periodo en los que apretaba el Villarreal
Sin embargo, este Sevilla no es sólo esfuerzo, sudor y todas las palabras que se puedan buscar para narrar sus gestas heroicas, y la de esta cita contra el Villarreal se acercó a semejantes calificativos. El equipo que viste de blanco con las pequeñas rayitas rojas también tiene mucho fútbol para tumbar a los adversarios. Cierto que uno se queda siempre con las sensaciones finales de cada partido, y en eso era experto un Simeone que como futbolista le decía a los compañeros que había que correr los veinte minutos finales, que eran los que se quedaban en la retina de los aficionados cuando bajaban por las escaleras del estadio, pero el cuadro local sí fue capaz de plantear un buen partido de fútbol en el primer periodo.
Ante tal cúmulo de bajas por lesión, Lopetegui ideó el juego con Papu Gómez en una posición bastante indefinida. El argentino, teórico extremo izquierdo en el 1-4-3-3, tuvo libertad absoluta para moverse por todos los sitios en los que él estimase que le podía hacer más daño al Villarreal. Era el perdigón indetectable y así le hizo bastante daño al principio al riguroso esquema de Emery. El Papu ayudaba a sus compañeros para crear superioridades y también colaboraba a la hora de robarle el balón al Villarreal cuando intentaba salir jugando desde atrás a través de Rulli.
Indetectable
Papu Gómez se convirtió en el peón sin una posición fija para que el equipo de Emery sufriera con su juego en el primer periodo
Ya había avisado Rafa Mir (5’) en un cabezazo flojo tras uno de esos robos muy arriba por parte del Sevilla, después largaría un latigazo el Papu desde fuera del área y al tercer intento llegó el acierto. Acuña roba, se prolonga arriba y le pone un balón medido a Ocampos. El cabezazo de éste era franco, pero encima roza en Pau Torres para convertirse en letal. Alegría sevillista a la vista de la carga de kilómetros y las dificultades que se aventuraban por el cansancio y las bajas por lesión.
Era el minuto 16 y nadie podía imaginar entonces que aquello ya sería definitivo al finalizar los 99 que se litigaron. El Sevilla pudo incluso liquidar en el primer periodo, pero a Rafa Mir le anularon justamente un gol por fuera de juego previo de Montiel y hasta se permitió el lujo de desperdiciar una contra de seis contra dos antes de llegar al intermedio.
Lastimoso
El equipo sevillista se permitió el lujo de desperdiciar una contra en la primera mitad en la que iban seis atacantes contra dos defensores
En esa pausa todo iba a cambiar con la entrada de Gerard Moreno en lugar de Moi Gómez y conforme los anfitriones iban agotando la batería con nuevos inconvenientes que se les iban presentando, léase la lesión de Acuña por citar uno de ellos. Ahí estuvo el problema, en la falta de recambios, y sería milagroso que los tres puntos al final se quedaran en casa, algo en lo que también tuvo que ver el apoyo del público desde la grada.
Pero es que este Sevilla sabe sufrir hasta el último aliento para que todo pueda parecer que procede de situaciones que nada tienen que ver con este mundo. Mucho mejor así, los suyos son quienes gozan de esos milagros, pero que nadie se equivoque, todo es fruto de un gran equipo de fútbol, que encima sabe sufrir.
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