Correa, un príncipe por coronarse

Sevilla/El hecho de que estuviese en Sevilla bromeando con sus compañeros en el entrenamiento de ayer mientras la selección de su país se jugaba la vida esta madrugada para estar en el Mundial de Rusia es la evidencia de que le falta algo todavía para ser un grande, pero lo que apunta Joaquín Correa con su fútbol es mucho y muy importante.

El argentino es un futbolista diferente, tiene juventud (23 años) y toda una carrera por delante, aunque todavía no ha dado el paso definitivo para estar entre los mundialmente más valorados.

Elegancia, velocidad, calidad técnica, frescura, desparpajo y determinación para en un momento dado jugársela en un eslalon de regates como el que dejó en la retina de los sevillistas ante el Maribor para ponerle en bandeja el 1-0 a Ben Yedder. Correa es una perla que en cualquier momento puede lucir en el collar más lujoso y en el Sevilla, en su segunda temporada, empieza a decidir partidos, si bien no con la constancia y la regularidad que puede pedírsele a lo que hoy consideramos en el mundo del fútbol un crack.

También porque pese a todo lo apuntado, Correa no goza en el Sevilla de un peso específico como para ser considerado un titular fijo. Puede que las inversiones que el club realizó este verano con Jesús Navas y Nolito estén restando minutos y protagonismo a un jugador que ya sabe lo que es ponerse la camiseta de la selección argentina, a la que accedió de la mano de Jorge Sampaoli, quien lo utilizó en su periplo en el Sevilla en muchas ocasiones como delantero puro, como hombre más adelantado para explotar su velocidad y verticalidad en carrera.

Sin embargo, pese a que ha estado presente en las anteriores convocatorias de la albiceleste, en esta ocasión el técnico de Casilda sólo reclamó la presencia de Banega y Mercado para el duelo que tenía esta madrugada ante Perú, sin olvidar para el futuro al que es uno de los futbolistas más pujantes de la actual plantilla del Sevilla.

A Correa, que llegó a cambio de 12,5 millones de euros procedente de la Sampdoria en el último ejercicio en el que Monchi dirigió la secretaría técnica sevillista, se le ha afeado en su estancia en el club del Ramón Sánchez-Pizjuán su falta de resolución en situaciones de gol, un aspecto en el que él mismo ha reconocido que debe trabajar. Nadie duda que si Correa puliese ciertos detalles y eleva sus registros goleadores el precio que podría alcanzar en el mercado sería astronómico.

Otro de los defectos que el joven delantero tendría que corregir es una mayor presencia constante en el juego, ya que suele aparecer y desaparecer en un mismo partido. Sin esa continuidad, junto con la poca presencia en las alineaciones de Berizzo por las circunstancias que sean (aunque en la Liga de Campeones sí lo fue en los dos partidos, sólo ha sido titular en dos encuentros de Liga y en los dos fue sustituido), Correa no ha explotado como futbolista grande, si bien son varos los equipos de Europa que lo siguen de cerca y que han valorado hacer frente a su cláusula de rescisión.

En el contrato del futbolista, que está en la segunda temporada de las cinco que firmó, figuraba de inicio una penalización liberatoria de 25 millones de euros, si bien ayer mismo el diario Marca informaba de que esa cantidad ha aumentado hasta el doble (50 millones), aunque con la promesa de mejorarle las condiciones económicas.

Correa puede convertirse en un jugador muy goloso en el mercado capaz de alcanzar una cotización muy alta a poco que pula los tres o cuatro defectos que aún mantiene. Por contra, posee una zancada espectacular que le hace ser muy veloz, es fino, elegante y, lo mejor, puede actuar al máximo nivel en varios puestos de ataque, por ambas bandas y como delantero al espacio.