Cocción lenta, pasos firmes

El Sevilla, por sus intereses, juega con la impaciencia del PSG con Emery y Krychowiak. La llegada de Castro habilitará varias operaciones esta semana.

Jesús Alba Sevilla

26 de junio 2016 - 08:45

En Psicología, la llamada Ley de Atracción viene a decir que la impaciencia es uno de los principales motivos por el cual miles de personas no atraen lo que quieren. El sevillismo, montado en la espiral de las nuevas tecnologías y novedosos e inmediatos canales de información, viaja a una velocidad superior a la de la realidad del fútbol. Esa impaciencia se ha manifestado no pocas veces en críticas que sobrepasan el límite para llegar a ser ataques a los dirigentes, quienes tienen que mantener la cabeza fría para no dar un paso en falso.

Es verdad que el Sevilla, a día de hoy, está sin entrenador; que tiene ante sí la oportunidad de llevar a término una de las mayores ventas de su historia; y que sólo restan dos semanas mal contadas para que la temporada 16-17 dé sus primeros pasos con el comienzo de los entrenamientos.

Y tanto en el caso del entrenador como en el del futuro de Krychowiak, el Sevilla juega con las prisas del PSG, el club con el que está negociado tanto la desvinculación de Unai Emery como el traspaso del polaco, por el que los parisinos han hecho una oferta que, de momento, no satisface la idea que hay en el club nervionense.

Evidentemente, esta semana debe ser la definitiva para que tanto el PSG como el Sevilla anuncien el nombre de su nuevo entrenador. El club francés, que empieza la pretemporada antes que el cuadro sevillista, está obligado a solucionar este tema cuanto antes. Y si no tuvo problemas en abonar 22 millones de euros para despedir a Blanc, el Sevilla piensa exprimir el limón al máximo y considera que la cantidad que dilata ahora mismo el acuerdo (los impuestos que genere el pago de la cláusula de Emery de 1,5 millones) debe ser una propina para la cartera de Nasser Al-Khelaifi, dueño del PSG.

Otro detalle que no tiene quizá mucha importancia en la fase de negociación pero que en muchas operaciones es burocráticamente necesario se encuentra en la firma del presidente, así como la del vicepresidente. José Castro, de viaje de negocios en el continente americano la semana pasada, debe dar viabilidad a partir de mañana a no pocas operaciones a punto de cerrarse, como la marcha de Emery y la firma del contrato de Sampaoli.

En el tema de Krychowiak no ha habido cambios más allá de que el poderoso medio adquirió ayer, si cabe, más protagonismo al marcar el gol decisivo en la tanda de penaltis ante Suiza que da a Polonia el pase a cuartos de final de la Eurocopa. Ello, más que elevar su cotización, lo que debe hacer es acelerar la ansiedad del PSG y el Sevilla, sin prisas, espera que suba la primera oferta, sorpresivamente baja. El precio de la etiqueta no se cambia (45 millones es el dado a conocer para que lo manejen los medios), pero también se es consciente de que hay un compromiso con el jugador de no obturar su salida a un club nivel top en la medida de que todas las partes salgan beneficiadas y no es de extrañar que el Sevilla estuviera obligado a vender a partir de una determinada cifra y también con parámetros temporales, pues es habitual que las cláusulas de penalización oscilen por determinados supuestos o con fechas de entrada en vigor.

Además, ayer en Francia aseguraban que al Stade de Reims le correspondería un 10% de la plusvalía de Krychowiak en una venta, algo que este diario confirmó que es una afirmación a medias, puesto que el porcentaje es bastante inferior.

El Sevilla, para que la impaciencia la lleven los otros, se aferra a una cocción lenta pero segura. Es verdad que con la llegada de Castro -Kiyotake estaba firmado anteriormente a su marcha- las noticias irán con más rapidez, tanto en salidas (todo el foco está en Emery y en Krychowiak) como en entradas, con posibilidades cercanas para Dennis Praet, Roque Mesa y Ben Arfa.

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