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Sevilla FC - Stade Rennais | La previa

El Sevilla, con la esperanza de que retorne Koundé, afronta ante el Rennes el primero de dos miércoles en los que puede acercar el pase a octavos

La plantilla del Sevilla, en el entrenamiento previo al partido de hoy. / Juan Carlos Vázquez

No es lo mismo jugarse las papas con Dudelange, Apoel y Qarabag que hacerlo con Chelsea, Krasnodar y Stade Rennais. Nada que ver. En el vagón de la Champions apenas caben los jugadores de la segunda línea si no quieres descarrilar. A Julen Lopetegui no le hacía falta que nadie se lo dijera, pero el vasco lo comprueba con toda su crudeza en cuando se ha acelerado el carrusel de partidos de Champions y Liga.

Cuatro días después de la firme puesta en escena en Stamford Bridge, que obligó a un notable desgaste, sobrevino el paradigma de un partido rutinario, un Sevilla-Eibar. El meritorio equipo vasco llegó, metió piernas recias, marcó su golito, aguantó de pie no supo cómo y se llevó los tres puntos.

Y hoy, cuatro días después de ese inopinado tropiezo con los armeros, la UEFA despliega en Nervión toda su logística de estrellas sobre fondo azul, la mística de la Champions. Esto no para. No caben más lamentos y conviene a los sevillistas mirar con el ceño fruncido a un Stade Rennais con más fútbol que nombre. El objetivo, visto el peligro de perder comba en la zona alta de la Liga, es meridiano: sacar adelante los dos partidos seguidos de Champions en el Ramón Sánchez-Pizjuán, hoy y el miércoles que viene, para que la segunda vuelta abra una puerta a Lopetegui para repartir más los esfuerzos con el campeonato doméstico: tras recibir al Chelsea y antes de ir a Rennes, asoma por Nervión el Real Madrid.

Sumar siete puntos de nueve dejaría a la tropa blanquirroja en puertas de meterse en los octavos. Sólo con un impulso más en las tres jornadas restantes lo harían. Y en la cuarta jornada rinde visita a Krasnodar, el partido más asequible sobre el papel de los restantes para amarrar el objetivo.

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Y es que, visto el nivel actual de algunos suplentes del Sevilla, como a Lopetegui le dé por rotar a la mitad del equipo titular, cualquier rival medio de la muy competitiva Liga le mete las cabras en el corral, como ya hizo el Eibar.

Tras el partido de hoy ante un buen equipo francés, que va a exigir lo suyo, el Sevilla dispone de sólo tres días para visitar San Mamés. Para recuperarse de la fatiga, de los golpes. Y para afrontar esa presión que ya asoma por morar, cierto que con dos jornadas menos, en una parte de la tabla impropia.

Allí esperará un Athletic dolido, que ha empezado con enormes dudas, y por tanto deseoso de morder. Y con piernas frescas. Y con ganas de ajustar cuentas después de la última visita sevillista, donde refulgió la luz especial de un añorado Banega.

El Sevilla, con su enorme temporada 2019-20, se ha ganado el derecho a tamaña exigencia. Y ahora debe responder. Es más fácil que responda si en el eje, como clave de bóveda para sostener lo que le echen, está Fernando Reges. Y el fantástico medio brasileño retorna esta noche tras el magisterio que impartió en Londres.

Por lo que ahí respecta, Lopetegui no va a cavilar ni un minuto. El rompecabezas se dispersa por otras zonas del campo. Y en una, el rincón derecho de la zaga, que fue un seguro la pasada campaña: Jesús Navas. El inmarcesible jugador paleciego viene dando avisos sobre su fatiga muscular. Ha estado sin poderse entrenar, pero ya le ha pasado otras veces y al final ha saltado a la yerba.

La buena nueva del retorno de Koundé al trabajo grupal alimenta, incluso, sus opciones de volver ya hoy. No lo descarta el propio Lopetegui. Con el titán galo o no, volverá Bono a la portería, Joan Jordán saldrá con rabia tras pagar su desliz en Granada y arriba, Lopetegui dispondrá a su trío favorito: Suso, De Jong y Ocampos. Otra historia es que el curso del partido lleve al argentino al rincón donde explotó en la Liga, el derecho.

El Rennes anuncia un estilo audaz, ambicioso, a pesar del respeto que ya infunde el Sevilla en Europa, como se vio en el barrio de Chelsea. Los franceses lo tendrán más fácil ante esas gradas rojas y silentes. Y aunque no ruja Nervión, el Sevilla lo debe tener claro: ganar los dos miércoles seguidos bajo las estrellas será muy saludable para ese otro frente tan espinoso, llamado Liga.

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