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Sevilla FC
El 5 de mayo de 2013 se enfrentaban en un partido de cuartos de final de la Copa de Campeones dos juveniles llamados Carlos Fernández e Iñaki Williams. Uno militaba en el Sevilla, un Sevilla que buscaba además revalidar el título de Liga de la categoría que con Diego Martínez había ganado la temporada anterior en un club que presumía de su cantera. Golpes en el pecho, alusiones perennes a los campeones del mundo criados en la carretera de Utrera. Los Jesús Navas, Carlos Marchena, Sergio Ramos, José Antonio Reyes, Antonio Puerta… siempre en boca de sus dirigentes y de sus técnicos.
El Sevilla que entonces entrenaba Agustín López se proclamó campeón en una final en Balaídos contra el Celta de Santi Mina y hoy, siete años después, el poderoso delantero bilbaíno se erige en la estrella del Athletic de Marcelino que derrotó al Barcelona en la Supercopa de España en La Cartuja con un golazo de bandera y el espigado delantero de Castilleja de Guzmán, que marcó en aquel partido de juveniles ante el Athletic que el Sevilla ganó en A Madroa por 1-2, languidece con la mascarilla puesta en la grada del Sánchez-Pizjuán otro año más sin saber cuál va a ser su futuro.
Lógicamente, no se puede comparar la filosofía de un club con la del otro, pero el poderoso delantero vasco suma cerca de 300 partidos en la élite (214 en Primera), mientras que Carlos Fernández, en aquel 2013 mucho más valorado que Williams, sólo ha jugado 50 partidos en la máxima categoría liguera, de los cuales nada menos que 34 han sido con el Granada, club en el que militó cedido la pasada campaña.
El modelo de negocio en el Sevilla claramente va encaminado hacia otro proceso distinto y en ningún momento pone en valor el talento generado en sus escalafones inferiores. Casos como el de Iñaki Williams y Carlos Fernández hay muchos, se repiten cíclicamente en la historia del club nervionense, cuyos canteranos apenas sueñan con llegar al Sevilla Atlético y desde ahí hacerse un hueco en el fútbol profesional desde un primer salto a un equipo de Segunda.
En el Athletic el valor de Williams supera ya los 30 millones de euros y ha sido internacional absoluto con España (Carlos Fernández se quedó en la sub 21 y llegó a sonar para la lista de Luis Enrique durante su etapa en el Granada) y hace subir la cotización de otro delantero de su cantera, Viillalibre, que también jugó en la Supercopa de España ante el Barcelona y también marcó.
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