Opinión
Eduardo Florido
El estancamiento retórico de García Pimienta
Lenglet, al Barcelona
El Sevilla, de quien se desvinculó Lenglet para firmar por el Barcelona ayer, ha variado algo en los dos últimos años en su modelo de gestión de mercado. Sea por la presión de la afición o por su crecimiento, la era de los traspasos negociados, suculentos en muchos casos, de sus grandes figuras parece dar paso a la era de las cláusulas. Sobre todo si el comprador es español. Este jueves 12 de julio, un año justo después de la salida de Vitolo, salió del Sevilla Lenglet por la misma vía que el canario, el depósito en la sede de LaLiga de su cláusula de rescisión. El central francés firmará hoy por cinco temporadas con el Barcelona, que desveló que su nueva cláusula ascenderá a 300 millones de euros. Ahora, el Sevilla quiere dar el siguiente paso: aumentar dentro de sus posibilidades las cláusulas fijadas al fichar, que van en consonancia con los sueldos de los jugadores o de la flexibilidad de éstos. Amadou ha aceptado que se le fije en 65 millones, en un año caracterizado por la inflación.
La sede de los clubes recibió ayer los 35.9 millones de euros procedentes del Barcelona, y resultantes de los 35 millones que quedaron fijados en el contrato que firmó Lenglet con el Sevilla en enero de 2017 más el IPC –las cláusulas ya no llevan aparejadas impuestos–. Por Vitolo, el Atlético tuvo que pagar unos 37 millones (35 más IPC), aunque su caso no está resuelto. En Nervión siguen reclamando 10 millones más por la renovación acordada verbalmente.
No es una postura cómoda, ni mucho menos. El caso Vitolo, por el que José Castro aseguró que recurriría "al TAS, a Estrasburgo, al cielo eterno", tras una primera resolución negativa a su solicitud de cobrar esos 10 millones de más, es una prueba de ello. En el caso de Lenglet, el Sevilla también pierde algo por forzar su postura: el Barça se habría hecho cargo de los derechos de formación del Nancy, unos 3,5 millones de euros, si le hubiesen permitido un pago a plazos. Pero José Castro se enrocó en la indemnización.
"Hay cosas avanzadas para reforzar y mejorar una plantilla ya buena; en unos días culminaremos todo el trabajo de la dirección deportiva"
Pesa más el mensaje de intentar retener a las figuras que el dinero que podría cobrar, amén de que ahora tendrá liquidez inmediata para acometer varios fichajes pendientes. "A ver si ya que va acabando el Mundial hay más normalidad porque está la cosa muy alta. Hay cosas avanzadas y seguro que vamos a traer jugadores para reforzar y mejorar una plantilla ya buena. Dentro de unos días culminaremos todo el trabajo de la dirección deportiva", dijo Joaquín Caparrós en Onda Cero.
No es baladí esta cuestión. Pese a la bonanza económica de la que disfruta el Sevilla, el efectivo es fundamental para continuar con la política de reinvertir en la plantilla los ingresos que la plantilla genere, sin tocar otros ingresos regulares por derechos televisivos, que ascenderán esta temporada hasta casi rozar los 100 millones, los ingresos por competiciones, reducidos al no disputar Champions, o por patrocinios y abonos. El vender para crecer se mantiene en Nervión, pero desde una óptica distinta en la que los gestores sevillistas no estén tan al pairo de los caprichos del mercado español.
Otra prueba de ello es que ha solicitado al West Ham justo el doble de lo que le costó Franco Vázquez. Según Muchodeporte.com, el Sevilla ha pedido 30 millones para ahuyentar al club inglés o, en su defecto, ingresar un montante “fuera de mercado”. Pero su cláusula es de 40. El criterio varía según entienda el club quién es transferible y cuál es su destino.
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