El qué antes que el cómo

Tras el 0-2 de la ida y con una defensa remendada, el Sevilla acomete la vuelta mirando al Espanyol de reojo. Rami se une a Escudero en el parte de bajas.

El entrenador argentino Jorge Sampaoli alecciona a la plantilla sevillista.
El entrenador argentino Jorge Sampaoli alecciona a la plantilla sevillista.
Juan Antonio Solís

17 de agosto 2016 - 05:02

Agosto equivale a frenesí para el Sevilla contemporáneo. A frenesí del bueno. Con fútbol de verdad. Nada de bolos veraniegos en campos sembrados de hoyos, con equipos iniciales que en nada se parecen a los once que acaban el ensayo. Todo lo contrario. Con títulos en juego. No obstante, la vuelta de la Supercopa de España que mañana -literalmente, a eso de la una de la madrugada- se resolverá en Barcelona admite un matiz: el 0-2 de la ida jugada hace sólo tres días en Nervión invita a Jorge Sampaoli a mirar más allá. Al sábado. El Espanyol comparecerá entonces en el Ramón Sánchez-Pizjuán para alzar el telón de la Liga. Y convendrá preparar lo del Camp Nou mirando de reojo al vecino barcelonés.

Sampaoli se lleva hoy mismo a 19 jugadores en una lista muy circunstancial. Para empezar, apenas hay defensas. Por si no resultaba ya un agujero considerable las ausencias de Kolodziejczak, Nico Pareja y Carriço -tres titulares en la Supercopa de Europa ante el Real Madrid en Trondheim-, Escudero y Rami agravan ese vacío.

Diego González, que tan buenas sensaciones ha mostrado en los ensayos estivales, va a ser hoy titular. Y seguramente, en el corazón de la defensa. A su lado, el argentino Mercado, quien apenas ha jugado 90 minutos con la zamarra blanca del Sevilla. Mariano, para el que defender en la esquina derecha del Camp Nou ya suponía toda una papeleta, es posible que se tenga que desplazar hasta el ala siniestra, vistas las numerosísimas ausencias. Y el lateral derecho, si es así, será para otro canterano, David Carmona. Difícil imaginar una defensa más remendada.

Afrontar a Messi, Luis Suárez, Arda Turan, Denis Suárez o Rakitic en esa vasta pradera que es el Camp Nou era ya de por sí una empresa de órdago. Hacerlo sin los escudos más baqueteados multiplica la dificultad de conservar la integridad de la portería de Sergio Rico. Y esa premisa, la de mantener el cero en la propia portería, se antoja una premisa fundamental para agarrarse a un hilo de esperanza.

El objetivo roza lo milagroso, pero al Sevilla no le queda otra que intentarlo.

Ya antes del 0-2 de la ida, Sampaoli tenía previsto rotar mucho en esta vuelta. Tanto más con las bajas y el resultado del domingo, que llevan a ver aún más cercana esa sorda visita del Espanyol.

Por delante de la zaga, las variantes sí que aparecen ante los ojos del entrenador argentino. Iborra, que no jugó un solo minuto en la ida, se postula como bastión en el medio con Kranevitter o N'Zonzi, con más papeletas para el primero ya que el francés fue titular ante el Real Madrid y en la ida de esta Supercopa.

Y en la zona ofensiva, el abanico se abre definitivamente. Correa, Konoplyanka y Sarabia piden minutos y es posible que hoy dispongan de ellos desde el pitido inicial. Vitolo, Franco Vázquez y Kiyotake han tenido casi todo el protagonismo en los dos primeros encuentros oficiales y es presumible que también lo tengan en el estreno liguero del sábado por la noche.

Como punta de lanza, la ocasión es ideal para que Ben Yedder vaya soltando piernas y se acople poco a poco al engranaje.

Un engranaje cuyas piezas aún necesitan un considerable rodaje para que el mecano que monta Sampaoli funcione como él se propone. Como Monchi se propone.

Ante el Real Madrid, el Sevilla insinuó el nuevo ideario en una segunda parte de combinación que sí fue efectiva. Que sí contuvo fútbol profundo. En la primera parte ante el Barcelona, esa presión adelantada también obtuvo frutos pero el equipo se olvidó de lo primordial, de mirar a la portería contraria y de buscar el gol. En un partido y en otro, quedó claro que el proyecto sevillista está en fase embrionaria. Que está verde.

Esta noche, el qué se le ha puesto al Sevilla casi imposible. Y Sampaoli, que construye sus discursos en torno al cómo, salta a un escenario con grandes altavoces para mostrar que las formas se van acercando a su manual. El cómo contará muchísimo hoy. Pero muy pronto, el sábado, lo primordial volverá a ser... el qué: los puntos.

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