Añorando el defender hacia delante

El Derbi Sevillano | Informe del Sevilla

Al margen del nivel de los rivales, el Sevilla ha sufrido en este tramo no estar tan habituado a defender el bloque bajo y las transiciones

Jules Koundé.
Jules Koundé. / Daniel Rosell
Jesús Alba

14 de marzo 2021 - 08:03

En este punto no nos vamos a poner de acuerdo. Yo al menos con el resto de opiniones más o menos generalizadas. Para empezar, habría que poner en cuarentena que el equipo de Julen Lopetegui jugara bien en Dortmund y volviera a su –supuestamente– nivel habitual. Se señala el inciso de “supuestamente” porque no es lo mismo el potencial de un Cádiz, un Getafe o un Elche que el de un Barcelona contra las cuerdas o un Borussia Dortmund.

El Sevilla que perdió en Elche jugó con diez –se puede decir– suplentes y ni eso, pues para muchos De Jong también lo es, aunque no, aunque lo parezca, Rakitic. Y afirmar que el Sevilla recuperó su nivel en Dortmund es un poco faltar a la verdad, porque de un equipo que recibe dos goles, y el primero en la primera llegada del rival, no puede decirse que jugara bien. Mejoró en ataque o al menos fue más vistoso de centro del campo hacia adelante y lo intentó con garra y orgullo. Pero no, el Sevilla en Alemania no volvió a su nivel.

Todo esto viene para explicar cómo llega el Sevilla al derbi y cómo hay que contextualizar, a ser posible, todas las opiniones y relativizarlo todo.

El Sevilla llega en un bache del que trata de salir, pero un bache en el que inciden muchos factores, también el nivel de los rivales, las bajas, la acumulación de esfuerzos y la profundidad de una plantilla que ha acusado el cambio de pasar de competir en la Europa League a la Champions, y no es lo mismo. Pongamos como referencia la última mala racha de los de Lopetegui, un segmento de partidos que coincidió con las visitas a Barça y Chelsea (empates ambos que fueron elogiados) y a las que le sucedieron dos derrotas en Granada –con Carlos Fernández de titular– y Eibar en casa.

Sin balón

El Sevilla ha pasado de ser el menos goleado junto al Atlético y de superar Bono récords de minutos imbatido a recibir gol en casi media ocasión. Ante el Dortmund, tanto en casa como fuera, así ocurrió. Bastante menos con el Barcelona, aunque ante los de Koeman, llevados por el empuje de los azulgrana, sí defendió mucho más en bloque bajo, donde puede que los de Lopetegui no estén tan acostumbrados a hacerlo.

Si por algo se caracteriza el modelo del guipuzcoano es por su alta presión en zona adelantada, el robo tras la pérdida, y la intensidad con la que se emplea para impedir al rival progresar y salir de su campo, pero, si como el Barcelona, éste supera la primera línea de presión, las cosas cambian y jugadores como Fernando comiezan a no estar tan cómodos. El Sevilla es un equipo que defiende hacia delante, y ahí es de los mejores, si no el mejor. Defender hacia atrás no todos saben hacerlo, quizá el Atlético, y por ahí se puede explicar algo de lo que le ha pasado en estos diez días, en los que tuvo que defender en bloque bajo al Barça y al Dortmund en transiciones.

Con balón

Más allá de que todo ha coincidido con la baja y posterior reaclimatación de su mejor atacante la temporada pasada y posiblemente ésta, Lucas Ocampos, al Sevilla no se le han advertido cambios en su manera de atacar. Volvemos a lo de antes: no es igual defender hacia delante, recuperar arriba y atacar la desorganización del rival que da esa intensidad que hacerlo de otra manera. No hay equipo que pueda superar una defensa organizada si no es con pases horizontales que hagan que ésta tenga que bascular y aparezcan los espacios. Y sin espacios no hay ataque. Sin espacios y sin ritmo, y ahí sí puede decirse que ha fallado en alguna ocasión el Sevilla, pero los momentos son los momentos y la acumulación de esfuerzos y exigencias hace que aperezcan la fatiga muscular y la mental, igual de jodida.

Lo mejor

La intensidad sigue estando ahí y aparecerá en cualquier momento, como hizo en Alemania.

Lo peor

La defensa de la estrategia en zona.

A balón parado

Libres directos. El mejor golpeo con diferencia es el de Óscar Rodríguez, de derecha, pero no suele estar en el campo. La zurda de Suso y la diestra de Joan Jordán son habituales.

Córners y faltas laterales. Koundé es un gran rematador y De Jong también lo es. En el plano defensivo la interpretación de la zona ha costado muchos disgustos.

Las novedades

Papu Gómez. Apunta buenas cosas, algo distinto, pero parece no tener ritmo para aguantar un partido en esta Liga. Desde el extremo y saliendo de refresco ha sumado, pero llegó para jugar en el medio y en Elche naufragó como una patera de goma.

Rekik. De lateral quizá al estar más concentrado por no ser su puesto ha cumplido. De central hay que verlo, pero el nivel con respecto a Diego Carlos y Koundé desciende mucho.

Koundé; el genio de la lámpara

Pide tres deseos. Jules Koundé te los concede. Este genio con cara de niño y con cierto aire a Aladín es capaz de liderar, como han hecho los grandes, a su equipo desde atrás. Pocos pueden decir eso, si acaso Beckenbauer, Paolo Maldini y no mucho más. Velocidad, intuición, arrojo, excelente dominio de las coordenadas espacio-temporales... pero, sobre todo y más que nada, buena toma de decisiones. El francés sabe entender el juego como nadie y por eso marca las diferencias, tanto a la hora de defender como cuando rompe para crear superioridades numéricas por fuera o en los pasillos interiores. No estuvo nada fino en Dortmund (Lopetegui avisó de una lesión) y el sistema defensivo naufragó en su único momento de debilidad. Otros pueden fallar, él no. Y es que hasta los genios tienen días grises.

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