Año I después del "lío gordo" | La sexta Liga Europa para el Sevilla
Sevilla FC | Liga Europa
El club sevillista conmemora con inmenso placer el aniversario de su último título continental tras derrotar en la final al Inter de Milán (3-2) y en la semifinal a otro coloso como el Manchester United (2-1)
Monchi lanza un sentido tuit recordando aquella noche
Foco en Delaney... y en las salidas
Nueve y quince de la mañana del sábado 21 de agosto de 2021, cuenta de twitter de alguien llamado @leonsfdo y aparece el siguiente mensaje: "Hoy hace un año que montamos un lío gordo y con ello hicimos felices a mucha gente. No hay mejor premio para nuestro trabajo. Seguimos!!!". Abajo, una foto vertical de un hombre con una sonrisa de oreja a oreja, radiante, con una bufanda del Sevilla Fútbol Club anudada en el cuello y una copa que casi abraza junto a su hombro derecho.
El señor es Ramón Rodríguez Verdejo, los suyos lo conocen como Monchi desde que llegara de San Fernando para jugar en el Sevilla Atlético hace ya una infinidad de años y la foto refleja la felicidad que sentía aquel 21 de agosto de 2020 en el estadio del Colonia alemán. Los suyos, el equipo que él había vuelto a transformar en un equipazo después de retornar un año antes, acababan de conquistar en una fecha tan inhabitual para las finales, su sexta Liga Europa.
Todas han sido emotivas, particularmente la primera en Eindhoven debido a que acaeció después de medio siglo sin levantar un título y eso sirvió para quitar a todos los sevillistas el lastre de sentirse perdedores, pero esta sexta Liga Europa, conquistada por el Sevilla tras derrotar al Inter de Milán por 2-3 en una brillante final con dos goles de De Jong y otro de Diego Carlos con la ayuda de Lukaku, tuvo un sabor de lo más placentero para todos los aficionados nervionenses.
Después de dos años en la Roma, Monchi, el señor de la foto del tuit, había vuelto con mando en plaza. José Castro se puso en sus manos después de los fracasos en las apuestas por Óscar Arias y Joaquín Caparrós para la dirección deportiva. Aún siguen lastrando algunos de los futbolistas de entonces a la economía actual, aunque ya la mayoría fueran saliendo en operaciones de contrastado fracaso económico y deportivo en muchos de los casos.
El retornado director deportivo volvía con mando en plaza, con un proyecto que él consideraba incluso novedoso, y se puso manos a la obra con prontitud. Julen Lopetegui era la persona encargada para pilotar el bólido desde los banquillos, algo que no fue muy bien aceptado inicialmente por la mayor parte del sevillismo por su manera de dejar la selección española por el Real Madrid, el demonio para casi todos los seguidores de la entidad nervionense.
Además, comenzaron a llegar futbolistas en cascada desde que Diego Carlos se convertía en uno de los primeros fichajes de la nueva era de Monchi como director deportivo del Sevilla. Ocampos, desde el Olympique de Marsella; Koundé, una apuesta de más de 20 millones por un desconocido, para algunos, central del Burdeos; Fernando, un veterano medio centro que estaba ya de vuelta en Turquía; Reguilón, un lateral izquierdo prometedor cedido por el diablo de la capital de España; Bono, un guardameta que había descendido a Segunda con el Girona y que venía el último día casi tras la salida de Sergio Rico al PSG; Joan Jordán, otro de los primeros fichajes desde el Eibar; Óliver Torres, como apuesta de Lopetegui, que lo tuvo en el Oporto; Gudelj, desde el fútbol chino... Fueron muchos de los que le cambiaron la faz a un equipo en el que, no se olvide tampoco, ingresó Rony Lopes en medio de una operación de traspaso de Ben Yedder al Mónaco que no resultó tan rentable como las demás, pero de todo tiene que haber, está claro. En invierno llegarían también En-Nesyri y Suso para ayudar a que el equipo tuviera un punto más de nivel, como se comprobaría con la aportación de ambos en la Liga Europa.
Todos esos recién llegados, junto al eterno Jesús Navas, que sería el que levantara la copa de la Liga Europa en Colonia, se pusieron a remar para convertirse en un excelente equipo de fútbol. El Sevilla fue una máquina después del parón originado por la pandemia por coronavirus y ya se instaló definitivamente en los puestos que daban derecho a disputar la próxima temporada la Liga de Campeones. El éxito, en ese sentido, fue rotundo, cuartos en la Liga, pero restaba por delante la gran apuesta en el sistema de concentración ideado por la UEFA para acabar con sus competiciones después de finiquitar los torneos de las ligas nacionales.
La primera eliminatoria, todas a partido único y en el terreno neutral de Alemania a puerta cerrada, deparaba a la Roma como rival. El Sevilla fue el rotundo vencedor por 2-0 con los goles de Reguilón (22') y En-Nesyri (44'). Era el 6 de agosto, el litigio tenía lugar en el Schauinsland-Reisen-Arena de Duisburgo y ahí se reanudaba un brillante camino.
Ya concentrados hasta el día de la despedida en Alemania, la segunda estación deparaba al Wolverhampton en el otro rincón. 11 de agosto y no pudo ser más competido todo contra un rival con fuertes inversiones económicas en su plantilla. El guardameta Bono comenzaba su exhibición parándole un penalti al mexicano Raúl Jiménez, la estrella de la escuadra inglesa, y un cabezazo de Ocampos (88') decantaba la balanza hacia los sevillistas por uno a cero.
Otra vez en las semifinales y un terceto de equipos de echarse a temblar como posibles rivales, pero el cuadro estaba ya sorteado y el todopoderoso Manchester United era el siguiente. Un día especial, el 16 de agosto, y ya en el RheinEnergie Stadion de Colonia como escenario, el Sevilla acometía una de las mayores proezas futbolísticas de su historia. El rival jugó a un nivel altísimo, pero Bono le paró todo lo parable y hasta lo imparable a Martial, Rashford, Bruno Fernandes, Pogba y todos los integrantes de la constelación de un United que el año que entonces comenzaba acabaría segundo de la Premier tras el City. Pero los goles de Suso (26') y De Jong (78') le dieron la vuelta al penalti materializado por Bruno Fernandes (9') para conducir al Sevilla a la gran final de la Liga Europa.
Estaba el equipo sevillista a un paso de conquistar su sexto título de la competición, ni más ni menos que seis. Pero restaba un obstáculo considerable a saltar, el Inter de Antonio Conte, la escuadra que el año siguiente sería capaz de destronar a la Juventus en la Serie A italiana para proclamarse campeona. 21 de agosto de 2020, hace justo un año, y otra vez en el RheinEnergie Stadion de Colonia.
El Sevilla concedía de nuevo el penalti de cabecera en los minutos iniciales y Lukaku, el hombre por el que se acaban de pagar 115 millones de euros, sí, ¡115 millones de euros!, ponía por delante a los italianos. La final, como la semifinal, volvía a ponerse cuesta arriba. Pero De Jong, en su mejor servicio a la causa sevillista desde su contratación procedente del PSV, le daba la vuelta a todo en los minutos 12 y 33.
Godín volvió a colocar las tablas antes del descanso y después Bono se encargaría de mantener la llama viva hasta que Diego Carlos remató un córner con una chilena en el minuto 74 y la pelota entraba tras tocar en Lukaku. El Sevilla, con un gran Banega en su despedida, aguantó el acoso final del poderoso Inter y se trajo para la ciudad a la que representa y defiende su sexta Liga Europa.
Ya lo decía Monchi entonces y lo repetía en el tuit de un año después: "Montamos un lío gordo". Y tanto, de eso se trata en el fútbol de montar muchos líos gordos y el Sevilla ha sabido gozarlos en este siglo XXI tan venturoso para los suyos.
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