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Revolución con el agua al cuello: necesaria y tardía reestructuración en la medular del Sevilla

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La línea más reformada en invierno es la medular, clave en cualquier equipo, con la salida de dos pilares históricos y la llegada de dos jóvenes sin tiempo a la aclimatación

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Suso y Badé anteceden a Agoumé, Soumaré y Hannibal. / José Ángel García

El Sevilla 23-24, en la situación más angustiosa en este siglo XXI de largo y después de concretar ante el Osasuna la peor racha de partidos sin ganar en casa en la Liga, ha acometido en invierno la revolución que tuvo que hacer años atrás. Años en plural, puesto que desde al menos el mercado invernal de 2022, cuando Fernando se lesionó el tobillo y desmembró el rombo perfecto que formó con Bono, Koundé y Diego Carlos para sostener al Sevilla de Julen Lopetegui, ya se vio que a esta plantilla le hacía falta una vuelta como a un calcetín. Pero entonces, aún con Monchi al frente de la dirección deportiva, los rectores sevillistas se dejaron engatusar por la falsa zanahoria de la lucha por la Liga y se decantaron por fichar a dos hombres de ataque que fueron dos sonadísimos fracasos: Martial y Tecatito Corona. Por entonces, ya Rakitic daba señales de que carecía de ritmo para ser una pieza imprescindible y Fernando inició su lento pero inapelable declive.

Con Víctor Orta en el ojo del huracán por las réplicas que ha tenido por parte de Januzaj y Miguel Ángel Corona sobre sus argumentos para que el belga y Rafa Mir hayan permanecido en el Sevilla, toca también analizar en qué se ha fundamentado una corrección invernal que ha tenido en el centro del campo la línea con más cambios. Han salido Fernando, para irse a jugar al equipo de su pueblo, de poco más de 3.000 habitantes, y Rakitic. Es decir, dos de los capitanes y dos pilares de los últimos éxitos del Sevilla. Dos jugadores que han dejado una huella imborrable y forman parte de la mejor historia del club. Y que también dejan un hueco que tendría que haber sido cubierto mucho antes. Lo dicho, al menos hace dos años ya debería haber ido metiendo la dirección deportiva savia nueva en el eje, la columna vertebral de todo equipo.

Una rebaja de 30 años en la medular

Han sido cuatro las operaciones realizadas para darle la vuelta a la tortilla de la medular: los jovencísimos Agoumé y Hannibal (21 años) sustituyen a los veteranos Fernando (36) y Rakitic (35). Sumando las diferencias de edades, son casi 30 años. La incertidumbre llega porque estos dos jóvenes, en dos puestos clave, el medio de posición y el de creación ofensiva, no tendrán tiempo de aclimatación y Vallecas se presenta como la cita más asequible. Mirar el calendario que tiene por delante el Sevilla da auténtico pavor en el actual contexto.

Y, al margen de la altísima responsabilidad que tendrán los jóvenes para salvar al equipo del descenso, queda la duda de si las dos salidas de los veteranos ha tenido más que ver con la necesidad económica de un club sin ingresos ya por Europa ni por la Copa y con la imposibilidad de clasificarse la próxima temporada para competición europea que con los criterios estrictamente deportivos. Lo único cierto es que Fernando y Rakitic ya estaban superados por los acontecimientos y que sus fichas eran elevadísimas y liberarlas aunque sea sólo desde enero y febrero, respectivamente, ha supuesto un alivio para las arcas del club.

Dos jugadores por puesto en el eje

Víctor Orta habló del reparto de roles en el centro del campo en su balance de la planificación. En espera del lesionado Gudelj, hay cuatro centrocampistas: Agoumé, Soumaré, Joan Jordán y Sow. Cinco, concretó el director deportivo, pues "Quique Sánchez Flores considera centrocampista a Óliver Torres”. "En el famoso 5-3-2, tenemos a dos jugadores por puesto. Sow u Óliver pueden hacer la función de 8 ó 10. Agoumé la de 6 u 8. Soumaré la de 6 u 8. Y Hannibal, 8 o 10. Quizá Agoumé sea el más estático como 6. Salen seis, no cinco, son dos jugadores por puesto, lo habitual en una plantilla”, argumentó en un galimatías de roles, dorsales y piezas de la plantilla.

Y también defendió su apuesta por la juventud, por encima de que este momento no sea el idóneo para esa apuesta de futuro que quizá debería haber llegado en otro contexto. Víctor Orta explicó: "El jugador maduro y veterano lo tenemos. He intentado complementar ese perfil con un tipo de jugador que traiga energía, aire fresco... No hay una fórmula de que los veteranos saben jugar con el descenso y los jóvenes no. La media de edad del Valencia es la más baja y está peleando por Europa justo cuando el año pasado estaba peleando por el descenso. El jugador de veteranía lo tenemos. El jugador joven... Yo quiero la calidad, que no tiene nada que ver con el DNI. Barcelona, Real Madrid, Arsenal, tienen jugadores jóvenes de mucha calidad. Alejo Véliz era muy deseado en el verano de 2023 y en febrero de 2024 está cedido en el Sevilla".

Pero, ¿era el momento para depositar esa alta responsabilidad en dos jóvenes que no conocen la Liga y que vienen de un déficit de rendimiento en sus equipos de procedencia? ¿Jugándose el Sevilla lo que se juega? Oportuna o no, era necesaria. Y ahora el Sevilla ha visto como, por fin, su medular ha sufrido la revolución deseada, con el pequeño inconveniente de que ni Agoumé ni Hannibal tendrán tiempo de aclimatación por mucho que Quique deje al segundo sin convocar o sin jugar porque, según él, tiene que "entender dónde está". El escenario es el que es. El Sevilla se va a jugar la vida en cada partido y son estos futbolistas los que tendrán que salvar la papeleta. Porque la revolución, tan necesaria y tan solicitada, llega muy tarde.

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